El turismo en Asturies sigue batiendo récords. A falta de datos de los Airbnb, pisos turísticos y otros alojamientos extrahoteleros, el Principado tuvo 6.064.178 de pernoctaciones en 2022. Una importante fuente de ingresos y empleo para la economía asturiana, pero también de gastos. Y es que los turistas no solo dejan dinero en hoteles, restaurantes y comercios, sino que también usan los servicios públicos y las infraestructuras que aportan comunidad y ayuntamientos, algunos de ellos muy pequeños y con pocos ingresos. Asimismo, el turismo tiene otros impactos de tipo ambiental, como tráfico, contaminación, masificación y deterioro de de playas y otros espacios naturales, o subida de los precios para los autóctonos, algo que se nota sobre todo en los alquileres de las ciudades y pueblos que más se están orientando a recibir viajeros. Una noche en agosto en un piso turístico de Cimavilla, Xixón, puede llegar a los 120 euros, pero en temporada baja ese mismo apartamento es probable que no baje de los 80 euros. La desestacionalización del turismo, algo muy buscado por las administraciones públicas, convierte el alquiler turístico en un negocio con público durante todo el año. Conclusión: muchos propietarios deciden orientar sus pisos al alquiler turístico con la consiguiente generación de escasez en el mercado y la subida de los precios del alquiler convencional.
“Compensar los impactos negativos del turismo es el motivo por el que muchos lugares de Europa y de España están optando por aplicar ecotasas”
Compensar los impactos negativos del turismo es el motivo por el que muchos lugares de Europa y de España están optando por aplicar ecotasas a esta actividad económica. Más de 150 ciudades en 21 países aplican este impuesto a sus visitantes con distintas fórmulas, ya sea cobrando un porcentaje de la pernoctación (Berlín un 5%, Viena un 3,2% o Budapest un 4%) o estableciendo un rango de dinero a pagar por noche (entre 0,22 y 4,44 euros en París, o entre 0,25 y 1 euros en Croacia). En el Mediterráneo español también se han implantado estas ecotasas. A Catalunya e Illes Balears se acaba de sumar Valencia, con un impuesto de 0,5 céntimos para los alojamientos más baratos y de 2 euros para los más caros. Barcelona, con su propia ecotasa desde 2020, aspira a recaudar 100 millones de euros en 2024 con la subida progresiva que tiene prevista en sus ordenanzas fiscales.

Frente a los que plantearon una fuga de turistas con la implantación de la ecotasa, las cifras del sector desmienten este tipo de predicciones catastrofistas. En 2022 Barcelona tuvo 9,7 millones de turistas, recuperando en un 81% los niveles prepandémicos.
En Asturies el PSOE ha rechazado la propuesta de IU de implantar la ecotasa, algo que la coalición de izquierdas lleva tiempo defendiendo y que en la última negociación presupuestaria puso otra vez sobre la mesa. En el empresariado hay división de opiniones. La medida ha sido rechazada de manera tajante por OTEA, la patronal hostelera, que considera que disminuiría la competitividad asturiana como destino turístico, pero no así por la FADE. La federación de empresarios no ve mal el impuesto verde siempre y cuando su gestión revierta en mejoras para el sector turístico.

Ovidio Zapico, coordinador de IU, estima que con las excelentes cifras de 2022 la ecotasa podría haber generado unos 10 millones de euros de recaudación entre impuestos a pernoctaciones y a otras actividades turísticas como el descenso del río Sella en canoa o los servicio de desplazamiento a los Lagos de Covadonga y a Poncebos/Sotres. Sobre esto último, en IU calculan que con un 2% de recargo al precio del billete se obtendrían unos 47.000 euros. Zapico considera que esos 10 millones de euros “son una partida muy considerable que debería usarse para un gran plan de empleo en la Asturias rural”. Y es que el dinero recaudado por una ecotasa debe siempre revertirse a objetivos relacionados con el medioambiente y la sostenibilidad.
También en Podemos apoyan esta iniciativa. Diego Ruiz de la Peña, su portavoz en Llanes, uno de los concejos más turísticos de Asturies, presentó en 2020 un plan de turismo sostenible que incorporaba la propuesta de una ecotasa local de 0,90 céntimos. El turismo supone ingresos para el concejo, pero también una sobrecarga de los servicios de una población de 13.000 habitantes que en los meses de verano recibe más de 80.000 visitantes. En 2022 fue el único destino de España que mejoró las cifras anteriores a la pandemia. En Podemos creen que con la tasa local se podrían ingresar 190.000 euros. Una cifra considerable para una localidad con un presupuesto de unos 18 millones de euros.