La Plataforma por la restauración de las marismas de Maqua sigue reclamando a la Administración que actúe para sanear una zona ambientalmente degradada que se sitúa entre el núcleo de Zelúan, la estación depuradora de aguas residuales de Maqua, el polígono industrial y la carretera AS-329. Esta superficie de unos 100.000 m2 se ubica en su mayoría en el concejo de Avilés y alrededor del 30% en Gozón.
En el año 2011, el grupo ornitológico MAVEA de Avilés pidió a la Demarcación de Costas en Asturias la recuperación de esos terrenos. Comenzaron a surgir obstáculos, como el intento de calificarlos como zona de servicio portuario, que debía partir de la modificación del Plan de Ordenación de Urbana de Avilés en el año 2015, aunque aquello no prosperó. En ese momento ya se habían presentado más de 5.000 firmas ciudadanas para exigir su rehabilitación medioambiental. También se sacó a concurso público la redacción de un proyecto de recuperación del área, pero ahí murió porque lo que pretendían hacer no convencía a ninguno de los sectores implicados.

Ahora, la lucha continúa y se ha constituido la Plataforma mencionada con más de una veintena de entidades que aglutina a ecologistas; a grupos de ornitología locales, regionales o estatales, como los de Irún o Alicante; a movimientos scout; espeleólogos o asociaciones de vecinos como la de Llaranes de Avilés o Enlaze de Laviana, entre otros. Persisten en la necesidad de reparar esta zona y la Administración ni responde, como indica David Díaz Delgado, portavoz de la agrupación. Además, destaca la concurrencia de otro problema: las marismas de Maqua comenzaron a desecarse alrededor de 1910 gracias a una concesión para usos agrícolas de esas tierras, aunque en la década de los 80 aún no habían completado el proceso. A finales del siglo XX, ocupando parcialmente esos terrenos, se construyó la estación depuradora de aguas de Avilés, pero ese equipamiento además de levantarse ilegalmente en costas del Estado, no cumple con los estándares de la Unión Europea y hay que remozarla. Por ello podría darse una buena oportunidad de acometer esas actuaciones de una manera conjunta.

Mejoras en zona protegida
Díaz explica que es imprescindible que se saquen los rellenos industriales y otro tipo de escombros, porque ese espacio se fue utilizando para depositarlos de forma poco legal. “No existe hormigón, pero sí capas y capas que se han ido poniendo durante décadas, aunque tampoco se actuó así de forma planificada, simplemente la gente tiraba allí lo que le sobraba”. Además, desde la Plataforma aspiran a que el lugar vuelva a disfrutar de flujo intermareal, es decir, que la cantidad de agua que fluya dependa de las mareas y “no lo que nos proponían desde la Demarcación de Costas hace tres años, que era una mera actuación paisajística, podríamos decir. Querían hacer un par de lagunas y con la tierra que sacaban de allí, amontonarla en otro lado y crear una zona guapita para el disfrute, para ir a pasear la gente y tal. Evidentemente, está mejor eso que no tenerlo todo lleno del plumero de la pampa, pero eso no es una restauración como la que queremos. Lo que queremos es una restauración integral y que aquello vuelva a ser similar a una marisma como la que había”.

La base legal para esas obras reposa en la normativa europea y estatal. Así, para contribuir a la conservación de la biodiversidad y a la restauración de ecosistemas, se crea por una Directiva de la UE la Red Ecológica Europea Natura 2000. Esta Red está integrada por las Zonas Especiales de Conservación (ZEC) y las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). En España, el Decreto 154/2014, declara Zona Especial de Conservación Cabo Busto-Luanco, que incluye, entre otros, el monumento natural de la charca de Zeluán y la ensenada de Llodero. Desde la Plataforma aseguran que por sus características se podría financiar esa propuesta a través de las ayudas para proyectos europeos vinculadas a ecosistemas y que además, se publican muchas convocatorias. Por eso Díaz entiende que se trata más bien de “un tema de voluntad política. Avilés siempre fue conocido por la contaminación, por los malos humos, por los olores, por todas las consecuencias de aquella industrialización tan a lo bestia; el hecho de que pudiera ser conocido por lo contrario, es decir, por un proyecto de restauración que genere una ampliación de un espacio protegido sería un cambio radical también en la visión que la gente podría tener de Avilés. Se aumentaría el espacio protegido en un enclave de los mejores para las aves en todo el Cantábrico, lo cual tendría un efecto muy positivo sobre el turismo de naturaleza”.