El movimiento por la sanidad pública asturiana sigue creciendo y señala la amenaza de los seguros privados

Más de 5.000 personas se manifiestan en Xixón para denunciar la falta de personal y el deterioro del sistema asturiano.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

“Barbón escucha, la sanidad está en la lucha” gritaba este sábado una multitud de manifestantes en las calles de Xixón. La movilización, convocada en solitario por la Asociación de Trabajadores Asturianos de la Sanidad (ATAS), de manera asamblearia y horizontal, “sin siglas políticas ni sindicales”, pero respaldada por organizaciones políticas, sindicales y sociales, y sobre todo centenares de ciudadanos anónimos, supone un paso más en la elevación del conflicto en la sanidad asturiana. Los días de la pandemia y del orgullo de la respuesta modélica de la sanidad asturiana comienzan a quedar lejos, y avanza una percepción mucho más sombría de lo que hasta hace poco se percibía como “oasis sanitario”.

En torno a unas 5.000 personas desfilaron entre la Plazuela de San Miguel y la Plaza del Carmen en una marcha con una notable presencia de jóvenes familias y carritos de bebé, y que superó en asistencia a la celebrada el pasado mes en Oviedo/Uviéu.

“Hay veces que en el turno de mañanas terminamos a la una de levantar a los pacientes”

ATAS, convocante de la manifestación, ha rechazado el acuerdo alcanzado por el Sespa y la mayoría de los representantes de las organizaciones sindicales de la sanidad -todos excepto SICEPA-USIPA– por el que se mejora las condiciones laborales, organizativas y retributivas de los profesionales. El acuerdo incluye 17 puntos que reconocen los diferentes sistemas del trabajo del personal del Sespa como la atención continuada, el trabajo a turnos y las denominadas jornadas deslizadas.

Foto: David Aguilar Sánchez

Mientras la mayoría los sindicatos médicos han pactado mejoras económicas con la administración autonómica, enfermeras, técnicas auxiliares y celadores, el motor de la movilización de este sábado, consideran que los problemas en la sanidad asturiana no se resuelve con aumentos salariales, sino con más personal y una gestión más eficaz de los recursos. Denuncian que la falta de plantilla y la sobreexplotación del personal repercute en la calidad de la atención.

“Hay veces que en el turno de mañanas terminamos a la una de levantar a los pacientes porque no tenemos más personal para hacerlo”, comentaba Cristina Lorenzo, técnica de auxiliar de enfermería, asistente a la marcha. Su hermana Vero, también trabajadora sanitaria, lo tiene claro: “prefiero tener una compañera más antes que una subida salarial de 30 euros”.

Foto: David Aguilar Sánchez

Las trabajadoras y trabajadores de la sanidad denuncian agotamiento, cansancio, inestabilidad laboral y precariedad, pero también dificultad para conciliar empleo y familia. En una palabra: “queme”.

Las batas blancas eran muchas, pero solo con ellas no se podrían haber llenado este sábado las calles de Xixón. Y es que la otra parte de la manifestación, fue esa ciudadanía igualmente harta y quemada, que a lo largo de estas semanas ha ido rebotando en guasaps y redes sociales el cartel de la convocatoria, a la que centenares de ciudadanos se han adherido no solo por solidaridad con el personal sanitario.

Foto: David Aguilar Sánchez

A pesar de que Asturies es la comunidad que más invierte en salud por habitante, muchos asturianos y asturianas sienten que esa inversión no les está llegando. Las listas de espera para operaciones, pruebas y consultas de especialistas, así como los problemas en los centros de salud, son los factores que están haciendo caer en picado la confianza de la sociedad asturiana en un sistema público del que hasta hace poco se presumía como uno de los mejores del país.

Foto: David Aguilar Sánchez

Alexia Fernández, vecina de Avilés, acude más al centro de salud desde que es madre, y se desespera cada vez que necesita pedir cita: “muchas veces no te cogen el teléfono porque no dan a basto”. También Teresa Dopazo, pensionista, vecina de Castrillón, se queja del deterioro de la asistencia primaria en su centro de salud, sobre todo a cuenta de la atención telefónica. Mercedes, Covi y Rosa, amigas y vecinas de tres barrios distintos de Xixón, Pumarín, Cimavilla y Contrueces, coinciden en que “desde el Covid la calidad bajó mucho”. Este sábado todas ellas han querido manifestarse por la mejora de una sanidad pública cuyo futuro les preocupa.

Desde la Asociación de Trabajadores Asturianos de la Sanidad denuncian que el deterioro de la sanidad pública invita a la fuga de las clases medias a los seguros privados. Los sanitarios saben que cuando un servicio público solo beneficia a los más pobres la inversión pública tiende a caer, pasa a ser considerado marginal, y la atención se resiente.

“Ya un 20% de la población asturiana tiene seguro privado”

La sanidad privada crece en Asturies, en gran medida con el apoyo de la administración asturiana, denuncian. Ya un 20% de la población tiene un seguro privado. Lejos de los niveles de Madrid o Catalunya, pero creciendo. Por eso, el “Nada, nada, nada, nada para la privada”, fue otro de los cantos más coreados al término de la marcha en El Carmen.

Foto: David Aguilar Sánchez

En el manifiesto final, Arantxa García, enfermera del HUCA, interpeló directamente al presidente Adrián Barbón reclamándole un cambio en la gestión y sobre todo más personal para cuidar mejor. También le afeó que todavía no haya recibido al movimiento, a pesar de haber entonando el “mea culpa” sobre los problemas en el sistema público de salud.

Las elecciones de mayo irán de sanidad. Así lo ha fijado Barbón con el fichaje como número dos de la gerente del SESPA, Concepción Saavedra, y así lo ha fijado también el movimiento por la sanidad pública, que va a seguir movilizándose de cara a mantener vivo el debate sanitario en un momento clave como son las elecciones autonómicas. Acertarán aquellos partidos que mejor sepan escuchar a la calle y conectar con lo que empieza a ser uno de los dolores más fuertes de la sociedad asturiana.

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