El nuevo reparto de Berlín se dio cita en Oviedo

Acaba de concluir en la capital asturiana el foro FOCAE, una cita del mundo empresarial español y los países africanos, de aires neocoloniales.

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Manuel Galán
Manuel Galán
Africanista. Activista por los derechos de la gente joven en la Asociación Matumaini, promotor cultural y trashumante en Somiedo, donde escribo para La Voz del Trubia.

Acaba de concluir. El 30 y 31 de marzo se reunieron en Oviedo el mundo empresarial español y el diplomático africano. Aquel, representado por multinacionales españolas y éste, por personal diplomático de países como Gabón, Nigeria, Kenia, Guinea Ecuatorial, Sudán, Sudáfrica o Marruecos. Un amplio abanico que representa a 18 de los 54 países del continente vecino.

No deja de ser curioso el caso de Guinea ecuatorial donde gobierna la familia Obiang con puño de hierro desde el año 79 y se vulneran sistemáticamente los derechos humanos. Hace apenas dos meses murió en la cárcel Julio Obama, español ecuatoguineano líder opositor secuestrado por el régimen de Obiang en el 2019. El Gobierno español solicitó información al gobierno guineano por las causas de la muerte zanjadas por éste con el argumento de que el opositor español recibió un juicio justo y que murió en la cárcel a causa de una enfermedad. Organizaciones humanitarias cuestionan la justicia en el proceso. Punto y final. Guinea ecuatorial ha sido uno de los países invitados. Es el doble rasero para medir la relación con un país. En función de la cercanía, alianzas estratégicas e intereses comerciales, nos posicionamos de una u otra forma en la defensa de los derechos humanos. Marruecos y Guinea ecuatorial son un buen ejemplo. Una vez que se permite su deterioro, los derechos se van deteriorando más, imperando un pacto de silencio como ocurrió en junio del 2022 con las muertes silenciadas en la valla de Melilla. Marruecos fue otro de los países invitados.

A menudo, nuestro imaginario del continente africano, se debate entre la posición afro-pesimista o afro-optimista. Los 90 se consideraron la década perdida del desarrollo de los países africanos. En ese tiempo pesaba la mirada afro-pesimista del continente. La corrupción interna tras las independencias junto a la explotación de las materias primas por parte de multinacionales extranjeras, la deuda y sus intereses y los planes de ajuste estructural, dieron por traste cualquier posibilidad de recuperación económica tras décadas de depredación colonial, provocando el aumento de los indicadores de pobreza de manera alarmante en el continente.

“Los 90 se consideraron la década perdida del desarrollo de los países africanos”

Sin embargo, para el afro-optimista, África es un continente cuya demografía es joven y, por tanto, que ofrece un gran potencial productivo. Ello, unido a los cambios gubernamentales y, cada vez, más pacíficos, hacen de África una tierra de oportunidades, con un aumento de las clases pudientes, el emprendimiento y el consumo. Crecimientos sostenidos superiores al 5% de muchas economías africanas hacen el resto. No es baladí que de los diez países que más han crecido a nivel internacional en el 2022, cinco son africanos. El Informe sobre la Riqueza de África del 2022, revela que cinco países del continente atesoran el 50% de la riqueza africana. De ellos, solo Egipto no estuvo presente en las Mesas del Foro organizado por FOCAE. Nigeria, Marruecos, Sudáfrica y Kenia estuvieron representados en el Foro.

De continente sin esperanza al auge de África en solo diez años, titulaba La Vanguardia en el 2019. África, el continente del futuro, encabezaba la revista bimestral del mismo periódico a finales del 2019. A partir del 2000 comienza la carrera por la inversión en el continente. La entrada de China generó debate y confusión a partes iguales, también detractores y defensores de su papel. No hay, en definitiva, una visión homogénea africana sobre el papel de China en el continente, si bien siempre flota esta pregunta en el ambiente: ¿Es China otro explotador más de los ricos recursos naturales de África o es un ejemplo de solidaridad sur-sur? Y, de fondo, está la violación o no de los derechos laborales y la defensa o no de los derechos humanos. La Unión Europea ha ido consolidando su papel en el continente con inversiones en sectores estratégicos como el eléctrico y con amplia presencia de ONGD alimentadas por el crecimiento exponencial de los presupuestos de ayuda al desarrollo que empiezan, en los primeros años del siglo XXI, a fijar su mirada en el continente en sectores como la salud. No olvidemos que es momento de bonanza en los presupuestos estatales de la AECID (se alcanzó el 0,5% de la RNB en el 2008) y que el VIH/SIDA hace estragos en el continente con una elevada morbimortalidad entre la población junto a una galopante estigmatización de las personas infectadas. Es, también, el momento en que Estados Unidos, a través de la Agencia de ayuda USAID fortalece su presencia estratégica, su política comercial y geopolítica en países como Tanzania, considerado por muchos como un darling de la cooperación por su estabilidad social. El país permite cercanía con los países de los Grandes Lagos, fundamentales en la provisión de materias primas estratégicas para el capitalismo depredador. La región de los Grandes Lagos comprende siete países: República Democrática del Congo (RDC), Uganda, Ruanda, Burundi, Kenia, Tanzania y Zambia. Es una de las zonas más ricas del mundo en recursos naturales: madera, oro, diamantes, uranio y coltán de una inacabada y extensa lista de recursos minerales. Pero, al igual que en otros muchos lugares, estas riquezas han supuesto también una auténtica maldición para ellas con la explotación laboral, la esquilmación de recursos por compañías extranjeras y la violencia sexual hacia las mujeres como telón de fondo.

A este juego de balanzas y posiciones acuden también otros países denominados emergentes. Es el caso de la India y Rusia. La Unión Soviética, que había tenido una posición estratégica dominante en algunos países del cono sur durante la guerra fría, lleva años invirtiendo en países del África subsahariana. No olvidemos, además, que en la invasión a Ucrania ha conseguido la simpatía y el apoyo de países muy fuertes en el continente, como Sudáfrica, con quien comparte espacio en el grupo BRICS, junto a China, Brasil e India y que en junio del año pasado discutieron sus posiciones geopolíticas tras la invasión a Ucrania.

En el caso español, hace tiempo que las empresas del país miran al continente con inversiones en sectores estratégicos como el turismo, las infraestructuras y la telefonía. No es casualidad la visita del presidente español en octubre del 2022 a Kenia y Sudáfrica comprometiendo más de 2.000 millones de inversión en el continente, al igual que fue sonada su reiterada confusión de Kenia con Senegal.

Bismarck en una caricatura sobre la conferencia de Berlín.

En medio de esta batalla por los recursos africanos, a mediados del 2022, China condonó la deuda contraída de 17 países africanos en busca de nuevos acuerdos, mayor influencia y más mercado, tal y como destaca Omer Freixa, historiador africanista de la Universidad de Buenos Aires, quien destaca que no es un acto benevolente si no que busca a cambio la firma de contratos, la concesión de derechos de explotación de materias primas. Así, en esta carrera, parece que Europa y Estados Unidos llegan tarde porque aún no han dado ningún paso en la condonación de la deuda. Recordemos que la deuda de los países africanos representa el 1% del PIB del G20 y que continúa ahogando el desarrollo del continente vecino. La deuda es principalmente privada, provocada en un tiempo en el que, el exceso de liquidez de la banca europea coincidente con las independencias africanas, encontró acomodo en los países africanos. Ahora, los intereses generados por la deuda superan con creces el monto de la deuda inicial contraída. Es una espiral de la que es imposible salir y que lastra las posibilidades de desarrollo del continente. Estos préstamos fueron asumidos, en muchos casos, por dirigentes sátrapas para su uso privado y nunca se devolvieron, por lo que se consideran ilegítimos e ilegales.

En definitiva, nunca antes como ahora se habían fijado las miradas y puestos esfuerzos en el continente africano. La oportunidad de nuevos mercados tras la invasión de Ucrania y posterior crisis de producción y distribución junto al ánimo devorador del capitalismo salvaje, animan a las grandes empresas a descubrir nuevos filones. Y el continente africano es uno de ellos, por proximidad, riqueza, relaciones de poder heredadas de la época colonial y la posibilidad que suponen para la expansión de nuevos mercados.

No es un problema de iniciativa si no de financiación. No olvidemos que, si bien en los últimos años las start ups experimentan una rápida caída, en el continente africano se mantienen en un crecimiento moderado. Según publicaba recientemente en Planeta Futuro el periodista Carlos Bajo Erro, el emprendimiento en África crece en un escenario de desplome de la inversión global en start-ups. En un escenario de caída, África es el único continente en el que han crecido las inversiones en empresas emergentes innovadoras según recoge el observatorio África: the Big Deal. Hace años que el ecosistema está en crecimiento apoyado en empresas que tienen como objetivo “dar solución a problemas cotidianos de la ciudadanía” en palabras de Mareme Dieng, responsable para África de 500 Global, uno de los fondos que más invierte en el continente. Energía, logística, comercio y telecomunicaciones son los sectores de inversión prioritaria con Nigeria, Sudáfrica, Egipto y Kenia a la cabeza de las start ups emergentes. El apego a las ideas de negocio que dan solución a problemas reales es la marca de identidad de las start-ups africanas.

En el reparto de Berlín de 1895, las potencias europeas trazaron nuevas fronteras entre países que, tras las independencias de los años 60, los miembros de la Unión Africana se comprometieron a no mover. Aceptaron jugar con las cartas que les habían tocado para evitar nuevos conflictos en el futuro. Casi 130 años después, en el mismo tablero, nuevos países y actores entran a jugar con el destino de los pueblos africanos.

El 30 y 31 de marzo se reunieron en Asturias empresas españolas con diplomáticos de 18 países africanos en un Foro de oportunidades y colaboración entre África y España. El lema del encuentro fue: Asturias acerca a las empresas las opciones de negocio que ofrece África. Un continente inmensamente rico en recursos naturales y que tiene ante sí unas amplias posibilidades de desarrollo en diversos ámbitos, entre los que destaca el energético.

África como mercado es la tercera fase, la del afro-oportunismo. Las cartas no se esconden. Interesa por sus mercados y nuevas oportunidades de negocio en un continente que experimenta cifras de crecimiento récord. El fin justifica los medios, que no es otro que captar nuevos mercados para economías occidentales dañadas, más si cabe ahora, con la crisis de Ucrania.

Haarambe fue la entidad invitada. En su página web informan de que su constitución en el 2002 coincide con el día del nacimiento de José María Escrivá. Trabajamos para facilitar el futuro de los africanos promoviendo el desarrollo, difundiendo sus valores y cualidades. Apoyamos a los africanos que se quedan en su continente apostando por su continente. Haarambe está financiada por algunas de las empresas que participan en el evento, otra forma de blanquear intereses económicos.

Mti mema anabaa matunda mwema: Un árbol bueno da fruta buena, dice un proverbio tanzano. No sabemos qué tipo de árboles se están plantando, pero todo apunta a que poco importan los derechos de los países en cuestión si hay recursos para satisfacer nuestras ansias capitalistas. El neocolonialismo que experimentaron muchos países africanos con la implantación de empresas transnacionales controlando sus economías tras los brutales periodos coloniales, se verá acentuado en los próximos años con la nueva batalla por el control de mercados emergentes y otros tradicionales, poniendo la energía en el centro.

Quizás, la tarta sea la misma que hace 130 años y solo cambien los actores y el reparto del pastel. Lo que parece claro es que España y las empresas españolas no quieren quedarse, esta vez, fuera del reparto.

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