Bendición de aguas, fiestas patronales, procesiones y misas…actos religiosos en los que dentro de poco la presencia de representantes municipales de Gijón estará prohibida a través de un reglamento de laicidad, no así si acuden a título personal. Un reglamento que, con casi toda probabilidad, será aprobado en el próximo pleno de abril.
No habrá sanciones ni penas, los propulsores de esta iniciativa, surgida del seno de Asturias Laica, creen que debe imponerse a través de la conciencia ciudadana. Así lo cuenta a NORTES Luis Fernández, maestro jubilado y presidente de Asturias Laica, quien avanza que el reglamento solo es “una puerta abierta” y que aún les falta mucho camino por recorrer.
Con las últimas enmiendas al reglamento superadas, las procesiones de Semana Santa asomando y a solo mes y medio de las elecciones municipales, la polémica todavía puede dar mucho que hablar…
Aunque sea un reglamento de laicidad de “mínimos”, como dijo la portavoz municipal, Marina Pineda, ¿estás satisfecho con el acuerdo alcanzado?
Desde Asturias Laica estamos un poco defraudados, nosotros aspiramos a mucho más; desde el punto de vista estricto queda muy corto. Más que un avance creemos que es una puerta abierta y confiamos en poder seguir recorriendo el camino. Nosotros no estamos tratando de hacer una ley para meter a la gente en la cárcel, queremos cambiar la manera de pensar de la gente. Y también queríamos que se hiciera un recuento de cuánto pierde de recaudación el Ayuntamiento por el IBI.
Precisamente con el tema del IBI fue uno de los puntos de conflicto también en la discusión del reglamento de laicidad…
Sí, lo que se planteaba es que se analizase y se publicase que el Ayuntamiento de Gijón por no cobrar el IBI aquí, aquí y aquí…no recauda tanto, porque solo sabiendo las cosas con claridad podemos convencer. Desde el punto de vista de un reglamento municipal no se puede cambiar el IBI, pero podemos pedir una imagen clara de cómo funciona la administración de un grupo privilegiado.

Ya están superadas las enmiendas al reglamento, las últimas se referían a las celebraciones de Semana Santa y la inclusión en la programación de actos del Ayuntamiento por considerarlas actividades de interés turístico y cultural.
Sí, las enmiendas de Ciudadanos. Yo tengo mis reparos cuando dicen que los actos religiosos son de interés turístico cultural. Si yo fuese cristiano me ofendería que considerasen que un acto religioso es un acto turístico, lo estamos prostituyendo todo. Cuando hablas de turismo estás hablando de dinero. La falacia está en comparar la Semana Santa con la Cabalgata de Reyes. Eso es una celebración popular. Cuando el párroco de San Pedro bendice las aguas yo supongo que se lo cree, que es agua bendita, sino sería un cínico. Ahí es donde el propio Tribunal Constitucional dice que el Estado no puede participar porque es darle pie a que una religión es la verdadera.
Pero el reglamento ya se ve, por fin, como algo alcanzable en Gijón.
Tenemos que agradecerle a este Ayuntamiento que lo haya sacado como un tema de discusión. No hemos dado más guerra, por esa batalla de que hay cosas más urgentes. Una manera muy falsa de apuntar contra algo es decir que hay cosas más importantes. Como decía Mafalda: lo urgente no tiene que quitar paso a lo importante. Hay que resolver el problema de los parados, claro, también hay que abordar dónde mean los perros. El Ayuntamiento tiene que abordar todos los problemas, los inmediatos para ponerle solución, que es un problema de desarrollo, como el problema del Muro, y también los problemas de organización.
“Nos interesa convencer a la gente, no imponer”
¿Cuáles son los siguientes pasos que queréis dar?
Estamos convencidos de que las cosas no hay que cambiarlas desde el poder, sino desde la ciudadanía y un aspecto positivo de este reglamento es que ya tenemos uno. Hay ayuntamientos en el entorno que están esperando a que haya un reglamento. Lo siguiente que vamos a hacer es intentar extender la idea de que la vida pública tiene que estar regulada de manera que se respeten las creencias de todos.
¿En qué ayuntamientos?
Hay ayuntamientos que tienen una concepción más liberadora de la presión religiosa, que están interesados y que se sentirían más fuertes si esto sale adelante. Nos interesa convencer a la gente, no imponer. Con los ayuntamientos con los que hemos hablado principalmente son del entorno del Cabo Peñas, alguno de Avilés y de Candás, de la zona de Mieres…No me gustaría diferenciar a unos de otros, pero son bastantes en los que tenemos cierta resonancia y un punto de apoyo.
¿En qué consiste la carta reivindicativa que Asturias Laica presentó a los grupos municipales?
La carta reivindicativa son 25 puntos pensados para las elecciones municipales e incluye actos oficiales, actos religiosos, edificios públicos…Es tremendamente ambiciosa, hay algunos complicados como la educación y los derechos de la infancia, pero que es necesario abordar. La idea es presentarla a los partidos y que la valoren. Nosotros la hemos presentado a Podemos, Más Asturies e Izquierda Unida. Y todos han entendido que les puede servir como pauta del camino a seguir. También es el momento de hacer propaganda, las elecciones nos sirven de caja de resonancia.

¿Cómo crees que recibe la ciudadanía este nuevo reglamento?
No tenemos un sondeo, pero generalmente la gente con la que hablamos lo recibe bien. Con la razón, la gente lo entiende. Pero como decía Ortega y Gasset, las ideas se tienen y en las creencias se está. Cuando esas ideas que aceptaron chocan con lo que les parece normal, empieza el conflicto. El que exterioriza perfectamente el conflicto es el arzobispo (Sanz Montes), cuando dice que hay una religión verdadera, dice que hay un montón de religiones equivocadas, con toda su cara dura. El arzobispo lo dijo el otro día: no hay ateos, hay creyentes que creen en el dios verdadero y otros en falsos dioses. Tú puedes tener una creencia y yo puedo tener otra, tenemos que adaptarnos.
También es interesante que se aborde el tema del laicismo como un materia municipal, no solo estatal.
Esto tiene que arrancar por los municipios, por las personas, estamos hablando de costumbres y maneras de hacer las cosas. Y después tenemos que pedirle al legislador que legisle, que legisle con respeto a la diversidad. Por ejemplo, es lo que nos pasa con el IBI, que los ayuntamientos no tienen capacidad para cobrar el IBI. Pero hay un caso, el del Ayuntamiento de Burgos, que le pidió a Madrid que puesto que le donaba el impuesto a la iglesia, que se lo revirtiese a ellos. Hubo una sentencia y le dieron la razón al ayuntamiento.
En el momento que se apruebe el reglamento, ante un hipotético cambio de gobierno que se oponga al mismo,¿cómo se puede garantizar su cumplimiento si no hay sanción?
Estas cuestiones tienen que venir del convencimiento ciudadano. El efecto sancionador se puede utilizar en el mal sentido: que no se haga ni puñetero caso porque no hay sanciones; o al revés, que se quiera exceder con las sanciones. Lo primero es intentar convencer a la gente, si alguien no cumple el reglamento creemos que la ciudadanía será consciente de ello. Si sale Floro, que lo tiene tan difícil, y va a la bendición de las aguas de San Pedro como alcalde, está en contra de lo que dice su partido. No se trata de establecer una norma que hay que cumplir bajo pena de castigo, se trata de proteger derechos muy amplios y que cada uno tenga su manera de ver el mundo.
“Hay gente en la iglesia a quienes les parece que es necesario respetar a los demás”
Los cofradías de Gijón respondieron al acuerdo para la aprobación del reglamento invitando a los representantes municipales a acudir a las celebraciones de la Semana Santa, ¿Cómo interpreta esto?
Me parece una trampa, una ratonera. En realidad, por poner un ejemplo un poco más alto, si Barbón es cristiano y quiere ir a Covadonga a pedirle perdón al papa por sus pecados no me molesta. Si algún día tenemos que hablar de religión, hablaremos, yo tengo mis creencias y él las suyas. Lo que no considero admisible es que el presidente del Principado vaya a pedirle perdón a su jefe ideológico y pasaría lo mismo con el Ayuntamiento. Lo bueno del reglamento es que simplifica las cosas. Si yo soy concejal de Ciudadanos y quiero ir a a la misa de San Pedro, voy. ¿Estoy representando al Ayuntamiento? No, yo voy porque soy cristiano y quiero estar ahí.
Dicen desde las cofradías que el reglamento perjudicará a Gijón.
Ese argumento es demagógico, viene a decir que el reglamento nos enfrenta y no es necesario, eso es lo que dice también el párroco de San Pedro, que así vivimos bien. No, viven bien ellos. El reglamento no enfrenta a nadie, simplemente deja claro que los poderes están en un lado y los ciudadanos en el otro. El disfrute de los ciudadanos es para todos y los poderes no se pueden sumar a ningún grupo ideológico, nada más.

¿Conoces a personas religiosas que estén de acuerdo con el reglamento de laicidad para Gijón?
Sí, claro, hay cristianos en Asturias Laica. Y tanto en este tema como en las inmatriculaciones, hay gente en la iglesia a quienes les parece que es necesario respetar a los demás, que no consideran que su religión es la única verdadera. Los que empezaron con el tema de las inmatriculaciones eran creyentes, era unos curas, pero la corrupción de la iglesia es corrupción.
Gijón es una ciudad cada vez más multicultural, con más nacionalidades y diversidad de iglesias y creencias religiosas, en este caso, el reglamento parecería muy útil de cara al futuro…
Ahí hay un riesgo enorme en que confundamos la organización de un estado laico con un estado multireligioso. El punto de referencia son los ateos, si los ateos no caben, algo está mal. Se está intentando combatir el monopolio de la Iglesia católica introduciendo a otras iglesias, pero no habría que introducir más iglesias. El Estado tiene que respetar a las que puedan existir, todas, cada una con la suya, que no se peleen entre ellas, como se hizo en el caso americano cuando escapaban de Europa. Hay que plantear una configuración del Estado que permita que cada quien pueda tener la creencia que quiera. En ese aspecto, los ateos son como el cero en las matemáticas, hasta que no hubo cero, las matemáticas no funcionaron bien.
Entonces, ¿cómo convencerías a las personas religiosas que aún no están convencidas sobre la utilidad del reglamento de laicidad de que esto no atenta contra sus creencias y que es en beneficio de toda la sociedad?
El nudo es el de aceptar que la religión es la verdadera para ti, pero no la verdadera con valor universal, y que tienes que respetar lo que los demás crean. Y ese es el gran problema de este desarrollo, pero cuando lo hablas con la gente racionalmente lo aceptan.
Una ventaja sería la “secularización” de la juventud, como dijiste en una entrevista para Nortes en 2022 sobre inmatriculaciones de la Iglesia católica.
En realidad, a los movimientos laicistas eso casi nos daña, porque la juventud considera que este tema es una pelea de viejos, que no tiene sentido. Es un poco lo que pasa con los movimientos feministas, que hay jóvenes que no se dan cuenta de lo que pelearon sus mayores…Como decía Foucault: los peces no se dan cuenta de que existe el agua. Pero yo provengo del ámbito de la escuela pública y en la laicidad de la educación soy mucho más pesimista que respecto al tema del estado laico.