«¿Lo escuchan? Es el silencio»: Canteli y su equipo dan la callada por respuesta al Pleno del Ayuntamiento

Peripecias y sorpresas en la última sesión del mandato, que adopta la forma oficiosa de un «debate sobre el estado del municipio».

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Xuan García Vijande
Xuan García Vijande
Comunicador, barman, músico. Redactor musical en Cuarto y mitad.

Este martes comenzó la primera jornada del último Pleno ordinario del mandato en Oviedo. Todo apuntaba a que sería histórico. Tras cuatro años, el Gobierno de Canteli perdió la mayoría, cuando el transfuguismo de tres concejales de Ciudadanos al Partido Popular se resolvió con la salida del equipo de los concejales fieles a la formación naranja. Como canta Fran Nixon en «El cumpleaños de Ronaldo», «menudo error, te las prometías tan felices y, en vez de recibirlos, tendrás que devolver regalos». El castillo de naipes que habían construido entre PSOE, Somos, Ciudadanos y Vox colapsó cuando recibieron la baja del concejal socialista Ricardo Fernández, quien no pudo acudir al pleno por problemas médicos.

Con la ausencia de Fernández, la correlación de fuerzas se inclinó a favor del gobierno del PP y los tránsfugas. Frente a 13 votos coordinados de la oposición, los de Canteli contaban con 13 manos levantadas: 9 populares y 4 no adscritos, todos de ellos tránsfugas. Se trataba de Nacho Cuesta, José Luis Costillas y Lourdes García, salientes de Ciudadanos, y Hugo Huerta, ex de Vox. Los tres primeros forman parte del equipo de gobierno, el último no. ¿A qué se debe su alineación sistemática con los intereses de Canteli? Nadie lo sabe, aunque Nacho del Páramo, concejal de Somos, hizo alusión a esta alianza y la posible compra del voto de Huerta.

En definitiva, eran 13 contra 13, y en caso de empate, decide el voto de calidad del alcalde.

De todas formas, ante las perspectivas tan positivas de este pleno y la posibilidad de que la oposición pudiera sacar adelante cualquier iniciativa, al tener mayoría en las comisiones —Ricardo Fernández todavía estaba en activo—, llevaron más de una docena de proposiciones. Se preveía como el pleno más largo del mandato, y así es, aunque lo habría sido más aún en condiciones «normales». No obstante, el gobierno optó por la estrategia del silencio: en ocho horas de debate, solo interrumpidas por un receso para comer, solo se contaron tres intervenciones. El espíritu de Bernarda Alba ocupó el Consistorio. Una de las intervenciones se produjo al comienzo del debate, cuando el alcalde criticó que se presentaran tantas iniciativas y la actitud de la oposición, «la más antidemocrática en 42 años en el Ayuntamiento», según el propio regidor.

Los grupos políticos de PSOE, Somos, Ciudadanos y la ultraderecha criticaron en distintas ocasiones que el equipo de gobierno decidiera no intervenir. Para ellos, se trataba de una postura «poco valiente» e «irrespetuosa» con el Pleno, «el máximo órgano de representación municipal». Mientras tanto, los concejales del Partido Popular y los tránsfugas, se movían por el salón, saliendo y entrando de él. El alcalde marchó incluso a dar declaraciones a los medios sobre otros asuntos, dando lugar a una situación inédita en la historia del concejo de Oviedo: por primera vez, un concejal tránsfuga presidió el Pleno del Ayuntamiento. Así lo hizo notar Luis Pacho cuando, durante su intervención, Nacho Cuesta, teniente de Alcalde —y antiguo compañero de partido de Pacho—, cogió las riendas del debate municipal, aunque esto solo duró unos minutos.

El primer fiasco para la oposición llegó con el debate sobre La Vega. El Grupo Municipal Socialista llevó a debate una proposición para que se realizara una valoración catastral de los terrenos de la Fábrica de Armas que sirva de referencia a las partes en el debate. Con este mecanismo, según Wenceslao López, se podría llegar a un precio más bajo que el marcado por el Ministerio de Defensa, tasado en 45,5 millones de euros. Del Páramo intervino para recordar a la Corporación y los asistentes, en los que se contaban miembros de la plataforma Salvemos La Vega, que los funcionarios municipales tasaron en su día el conjunto fabril en unos 13 o 15 millones, sin contar la descontaminación del suelo. Cristina Coto, por su parte, criticó el incumplimiento de los plazos anunciados por las partes negociadoras.

Lo cierto es que la oposición había criticado la posibilidad de que Canteli y Cuesta quisieran llevar al Pleno el convenio que desarrollaría el Protocolo rubricado por el Ministerio, el Consistorio y el Principado, por la cercanía del debate a las elecciones de este mayo. El gobierno conservador había anunciado esa posibilidad, pero finalmente no ocurrió, algo que, según Luis Pacho, quien hasta hace poco ostentó la concejalía delegada de Edificios y Patrimonio, se debe a que «no está listo». Además, señaló que ningún miembro del equipo de gobierno conocía el contenido de dicho convenio —a excepción, quizás, de Canteli y Cuesta—. La propuesta fue rechazada con el voto de calidad del alcalde.

Otro de los puntos cálidos del debate llegó con la intervención del que había sido concejal delegado de Alumbrado público, Alfonso Pereira. Con tono tranquilo, Pereira criticó una estrategia para que Ciudadanos «no tuviera ningún tipo de presencia», llegando incluso a que el alcalde se hiciera una foto con un alumbrado dos días después de que el concejal se hubiera hecho exactamente la misma. Lo hizo durante el debate sobre la calleja de Gascona o Indalecio Prieto, cuya titularidad está en disputa. El Partido Socialista impulsó una investigación para determinar si es de propiedad municipal o no, pero la Junta de Gobierno la ha tenido paralizada este tiempo. La proposición no recibió el apoyo del pleno.

Tampoco fue votada favorablemente la moción de Somos Uviéu para proteger la nave de la Popular Ovetense de la Fábrica de Gas. Este debate sirvió para tres cosas: por un lado, poner blanco sobre negro la postura contradictoria del equipo de Canteli y Cuesta, ya que este dijo que alegaría contra un informe del Principado que recomendaba la protección del conjunto ubicado en el Postigo, en la frontera del Oviedo Antiguo; por otro, y de forma paralela al debate, para que Ana Rivas sacara a colación el paso por varios partidos de los concejales tránsfugas, pero también de Alfredo Canteli y su apego intermitente al Partido Popular, al que no se afilia «ni a tiros», con un periodo en el que rondaba la posibilidad de presentarse a la Alcaldía con Foro Asturias. En tercer lugar, el portavoz socialista quiso señalar a Nacho Cuesta y las problemáticas e incompatibilidades derivadas de su actividad profesional y sus «amistades» con fondos de inversión.

También fueron rechazadas las proposiciones presentadas por los socialistas sobre las líneas de transporte colectivo y sobre la Plaza de Toros. Para Wenceslao López, es necesario rebajar el grado de protección de la plaza para acometer las reformas que permitirían un uso múltiple de la equipación y una ampliación del graderío para rentabilizar más la inversión. Esto está alineado con un informe de Cultura del Principado, quienes lo recomendaron en 2015 a raíz del plan piloto con el que Agustín Caunedo, en su época de alcalde, quiso hacer una reforma «demasiado» vanguardista que implicaba eliminar la consideración de estas instalaciones como Bien de Interés Cultural.

«¡Esto es democracia en vena!»

Hasta aquí, todo había salido a pedir de Milhouse. El único revés para Canteli y Cuesta se dio con el debate sobre el reinicio de la licitación para la redacción del Plan Especial del Oviedo Antiguo. Fue introducida por Somos y defendida por Nacho del Páramo. Tras el anuncio por parte de Ciudadanos y Vox de que votarían en contra de la proposición, Del Páramo enmendó su propuesta para que ese reinicio no tuviera como punto de partida el plan que había sido redactado en 2019 y que se había quedado «en un cajón», sino uno de nuevo cuño. En ese momento Vox y Ciudadanos cambiaron su postura a favor. Comenzó la votación mientras un concejal del PP estaba en el baño. El alcalde quiso esperar, la oposición lo criticó, la votación comenzó con Mario Arias intentando detenerlo. Una vez finalizó, se pudo ver a Javier Cuesta, el concejal ausente, avanzando con parsimonia a su puesto. 13 votos a favor; 12 en contra. «¡Esto es democracia en vena!», exclamaba el portavoz de Ciudadanos.

El último plot twist de la jornada apareció in extremis. En tiempo de descuento, con una corporación visiblemente agotada, tocaba debatir una moción omnibus del Grupo Socialista que incluía una serie de pequeñas actuaciones, «pequeñas pero que merecen la pena», como Cristina Coto le dedicó a Fidel González. La propuesta pinchó en hueso con Luis Pacho, ya que tocaba ámbitos de actuación que había gestionado antes de salir del gobierno. Este hecho —que acabara orientada como un debate sobre la gestión de Pacho— hizo que a los 11 votos favorables del PSOE, Somos y Vox, se sumaran los 13 del PP y los concejales tránsfugas. De esta manera, aún sin intervenir, daba la sensación de que el gobierno conseguía «devolvérsela» a Pacho y Pereira.

En la mañana del miércoles se retomará este pleno que ha sido denominado por varios concejales de la oposición como un «Debate sobre el Estado del Municipio», una idea que quisieron incluir en la reforma del Reglamento Orgánico del Pleno en tiempos del Tripartito, pero que nunca llegó a aprobarse. Quién sabe lo que nos deparará la segunda jornada, hay quienes bromean con la posibilidad de que Ricardo Fernández atraviese las puertas de la Casa Consistorial, todavía con el gotero y en bata.

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