«La gente viene al Museo de Bellas Artes porque están pasando cosas»

Alfonso Palacio, director de la pinacoteca asturiana, nos habla del Día Internacional de los Museos y su valoración tras diez años al frente de la institución.

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Xuan García Vijande
Xuan García Vijande
Comunicador, barman, músico. Redactor musical en Cuarto y mitad.

Este jueves, 18 de mayo, celebramos el Día Internacional de los Museos, una jornada que desde el Museo de Bellas Artes de Asturias disfrutan por todo lo alto, extendiéndola de martes a domingo, con actividades y talleres relacionadas con el tema elegido cada año y que pueden aportar al público una visión distinta de la actividad museística y de las colecciones que custodia una de nuestras más importantes instituciones artísticas.

Es primavera y corro por la calle Mon hasta llegar a Santa Ana, suena Rita Ojanguren en los cascos, y ya allí nos encontramos con Alfonso Palacio, director del Bellas Artes, cuya tranquilidad contrasta con mi agitado ritmo respiratorio. Nos espera para responder a preguntas sobre lo que podemos esperar esta semana de la institución que dirige, pero también sobre otras cuestiones de actualidad.

Para este Día internacional de los museos habéis elegido el tema «Museos, sostenibilidad y bienestar».

Bueno, en realidad no es un tema elegido por nosotros sino que viene dado por el ICOM (Consejo Internacional de los Museos, por sus siglas en inglés) al que pertenecemos el 90% de los museos que hay en el mundo. El ICOM da un lema muy abierto y los muesos tenemos que trabajarlo con nuestras acciones. En el Museo de Bellas Artes de Asturias, en vez de hacer un Día Internacional de los Museos, lo que hacemos es toda una semana, de martes a domingo.

Efectivamente, el de este año es «Museos, sostenibilidad y bienestar», que tienen que ver con algunos de esos objetivos que la famosa Agenda 2030 ha puesto encima de la mesa. Este año toca sostenibilidad y bienestar en dos direcciones. Hacia fuera, es decir, eh evidenciar cómo un museo puede suministrar bienestar a la comunidad a la que se debe y con la que debe estar conectada, bien sea el barrio, la ciudad o un concepto de comunidad más amplio, y el visitante en general; y cómo un museo puede ser sostenible, cómo puede, desde sus propias dinámicas de actuación y de trabajo, fomentar aspectos tan importantes como la sostenibilidad, entendida como el cuidado y el respeto hacia el medio ambiente. En ese sentido, los museos cada vez buscamos ser más sostenibles, más verdes y más atentos a prácticas y a dinámicas de sesgo político, como es el el discurso ecológico y es lo que a lo largo de estos seis días vamos a preparar en diferentes actividades que hemos previsto.

Eso es hacia fuera, hacia nuestra comunidad, hacia esa sociedad con la que nosotros como museo desde hace unos años queremos conectarnos tanto. Queremos ser un músculo cada vez más social, más conectado con la comunidad y luego también hacia dentro porque se habla de ser un museo sostenible y capaz de suministrar ese bienestar también para los propios trabajadores y plantillas que componen los museos. Nosotros tenemos una plantilla no muy elevada de 24 a 25 pero fíjate en museos mucho más complejos y más grandes como El Prado, ya si hablamos del o del Metropolitan donde las plantillas son de 500, 800, 1200 empleados… Es un lema de de doble recorrido, de viaje de ida y vuelta.

Dentro del aspecto del bienestar estáis tratando mucho la accesibilidad universal a las obras y cómo pueden concretamente las personas ciegas disfrutar del museo.

Si algo hemos trabajado mucho los últimos años es la parte educativa y de mediación donde seguimos atendiendo a los segmentos más ortodoxos dentro de lo que son las dinámicas de los museos, como pueden ser los niños, siempre segmentados en determinados en determinadas edades, luego los adolescentes, los adultos, etc.

Más más allá de esos grupos, hemos incidido en los últimos años en potenciar una aproximación del museo a lo que llaman «grupos en riesgo de exclusión social» por diferentes factores. Algunos lo son por cuestiones de de discapacidad cognitiva o bien física, y sí que estamos trabajando a lo largo de todo este tiempo, y en especial en la semana internacional de los museos, con personas con discapacidad visual que se acercan los museos a través de un sistema de audiodescripción.

Lo hacen dos profesionales externos al museo que se dedican, como muy pocas veces yo al menos he visto en los museos, a describir y hacer llegar tanto desde el punto de vista físico como emocional las obras de arte a las personas invidentes. Una lleva el peso más teatral, más performativo de la actividad. Teatral y sonoro, porque canta muchas veces e incluso composiciones que ayudan a entender la obra. Otra persona lleva una parte más musical. Mediante ese trabajo de videodescripción de lo que se trata es de hacer llegar a la persona que no puede ver la obra de arte: Por un lado, un mensaje de cómo es la obra, una descripción física, la famosa écfrasis o descripción y, por otro, las emociones que son capaces de comunicar esas obras.

Alfonso Palacio con la Catedral a sus espaldas | Foto: Alisa Guerrero

También tenéis programas para la infancia y la juventud. Todos en Asturies hemos venido con el colegio a visitar el Bellas Artes, pero yo me pregunto si esas visitas funcionan, y si existen otras vías para acercar los museos a las personas en estas franjas de edad.

Nosotros trabajamos por un lado la visita escolar. Cada mañana, de martes a viernes, podemos recibir dos colegios procedentes de toda Asturias, con cursos correspondientes a diversas edades. Hacen una visita a determinadas partes del museo, acompañados de nuestro responsable, y luego siempre esa visita finaliza en un taller donde se hace una actividad relacionada con lo que se ha visto o comentado. Eso dejando a un lado los colegios que hacen visitas autónomas, es decir, sin necesidad de que nuestra responsable de educación tutele la visita, porque previamente ha habido un trabajo de suministro de información que hace que sus profesores puedan venir ya dotados de las herramientas para hacer la visita con sus alumnos.

Fuera de lo que es el ámbito propiamente escolar tenemos, durante fines de semana y periodos vacacionales, actividades y talleres orientados a los niños, que pueden ir de seis a doce años —luego ya los consideramos adolescentes—. La adolescencia es uno de los segmentos de edad por los que más están apostando los museos, o sobre los que más están trabajando, porque son los más complicados de atraer. Así como a los niños se les atrae bien, disfrutan, son como esponjas que asimilan y absorben todo y luego en la práctica de taller quedan encantados y maravillados, el adolescente hoy en día está en un canal o casi en una sintonía que hay que saber descodificar muy bien. Entonces trabajamos con adolescentes. ¿Cómo? Trayéndonos al museo y a través de vías como las redes sociales u otras. Ahora por ejemplo el museo va a saltar a TikTok.

Esa era mi siguiente pregunta, de hecho.

Pues mañana mismo vamos a hacer la primera acción en TikTok.

Trabajamos con con adolescentes, trabajamos con jóvenes y trabajamos luego con adultos. Lo hacemos a través de visitas guiadas que hacemos durante las semanas, por las tardes, también de visitas guiadas que se hacen más allá de los talleres para niños los fines de semana y eso funciona. Efectivamente, funciona, porque al final nos hemos encontrado con que en los últimos años hemos pasado de 44.000 visitantes cuando yo cogí el museo en 2013, a 106.000 que estamos haciendo ahora. Y eso se debe a ese trabajo por parte del departamento de educación o mediación, mediante los talleres y las visitas guiadas para atraer a todos esos públicos.

En 2019 tuvisteis 112.000, en 2022 unos 106.000, sin contar los años entre medias en los que evidentemente fue compleja la concentración de personas. ¿En esas cifras veis la influencia de este Día Internacional extendido?

Esta semana es una semana especial, es una semana en la que todos los días hay algo en el museo. Es cierto que desde hace unos años todos los días pasa algo distinto. Siempre hay algo que permanece, que es permanente, que es su colección, y siempre hay algo que está ahí también, como pueden ser las temporales, pero siempre hay actividades o acciones, una conferencia, una visita guiada, un taller, un concierto, cine, como, por ejemplo, hoy [por ayer] que marca esa nota distinta que siempre queremos dar en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Durante mucho tiempo se pensó que los museos eran instituciones fosilizadas, detenidas en el tiempo, incluso también en el espacio. Yo creo que si por algo se caracteriza el Bellas Artes de Asturias es por su carácter vivo, activo y dinámico. Ahora los museos lo que tratamos de ser es precisamente eso: ser instituciones de nuestra época, del siglo xxi, que es un siglo veloz, activo, dinámico, lo cual no quiere decir que se tenga que perder profundidad. Se puede ser activo, rápido y dinámico y profundo al mismo tiempo. En el Bellas Artes tratamos de ser las dos cosas.

La semana de los museos es una semana que nos aporta muchos visitantes, incluso sabemos que nos aporta —y esto es algo que nos interesa mucho— lo que se llama «visitantes de primera ubicación en el museo», es decir, que vienen por primera vez pero que sabemos que esta primera visita luego se va a convertir en una segunda, tercera etc., van a ser ya visitantes asiduos. Así que, con el programa que hemos establecido para estos seis días sabemos que vamos a a tener una muy buena semana de número de visitantes, pero también el fin de semana pasado fue fantástico y el museo estuvo hasta arriba.

En ese sentido estamos muy contentos porque hemos hecho un buen primer cuatrimestre. Ni en 2019 alcanzamos la cifra de más de 30.000 visitantes en cuatro meses. Ten cuenta que los meses de diciembre, enero y febrero son los peores meses para los museos, por la Navidad en diciembre, su continuación en enero, y que en febrero la gente está todavía despertando al nuevo año. Son los meses menos frecuentados y, sin embargo, por primera vez el Museo ha superado los 30.000 visitantes en estos cuatro primeros meses. El año pasado, entre enero y abril habíamos hecho aproximadamente 23.000. Así que sí, se nota esta semana, se va a notar el incremento de visitantes pero es cierto que llevábamos buenas cifras en estos primeros meses.

¿En este Día Internacional podéis decir que estamos en un buen momento para los museos?

Es un muy buen momento para el Museo de Bellas Artes de Asturias y además, aparte de nuestras actividades específicas para estos días, estamos con dos exposiciones temporales magníficas, la de Fernando Alba y la de Juanjo Palacios. También con con los últimos coletazos, los últimos días de una obra invitada, que en realidad nos ha servido para articular una pequeña exposición en torno a la Virgen de Guadalupe del conde de Revillagigedo, una de las primeras vírgenes de Guadalupe que se conocen en España, en el año 1675-1680, aunque llegaron a España. Y estamos con una colección permanente cada vez más interesante y yo creo que mejor presentada y montada.

Alfonso Palacio | Foto: Alisa Guerrero

Este Día de los Museos concentra dos elementos que me parecen interesantes: por un lado acaba la legislatura, una legislatura marcada por la pandemia pero también por la llegada de de un gobierno diferente al que había antes y, por otro lado, se han hecho diez años desde tu nombramiento como como director. ¿Tienes la sensación de que se están cumpliendo objetivos?

Sí. Lo contrario sería pecar de falsa modestia, y te voy a decir qué objetivos estamos cumpliendo, que eran objetivos de gestión, más allá del día a día, aunque el día a día sea lo que va haciendo museo.

En primer lugar, conseguimos inaugurar la ampliación proyectada por Francisco Mangado en 2015. Piensa que se había empezado a hablar de ella en 2002, se licita en 2006 y cuya primera piedra se puso en 2007. Seis años más tarde, cuando yo llegué a la dirección del museo, estaba literalmente embarrancada. Entonces, uno de los primeros objetivos de gestión era sacar adelante esa ampliación en la que se habían invertido ya millones de euros. Hay que recordar que costó 21 millones de euros. Había que sacar adelante ese proyecto y el 30 de marzo de 2015 lo inauguramos.

En segundo lugar, conseguimos también algo muy importante como fue reconectar el museo, y este yo creo que es otro de los grandes objetivos y de los grandes hitos de la gestión: reconectar en el museo con la sociedad. El museo estaba en un momento en el que, por diferentes razones en las que no voy a entrar, no sé si la sociedad le había dado la espalda o el museo había dado la espalda a la sociedad o las dos cosas al mismo tiempo. Había había una desconexión total y un museo lo hace la sociedad y se debe a la sociedad en la que está integrado, en la que está implicado, porque realmente es a esa sociedad a la que pertenece. Así que para mí era muy claro que había que convertir el museo en un espacio de todos y para todos, que había que trabajar y concienciar al ciudadano de que lo que aquí conservamos, lo que aquí salvaguardamos, le pertenece a él, es suyo, forma parte eh de su memoria, de su historia, de su identidad, de sus tradiciones y tiene que identificarse y reconocerse en ello. Para nosotros era fundamental esa reconexión con la sociedad. Y esa reconexión con la sociedad creo que se ha conseguido porque, volvamos al dato, es un dato, del número de visitantes con el que siempre acabamos. Así que ese creo que era otro objetivo importante.

Aunque hubiéramos tenido dinero para comprar obras, no habríamos podido permitirnos colecciones como la donación Plácido Arango

Si a eso sumamos otro elemento que ha sido el broche de oro, y a mí y al equipo del museo es uno de los logros que más nos ha llenado, que es la aparición de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Asturias en 2019 que a día de hoy cuenta con casi 1000 amigos. Para nosotros eso eso ya es un uno de los mejores reconocimientos y de las mejores recompensas que podemos tener como museo.

¿Cuáles han sido otros objetivos de gestión que yo creo que sí que se han conseguido y que han estado interrelacionados con estos dos que te he comentado tan importantes? Sacar adelante día a día, semana a semana, mes a mes y año a año una programación continuada y sistematizada en el tiempo como las exposiciones, buenas obras invitadas, buenas conferencias, buenos ciclos de música y de cine, buenas actividades educativas, que son las que hacen al final el día a día del museo. La gente viene al museo porque porque en el museo están pasando cosas. Si no pasaran cosas no tendríamos a nadie. Generar esa programación continuada y sistematizada en el tiempo que tanto trabajo cuesta durante diez años ininterrumpidamente creo que ha sido también un objetivo cumplido.

Y luego hemos tenido también la inmensa suerte de tener a lo largo de estos años noticias maravillosas que nos ha tocado gestionar, como la donación Plácido Arango que ha sido un auténtico hito, un acontecimiento en la historia del museo en sus 43 años. Que alguien venga en un momento en el que el museo no tiene dinero para comprar obras de arte, desde 2011 estamos sin presupuesto para compras y que venga alguien y te diga «estas 33 obras son para todos vosotros y para siempre», 33 obras maestras de la historia del arte español que no habríamos podido adquirir aunque hubiéramos tenido los presupuestos que tenía el museo antes de las crisis, sobre todo el de 2008, que llegó a tener 4,3 millones euros, y nosotros ahora estamos en 2,4 millones, siendo el doble de museo con el doble de gasto corriente. Así que aunque hubiéramos tenido capítulo para compras no hubiéramos podido comprarlas porque sus precios son tan desorbitados que sinceramente… La donación Plácido Arango, el depósito Villagonzalo, otras donaciones como las Eurelio Suárez… Es decir, hemos conseguido que, sin tener dinero para comprar obras de arte, la colección haya seguido creciendo en cantidad y en calidad. Ese es otro de los de los objetivos que nos habíamos trazado ante el panorama que sabíamos que había y que se iba a perpetuar en el tiempo y que se ha logrado.

Y ya último eh la fase 2 de la ampliación. Esta fase dos que vamos a comenzar ya a final de este año y que consiste en la demolición de este edificio en el que estamos y del que nos vamos a ir ahora en julio. Es una buena muestra de que el museo en estos diez años se ha fortalecido, en una época muy complicada de involución, de regresión, el museo, lejos de involucionar o de replegarse sobre sí mismo, se ha expandido y ha dado pasos hacia delante que lo han situado entre los mejores museos de bellas artes españoles. Y yo creo que eso es fruto del trabajo de todo un equipo estupendo que se ha dejado la piel estos diez años. Además, un un equipo muy pequeño pero muy cohesionado al que hay que darle todo el mérito.

Alfonso Palacio | Foto: Alisa Guerrero

¿Cuál es el reto para el próximo año o los próximos años?

Tenemos dos años para finalizar esta ampliación. En octubre de 2025 tiene que estar finalizada. Es el plazo que nos han dado para que los seis millones de euros de los fondos Next Generation que nos han aportado tengan como manifestación y resolución la construcción de una fase dos que nos va a aportar muchísimas cosas.

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1 COMENTARIO

  1. Entrevista coxa. ¿Cómo nun-y entruguestis pol cuadru Goya que llevó El Prado de la quinta Los Selgas-Fagalde o pol retratu segundu Xovellanos? Respezto a les polítiques d’ampliaciones, siempres pensé que un muséu como el Bellas Artes habría ocupar un edificiu emblemáticu, de grandes dimensiones y fixu. Facer una gran inversión inicial, sí, pero a cambio acabar coles sempiternes ampliaciones. L’edificiu d’El Seminariu hubiere sío el llugar más afayaízu, y si acasu dexar el Velarde y anexos pal arte piztóricu-escultóricu esclusivamente asturianu, esposiciones temporales, salón d’aztos, etc. Pero como siempres, n’Asturies hai que pensar en piquiñín, nun vaiga ser…

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