Crónicas electorales para damas aburridas: Bienvenido Mr Marshall

El señor de los okupas, el amo de Bildu, elpresidentemásprogresistadelahistoriadeespaña aka Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, está en Xixón.

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Silvia Cosio
Silvia Cosio
Fundadora de Suburbia Ediciones. Creadora del podcast Punto Ciego.

Queridos lectores, llegó el día que llevo esperando impacientemente toda la campaña electoral: el señor de los okupas, el amo de Bildu, elpresidentemásprogresistadelahistoriadeespaña aka Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, está en Xixón.

Es, sin duda, el gran protagonista de estas elecciones, el tipo más nombrado, aquel contra quien van a votar las derechas a pesar de que no se presenta a cargo alguno. Pedro Sánchez, presidente del primer gobierno de coalición de la democracia, viene a echarles un cable -que sabe la diosa Diana que bien que lo necesitan- a los candidatos del PSOE asturianos. Y en respuesta el PSOE, en toda una demostración de fuerza, y echando mano de cuadros y autoridades, protagoniza el acto más multitudinario de toda la campaña electoral asturiana aunque, una vez más, la edad media del público nos deja claro que, en Asturies, su votante tradicional es cada vez más anciano. Fuera del recinto, los silbidos y protestas de las asociaciones policiales son un recordatorio de lo acuciante de la necesidad de cargarse la Ley Mordaza de una vez. Siempre que voy a un mitin del PSOE -y voy a casi todos porque me gusta acompañar a mi padre- me siento extraña, como si me relacionara con copias de mi misma solo que con sutiles diferencias, pero son estas diferencias las que me hacen sentirme tan lejana a los votantes y militantes del PSOE, como lo está el resto de la galaxia con respecto a mi diminuto planeta. Tras unos momentos de lo más desagradables en los que un señor del SOMA se niega a dejarme pasar porque dice que los periodistas sin acreditar no pueden poner un pie en el mitin -ni soy periodista ni pretendo serlo, solo quiero asistir al mitin para escribir mi crónica como una oyente más-, al fin logro poner mis pies en un pabellón tan abarrotado que ha quedado mucha gente fuera. Me temo que con mi tamaño hobbit me voy a quedar sin poder poner mis ojos sobre Sánchez. Ay, qué disgusto. Me conformaré pues con verlo a través de una pantalla que nos han puesto a nosotros, pobres mortales. Y coño, vaya si impresiona Sánchez, sobre todo cuando yo, sin esperarlo, le siento a mi lado.

Baño de masas presidencial, pasión desatada entre el público, sospecho que más de un embarazo espontáneo acaba de producirse. Como en los buenos festivales de rock, comenzamos de menos a más: Floro, Barbón y Sánchez y los aplausos van de menos a más también. Floro apenas consigue arrancar aplausos entre el público. Malas vibes para esta ciudad siento, no os lo voy a ocultar. Pero el PSOE es muchas cosas, muchas cosas malas también, pero sabe dar espectáculo del bueno, hay que reconocérselo. Y Sánchez desata pasiones, de las buenas y de las malas y de las peores, y él sabe aprovechar a su favor el efecto que provoca. Es interesante, además, desde el punto de vista político y de performatividad, ver a alguien tan consciente de la gran impresión que causa en el resto de la gente. Pero lo que más me llama la atención es que Barbón provoque muestras tan inequívocas de entusiasmo entre el público, el ser humano nunca deja de asombrarme. Sánchez llena, sí, pero Barbón tiene también su público, su cla. Supongo que presidente(s) gana a todo lo demás.

Ángeles Flórez “Maricuela”, última miliciana viva, entre los asistentes. Foto: David Aguilar Sánchez

Gimena Llamedo tiene que lidiar con el mal trago de abrir el acto, me siento un poco como cuando iba al festival de Paredes de Coura y a las cuatro de la tarde estaba tirada en el prao escuchando a un grupito solvente pero cuyo nombre nunca llegué a aprenderme, mientras hago tiempo a que llegue el momento de los Foo Fighters. Además las feministas del PSOE me dan bastante miedo, nunca sé cuando esconden a una terfa. Llega el tiempo de Floro y no puedo evitar pensar que ha sido un tremendo error tenerle de candidato. Barbón, esto me cuesta hasta creerlo y lo estoy viendo, pone de pie al público. No dice nada, generalizaciones de las que provocan el aplauso fácil. Eso sí saca músculo llamando Pedro al presidente. Y si él se lleva bien con Pedro, Asturies se lleva bien con Pedro, está hábil ahí.

Adrián Barbón durante el mitin de Gijón. Foto de David Aguilar Sánchez.

Lo de Barbón es como lo de Coldplay, nunca terminaré de entender qué les ven pero lo cierto es que petar, lo petan. Mea culpa claramente porque el pabellón se viene abajo con él. Saca a relucir asturianía y a Pedro de Silva, mirando al pasado de Asturies, como si todos los que estamos allí supiéramos que los mejores tiempos del país han pasado ya. Se le dan muy bien los jubilados y es innegable el tirón que tiene entre ellos, pero se olvida de mencionar las necesidades del resto de la ciudadanía, de aquellos que todavía necesitamos de escuelas públicas y políticas sociales y de vivienda. Pero ya nada importa, mi corazón palpita desbocado, sube Pedro Sánchez. ¿Oigo gritos de entusiasmo? Sí, oigo gritos de entusiasmo. Es alto y está cansado, ojeroso, apenas gesticula en el atril, es casi como una estatua griega con buena retórica y mejor porte. Viste cazadora de ante, que es el uniforme típico que todo presidente socialista utiliza cuando quiere ir arreglao pero informal. Llama Adrián a Barbón. Lo que es bueno para el presidente del gobierno es bueno para Asturies, muy hábil ahí también él. Con un público como este y la capacidad que tiene Sánchez para ser el centro de atención, ya tiene medio camino hecho, solo hay que presumir de gestión socialdemócrata y feminista -ninguna mención a sus socios de gobierno, by te way– y, sobre todo, agitar el miedo a los recortes de las derechas, para salir triunfante.

El mitin acaba y yo me he entretenido, lo que es un mérito teniendo en cuenta que no les pienso votar

El mitin acaba y yo me he entretenido, lo que es un mérito teniendo en cuenta que no les pienso votar. Así que misión más que cumplida por parte del presidente. Vino, vio y venció y, lo que es más importante, les ha regalado una dosis extra de entusiasmo a los votantes asturianos socialistas -que se les veía algo mustios en esta campaña tan desabrida- y seguramente conseguirá movilizar bastante el voto indeciso, y es que, al fin y al cabo, para eso se hacen estas cosas, que no se han pintado así para nada. Aunque si algo está claro es que, en estas elecciones, mucha gente va a votar en contra, principalmente, de Sánchez. Sea como sea, la suerte ya está echada, o casi, y el PSOE ha sido muy inteligente dejando la traca final para los últimos días de campaña. Ahora ya solo me queda mandar esta crónica final, ducharme y cenar y votar el 28M. Ha sido un placer escribir estas crónicas electorales. Nos vemos en noviembre, espero.

Pedro Sánchez en el mitin de Gijón. Foto de David Aguilar Sánchez.

Varios apuntes a modo de despedida:

1. El PSOE asturiano debe de sentir el aliento del PP cerca, supongo que todos somos conscientes de que Asturies está girando muy rápido hacia posiciones muy conservadoras y que necesitan movilizar a su electorado agitando el miedo a las derechas.

2. Quizás por eso, subestimaron su capacidad de convocatoria y el mitin se ha visto deslucido con tanta gente apiñada y con una parte del público que se ha tenido que conformar solo con escuchar a Sánchez y sin posibilidad de verle.

3. Es la primera vez que escucho en campaña mención constante a la pandemia, tal vez porque su gestión es lo único que tiene Barbón para exhibir.

4. El SOMA siempre dando la nota. Hay cosas que no cambian.

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