Decathlon tiene en Asturias 140 trabajadores, cinco centros de trabajo y, desde 2012, ni un solo delegado sindical que no pertenezca al sindicato independiente de Decathlon (SGICD), promovido por la propia empresa. La empresa, que pertenece al mismo grupo que Leroy Merlín, tiene en toda España un total de 170 centros de trabajo, de los cuales solo alrededor de 40 cuentan con algún tipo de representación sindical independiente de la compañía.
La empresa aplica una férrea política antisindical que emana de la sede central y que llega a todos sus centros de trabajo, también en Asturias. Aunque dicen sus empleados que se trata de un trabajo estable y moderadamente satisfactorio, hablan también de la “intensidad” de sus responsabilidades, de la falta de personal y de la sobrecarga de tareas, con horas extras incluidas.
Ante esta situación, la plantilla de una de las tiendas que tiene la empresa en Asturias valoró presentar una candidatura sindical por Comisiones Obreras (CCOO) con el objeto de mejorar sus condiciones laborales. Cuando arriba conocieron sus intenciones empezaron, relata la trabajadora que iba a encabezar la candidatura, “las amenazas”.
“Me dijeron que me iba a arrepentir”, cuenta, “que otras personas que lo habían intentado se habían arrepentido de hacerlo. La jefa de la tienda me dijo que le había llegado el rumor de que quería presentarme a delegada sindical, y que tenía que elegir si quería regirme por el convenio de la empresa o por el convenio de ella”. Lo habitual en Decathlon es que solo presente candidaturas el sindicato amarillo, “compuesto por futuros líderes de tiendas y altos cargos”.

Después de intimidar a la candidata, tocaba intimidar a sus posibles votantes: “Empezó a llamar a su despacho a todos los compañeros, uno a uno, para avisar de que esto iba a tener muchas consecuencias. Les presionó diciendo que les iban a empeorar las condiciones, que si me votaban iban a perder ciertos beneficios. Les dijo: o quieres esto o quieres doblar turnos de 9 horas todos los días”.
Esta estrategia de “boicotear a base de miedo y represión” surtió efecto. Aunque toda la plantilla había manifestado verbalmente su apoyo a la candidata, finalmente la totalidad de los votos-excepto el de una compañera-fueron para la candidata presentada por el sindicato de Decathlon.
“Días después de la votación tuve que ir al médico porque estaba fatal con la ansiedad”, relata, “notaba tensión con los compañeros, que estaban yendo a por mí y echándome la culpa de todo lo que pasase”. Además, con la ayuda de CCOO, está estudiando una demanda contra Decathlon porque no hay mecanismos para fichar las horas de entrada y por otras irregularidades laborales.
Antisindicalismo como política de empresa
Ester Rodríguez, trabajadora malagueña, es la delegada nacional de CCOO en Decathlon. Asegura que esto que ha pasado en un centro de trabajo en Asturias “es lo habitual cada vez que hay un proceso electoral. No es una cosa aislada, sino una estrategia empresarial”.
“Ser sindicalista en Decathlon es ser el apestado. La gente te dice que les han dicho que no hablen contigo si se quieren quedar o mejorar las condiciones”, cuenta Rodríguez, “nos sentimos como las ovejas negras. La precariedad se nutre de herramientas que la empresa puede utilizar para manipularte y que votes a quien ellos quieran”. Las subidas salariales, las jornadas continuas, los sábados o domingos libres…son algunos de los “mecanismos que utilizan para castigar si descubren que votas a quien no les conviene”.
“También hay una parte psicológica”, continúa, “si saben que alguien se va a presentar sientan a todos en el despacho del jefe, de uno en uno, para decirles que no se esperaban eso de ellos y esas cosas”. Lo que la empresa prefiere es el “sindicalismo servil” del SGICD, que nunca “lleva la contraria a la empresa. No hay demandas, no hay nada. Siempre se callan”.
Para Rodríguez, la gente debe entender “que hay que afiliarse a sindicatos combativos. Todo el mundo sabe de la precariedad en Decathlon, de lo difícil que es la conciliación, de la pérdida de poder adquisitivo…Todo eso solo lo conseguiremos cambiar con un sindicato de clase”.