Es la primera entrevista que concede desde que concluyeron los comicios locales y autonómicos. El PSOE ganó las elecciones en Gijón, con el 33% de los votos, logrando nueve ediles, insuficientes para poder pactar la investidura de Luis Manuel Flórez “Floro” con IU y Podemos. El secretario local de la Agrupación Socialista de Gijón, Monchu García, se ha enfrentado a un auténtico tour de force desde el día que decidió ser Secretario Local. En cada plebiscito del partido se jugaba todo a doble o nada. Salió victorioso del congreso donde fue elegido dirigente del partido, logró impulsar unas primarias históricas en el PSOE, consiguió que su candidato venciera en el proceso, recalculando el rumbo del partido y, finalmente, consiguiendo que sus siglas ganaran unas elecciones, quedándose por debajo de las expectativas necesarias para poder revalidar otro mandato en la ciudad, desde un horizonte más conciliador con la calle y un impulso institucional orientado hacia la reindustrialización digital. Analizamos con él en esta entrevista exclusiva para NORTES la naturaleza del pacto de gobierno entre Foro, PP y Vox, la abstención de IU, las causas que han llevado a su partido a la oposición, la resituación de una nueva mayoría orgánica dentro de la FSA y el papel que jugará la ciudadanía y su agrupación mientras permanezca el pacto que sostiene a la actual Alcaldesa, la forista Carmen Moriyón, en un clima de enorme crispación.
Lo primero, una imagen sin precedentes en Gijón: la concentración de mujeres feministas en la calle Francisco Tomás y Valiente y, a escasos metros, un mitin de Vox con su presidente, Santiago Abascal, en el Náutico. Hay quien acudió a las elecciones del 28 de mayo renegando de los extremos e invocando la paz y la convivencia para después pactar con el PP y con VOX. ¿Qué impresiones te produce una escena inédita como la vivida el pasado miércoles en Gijón?
Pienso que se trata de una escena que irá a más. Ha habido un pacto, calificado como “el pacto de la vergüenza” y yo lo sostengo, que está basado en tres fuerzas de derechas donde una de ellas, Foro, no se presentó como tal a las últimas elecciones municipales. Moriyón y Foro acudieron a los comicios fingiendo ser una fuerza transversal, centrada, regionalista, localista, que reconduciría los espacios de convivencia. Venía planteando que había que respetar todas las visiones de la sociedad. Lo cierto es que Foro ya había demostrado que era un partido de derechas durante su primer mandato y en el segundo periodo estuvo sostenido por Podemos, lo que le permitió disimularlo. En estas elecciones, mucha gente ha comprado engañada su discurso.
¿Qué imagen es la que se ha vendido?
La imagen de Carmen Moriyón como cirujana, ex-alcaldesa ha sido una imagen muy blanqueada. Los medios de comunicación la han blanqueado, presentándola como una alternativa centrada que se contradice con la realidad. Baste recordar la durísima oposición que hizo Foro. Carmen Moriyón ha llegado a un acuerdo numérico y legítimo. No tengo nada que objetar en ese sentido, salvo que está basado en una mentira: la de su presunta centralidad y su negativa explícita a pactar con la extrema derecha. Luego llegó la realidad y Moriyón ha llegado a ese acuerdo con una derecha clara, el PP, y directamente con esa extrema derecha, Vox, que dice, en palabras de su líder durante el pasado miércoles, que va a devolver las libertades a los asturianos. Sin embargo, sus palabras solo generan odio, convocan controversia y discusión, enfrentamiento y exclusión. Exclusión porque quien no piensa como ellos no es un buen español ni un ciudadano de derecho. Lo que refleja el mitin de Abascal y la confrontación del miércoles en Gijón es la extensión de una situación del país que se ha querido blanquear por aquellos que se han presentado como una cosa y con sus acuerdos han demostrado que son realmente otra. Veremos cómo se desarrolla ese acuerdo.
Entremos a conocer el contenido de los acuerdos. ¿Has tenido acceso completo al pacto? ¿Qué implicaciones conlleva a tu juicio que se incorpore Vox a la Junta de Gobierno y que gestione Festejos?
El hecho de estar en la Junta de Gobierno significa que compartes el conjunto de la acción política del gobierno. En una coalición todos nos hacemos responsables de lo que hace cualquier parte del gobierno que es uno, independientemente de las carteras que ocupe cada partido. En este caso, es muy significativo que Vox asuma Festejos porque, precisamente, donde las extrema derecha quiere ganar la batalla es, en estos momentos, en la cultura y en Vox saben que la cultura puede ser educadora y promotora de valores. Manejando el escenario del ocio cultural, Vox gana mucho margen para difundir su mensaje. Por lo que hemos llegado a saber, el acuerdo entre Foro, PP y Vox habla de más cuestiones, no solo de responsabilidades concretas. Yo sólo conozco lo escrito, lo publicado, sin más detalles, pero está claro que Vox quiere marcar la línea política y sabe que sus dos concejales son absolutamente necesarios para poder gobernar. Quieren ser decisivos. No obstante, debemos hacer un matiz importante. El acuerdo es eficaz para llegar a la alcaldía, pero no es necesario para gobernar. Habrá que ver, insisto, cómo se desarrolla todo ese acuerdo de gobierno porque entiendo que para Foro, los concejales de Vox son amigos incómodos. Probablemente, la Alcaldesa se intentará desmarcar aunque no creo que Vox se lo permita. Lo que es seguro es que Carmen Moriyón mintió cuando habló en campaña de no pactar con Vox para obtener un voto moderado mediante ese engaño, y me temó que también le mintió a Vox para alcanzar la alcaldía, que es para lo que realmente le eran necesarios.
La alcaldesa se comprometió a no pactar con los extremos y al final acordó con Vox. A su juicio, 70.000 votantes valen más que su palabra ante los electores, antes del 28 de mayo. Lo cierto es que se pudieron conformar otro tipo de acuerdos y, por lo tanto, otro tipo de mayorías y de gobiernos en base a una lectura distinta de la voz de la ciudadanía representada tras el sufragio en el Ayuntamiento.
Voy a decir algo muy obvio pero que creo que es necesario remarcarlo…
Que el PSOE, efectivamente, ganó las elecciones.
Así es. El PSOE ganó las elecciones. Fue la lista más votada. Representa el 33% de la corporación con 9 concejales. El partido que lidera el gobierno tiene 8 ediles. Es un buen resultado, pero no es suficiente. La lógica democrática, al menos, cuando una fuerza quiere ser transversal, y se desmarca de los extremos y quiere ser regionalista…
Y quiere ser abiertamente el PNV.
Exactamente. Al PNV no lo veo votando con Bildu ni con Vox su investidura. Cuando alguien se presenta así, como el PNV asturiano, obtiene un buen resultado y pasa de 3 a 8 concejales pero no gana, cuando una fuerza política que se dice regionalista y transversal está en la actual posición política, como segundo partido más votado, al menos, se espera que atienda a la llamada del candidato que ganó las elecciones, o sea, Floro por el PSOE. Yo sí conseguí hablar sin problemas con el presidente local de FORO. Pero más allá de la cortesía no hubo un acercamiento. Floro también lo tuvo imposible. Nuestro candidato intentó ponerse en contacto con la señora Moriyón en tres ocasiones y no lo consiguió. La lógica dice que si no iban a pactar, como habían prometido, con los extremos, deberían haber, al menos, haber dado una oportunidad al diálogo con nosotros. Pero Carmen Moriyón sabe que el grueso de sus votantes son de derechas, aunque ahora Foro se haya travestido de otra cosa para captar el voto moderado.
Tenían claro donde estaban sus prioridades de pacto desde el principio.
Creo que sí. Otra cosa es que hubieran preferido que Vox le hubiese regalado los dos votos a cambio de nada. Pero entiendo que Vox tiene su propia legitimidad. Son, por tanto, Foro, PP y Vox quienes han decidido el camino político de Gijón. Nosotros teníamos y tenemos el nuestro, en virtud del cual podemos defender que hemos ganado y también podemos proponer que si Foro no lograba un acuerdo de investidura después de haber rechazado cualquier diálogo con nosotros, se cumpliera la ley. Y la ley dicta que el PSOE tiene legitimidad suficiente para defender a su candidato, que Floro saldría alcalde si no hubiera una mayoría alternativa al ser la lista más votada. Pero era evidente que, cuando se iban conociendo las reuniones previas a la investidura entre las fuerzas de la derecha, en el PSOE o en la izquierda no teníamos posibilidad de gobernar ni de dialogar con Foro. Aunque tú lo sabes, hubo movimientos del entorno de la izquierda que pretendieron acercarse a Foro.

Lo cierto es que tenías carta blanca para negociar con Foro desde la FSA.
Yo tenía la posibilidad real, hablada con la Federación Socialista Asturiana, como fuerza democrática para valorar cualquier negociación. Teníamos una opción real de diálogo y el PSOE es una fuerza de diálogo.
Lo que no tiene sentido es, en base a ese diálogo, ir en contra de la lógica democrática. Dicho de otra manera, que quien ganó las elecciones se conviertiera en socio subalterno de la segunda fuerza política para evitar que Vox entrase en un gobierno.
Lo que no se podía plantear en ningún caso es que nosotros apoyásemos a Foro para evitar un gobierno con Vox. A Foro y al resto de fuerzas políticas les transmitimos un mensaje: si ustedes están en la posición de defender un acuerdo, que se haga, pero desde la lógica democrática. Quien se ha situado a la derecha después de las elecciones, durante la toma de posesión, y no antes, ha sido Foro. “Nosotros representamos a 70.000 ciudadanos”, dijeron. ¿Quién iguala sus votos a los de Vox? No tiene sentido que nosotros les demos un apoyo o abstención que nadie nos pidió para blanquear y evitar su posicionamiento y su pacto con el extremismo. Si sus palabras y su presunta indisposición para pactar con la ultraderecha hubiesen sido ciertas, al menos deberían haber iniciado un dialogo, ya fuera para pedirnos el apoyo, la abstención, una coalición o lo que fuese. Lo cierto es que en las dos ocasiones que Foro ha gobernado, nosotros hemos sido lideres de la oposición. Su prioridad en Gijón siempre ha sido que no gobierne el PSOE, la primera vez gobernaron con la ayuda del PP y la segunda con el antisocialismo de Podemos. Ahora lo hacen con quien sea. Aunque haya engañado a algunos votantes, conviene recordar que Vox ya pidió el voto para Foro en 2015. En la campaña electoral y en los meses previos Foro parecía haber cambiado, al menos, en sus discursos. En sus hechos, demostró que sus palabras no tenían nada que ver con lo que estaban dispuestos a hacer. Eran ellos los que decían que estaban abiertos al pacto, al diálogo. En Asturias lo dijeron cuando Pumares afirmaba que no entregaría su voto al PP. Pero donde Foro tiene el grueso de los votos es en Gijón y parece que se les ha “olvidado” lo que habían prometido. Posibilidades de gobierno y acuerdo entre Foro y PSOE, matemáticamente, las hubo todas. Reales, desgraciadamente, ninguna. Están donde y con quienes querían estar. De cualquier modo, queremos recuperar el diálogo como esencia de la acción política, eliminar la crispación. No queremos estar en posiciones de enfrentamiento entre ciudadanos. Creemos que hay un margen amplio para la formulación de mayorías y, más aún, en el ámbito municipal, para evitar imágenes como la de la semana pasada. Pero para eso, esta visión ha de ser compartida por otras fuerzas políticas.
A veces creo que la falta de capacidad para la negociación de Foro transformó un espacio de negociación en otro espacio para el chantaje.
No lo sé. Buscaron, y estoy convencido de ello, librarse de Vox sacando su apoyo gratis, con la amenaza de que la izquierda les apoyaría y se quedarían fuera de juego. Tenían el precedente del año 2015, donde una fuerza de izquierdas que se dice a la izquierda del PSOE les favoreció. Pero en esta ocasión, con Podemos, que fue muy contundente desde el principio con su apoyo a Floro, estaba claro que no iba a pasar. Quiero agradecerle a Podemos ese apoyo y su claro posicionamiento frente al blanqueo a Foro. Otra cosa ha sido el movimiento de IU.
¿Cómo llega ese movimiento y qué repercusión tiene la abstención de Javier Suarez Granda?
Desde mi punto de vista, en el entorno de la propia organización hubo personas que lo plantearon como una oportunidad de ganar notoriedad. Desde el punto de vista sindical, parece que se entendió como una oportunidad para posicionarse, digamos, ventajosamente ante el nuevo gobierno. Se creyó que ése era el camino. Pero es curioso que IU le plantee una abstención al PSOE y Podemos cuando tenía capacidad para resolverlo solo con su abstención. No encuentro lógica a esto en ningún momento, ni siquiera a plantearlo cuando ya había pactos cerrados y una negociación clara de esos pactos. Si hubiese sido algo serio, se habría planteado antes de que las negociaciones estuviesen cerradas o en su punto final. No le veo sentido a ese blanqueamiento y menos aún a que esa misma organización estuviera en esa tesis durante la investidura cuando todo estaba cerrado ya. Foro seguramente deseó que eso cuajase para blanquear su vergonzoso acuerdo, firmado horas antes con Vox, pero creo que la firmeza del PSOE y de Podemos evitó ese blanqueamiento anómalo, raro y extraño. Y digo raro porque IU todavía no se qué pretendía manteniendo su abstención en la investidura. ¿Qué pretendía? ¿Qué tipo de relación va a tener IU con un gobierno que tiene dentro a la ultraderecha? No lo entiendo. Cuando esa abstención no ofrece nada, no consigue nada, no aporta nada. Quizá fue un intento que pretendió ser…
La gran batalla de un solo día.
Sí. Y que es una decisión que envejece muy mal. Dentro de seis meses cómo explicas esa posición, cómo la cuentas.
Cuando un historiador busque en la hemeroteca qué posición mantuvo IU con un gobierno de extrema derecha, leerá que se abstuvo.
Eso es. Insisto, se trata de una decisión que envejece muy mal. ¿Cómo se contemplará a los ojos de seis semanas, de seis meses, de un año? Esa abstención no ofrecía nada. En cambio ,un apoyo a la lista más votada, un respaldo a nuestro candidato ofrecía un posicionamiento político claro de las fuerzas de izquierda de la ciudad: nosotros, en la izquierda, no contemplamos acuerdos que puedan favorecer la entrada de la extrema derecha a gobiernos. Eso sí parece tener sentido. No tengo nada que reprochar a la dirección de Podemos y a su candidata, Olaya Suárez, en relación con el PSOE porque había dicho desde el primer momento que apoyarían a la candidatura de Floro como la más votada. Con IU no puedo decir que estuvieron en la misma sintonía.

Importa analizar las causas por las que el PSOE de Gijón alcanza nueve concejales y no puede volver a gobernar. Cuando encargáis la encuesta para saber la dimensión de la avería en la agrupación, con Ana González todavía como posible candidata, la encuesta verifica que se pueden obtener 7 concejales. Cuando finalizan las primarias, los sondeos que manejáis os otorgan después una horquilla de 9-10 concejales. En algún momento se piensa que es un buen punto de partida para lograr los 11. ¿Por qué se baja a nueve el 28 de Mayo?
Creo que hay un momento, tras vencer Floro en las primarias, en el que el partido copa toda la opinión pública y publicada durante el proceso inédito de primarias que tuvo lugar en Gijón. No nos engañemos, son procesos duros. Las organizaciones sufren. Al final, no dejamos de hablar de personas y hay mucha tensión. Cuando encargamos la primera encuesta, había una sensación, en la ciudad y en los medios de comunicación, que se reflejaba en los datos del sondeo: se estaba reaccionando a la percepción de un divorcio entre la sociedad y el partido representado en la institución. Por eso, con las primarias se produce un subidón. La gente percibe que se está llevando a cabo una revolución democrática dentro de la organización socialista de Gijón. Ese momento se concreta cuando se llega a las primarias. La anterior alcaldesa decide después no presentarse.
Decide seguir pero no presentarse.
Quiso defender un privilegio estatutario y desde la militancia se activó otro derecho estatutario, una resolución democrática que lograría convocar primarias con más del cincuenta por ciento de los afiliados. Ana González decidió no ir a ellas. Cuando Floro se presentó como candidato, irrumpió una nueva candidatura, la de Ana Puerto, que se resolvió a favor de Floro. Ese es el momento más dulce demoscópicamente para el PSOE. Partíamos entonces con 10 concejales. Y es verdad que en esa foto, a pesar de la situación favorable del partido, se observa como el conjunto de la izquierda de todo el país sufre un serio desgaste. No debemos perderlo de vista.
Y a partir de ese punto, comienza un declive en las expectativas electorales.
El problema comienza tras la elección de Floro y se desarrolla hasta el 28 de mayo. En este tiempo, se produce una extraña convivencia del gobierno con la dirección política del partido y con el candidato. Cada vez que el candidato proponía alguna medida, era contestado inmediatamente por el gobierno No hablo de la gestión de cada día, que siguió adelante. Pero Ana González era alcaldesa, también, porque representaba a unas siglas y eso, a algunas personas del gobierno, les costó mucho asumirlo. ¿Fue un factor decisivo? ¿Fue el más importante? Yo creo que fueron factores importantes porque la gente percibió las divisiones. Los ciudadanos no se cuestionan mucho que te pelees con los tuyos antes de llegar a una campaña electoral, pero no te perdonan que llegues a la batalla con una división interna.
¿Podrías definir un reparto de responsabilidades?
Dice el refrán que la culpa es viuda y nadie la quiere. Como Secretario General tengo que asumir esas diferencias y esas responsabilidades. Es cierto que llegamos a la dirección del PSOE con el firme propósito de trabajar por unificar la organización y eso, a veces, implica tomar decisiones duras y difíciles. Y en eso estamos. Las cosas no cambian de la noche a la mañana. Como los buenos vinos, la política también necesita tiempo y reposo.. No se trata tanto de fijar culpables o reproches sino de construir, de seguir construyendo un proyecto sólido, eliminando asperezas y encarado el futuro con valentía. En el reparto de responsabilidades, nos toca asumir a todos una parte. Al final, yo soy el Secretario General e intenté que no se diera esa circunstancia. No podemos analizar el resultado de estas elecciones sólo en base a lo que le pasaba al PSOE en la ciudad. El PSOE pierde 5.800 votos en estas elecciones, pero la izquierda pierde 14.000 e IU, que no hace una buena lectura, entiende que esos votos que ellos ganaron justifican su gestión, cuando la gestión está en el conjunto de los dos partidos y, básicamente, en el partido que lidera el Ayuntamiento que es, en realidad, el único que puede o no pagar la factura de la derrota. Con un concejal de IU, nuestro socio de gobierno no tenía mucho margen para pagar esa factura. Además, hay un desplome inmenso de Podemos que hace que, finalmente, pierda el 60% de los votos que tenía. A eso hay que sumarle una sobreexcitación del voto de la derecha que incrementa 20.000 votos más que los obtenidos en mayo de 2019. Esta sobreexcitación de la derecha tiene un componente local y un componente nacional y saber dónde están los focos en los que crece la derecha, o lo que es lo mismo, dónde crece, cómo y por qué, se identifican claramente en la ciudad y uno de ellos está focalizado en las decisiones de la concejalía de Aurelio Martín, que son asumidas o repelidas en términos de gobierno y no sólo en términos individuales de un concejal de IU que toma ciertas decisiones. Por otra parte, hay un componente local muy fuerte y otro estatal en el marco de la otra izquierda. Aquí no está creada la marca Sumar, no había una alternativa fuerte de la izquierda a la izquierda del PSOE. La otra izquierda llegó dividida a estas elecciones. Ni el resultado ni las explicaciones consuelan para nada. Ganamos en 4 de las 15 grandes ciudades. Una de ellas fue Gijón, pero no fue suficiente para gobernar. Como agrupación tenemos nuestra responsabilidad, porque tuvimos el gobierno y no fuimos capaces de coordinarnos con él y con la candidatura. El reparto de responsabilidades se dirimirá en la futura Asamblea.
Intentando dibujar el itinerario político del PSOE en esta campaña de la manera más exacta y con todos los matices posibles, es verdad que hay una suma de factores y que la actitud del gobierno contribuyó decisivamente al estancamiento del partido por su escasa empatía con el nuevo candidato y la nueva dirección. Sin duda, fue un factor que propició la desmovilización de la izquierda, pero en algún momento también tuve la impresión de que la campaña pensada para Floro no se correspondía con el talento que ponía en valor al candidato durante los últimos quince días de mayo. Me refiero a su carácter humanista que, no nos engañemos, prevalecía como uno de sus principales componentes políticos y personales, por encima, incluso, de la capacidad de gestión o la capacidad de confrontar con otros adversarios. Creo que en esos 15 días finales, este elemento sólo se despertó y aprovechó claramente durante la última semana de campaña. Dicho de otra manera, creo que el candidato fue sometido a un estrés político que sólo correspondía hacerle frente a otros miembros de la candidatura.
Sí. Es un escenario complejo con una tensión generalizada. No había una tensión propiamente de campaña pero sí de crispación. Probablemente, sobreprotegimos en exceso a Floro, que no es un hombre de conflicto sino de paz. Cuando nuestro candidato se ha soltado, demostró que era el candidato que necesitábamos. Floro no venía de la política, tuvo que coger el ritmo. Sumergir en los lenguajes políticos a un hombre acostumbrado a dar soluciones, era someterlo a un juego perverso que generaba más problemas. Para alguien acostumbrado a buscar siempre soluciones, sentarlo frente a otros, compartiendo espacios con otros que buscaban poner un problema tras otro encima de la mesa, era arriesgado y muy complejo. Los que estamos habituados a esos escenarios, podemos remar en esas aguas, en cambio para Floro era muy complejo. En cualquier caso, la realidad es que Gijón pierde la oportunidad de tener como alcalde a un humanista al afrente de los intereses de todos. Floro representaba y representa todo aquello que nosotros queríamos poner encima de la mesa en esta campaña. Si hablábamos de conciliar a la ciudad, si proponíamos que los espacios comunes pudieran ser ocupados por personas con vivencias y visones diversas y compatibilizarlo de una forma armoniosa, Floro era la persona ideal porque llevaba haciéndolo toda la vida. Es su manera de conducirse por la vida. Por eso le tengo un inmenso agradecimiento y por eso es una pena para la ciudad. Hemos perdido una oportunidad de oro. Gijón es una ciudad mayoritariamente progresista y ahora decepcionada, porque una parte del electorado ha comprado el engaño de Foro o porque otra parte se quedó en su casa. Independientemente de las razones, esta es una ciudad de libertades y progreso que no está representa en la confrontación que vimos hace dos miércoles.
A la vista de lo sucedido el pasado miércoles, de la naturaleza de este nuevo gobierno tripartito, no tengo muy clara qué actitud tiene que tener un partido de izquierdas desde la oposición. ¿Se debe liderar un cordón sanitario?, ¿se debe mantener algún puente con Foro para evitar que, si en un futuro se rompe este pacto, generar un espacio para la gobernabilidad? ¿sé plantea el PSOE también estas preguntas?
El PSOE es una fuerza de izquierdas sin complejos. Respecto del cordón sanitario, tengo muchas dudas, cuando se plantea en términos generales, cuando veo lo que pasa en Francia y se afirma “O todos o el caos”. Y cuando el caos deja de dar miedo, ¿qué pasa? A veces creo que, sacando a la extrema derecha del escenario común, lo único que hacemos es fortalecerla y convertirla en la última alternativa. Al final, el electorado puede pensar que todos los partidos son iguales menos ellos. Tengo reparos a la hora de sacar del juego democrático a las fuerzas políticas intolerantes. Cuando la gente llega al juego democrático de las instituciones se ve obligada a demostrar lo que es y, al final, se concluye que sus ideas y propuestas no tienen sentido en ese espacio, porque son dañinas, peligrosas y, sobre todo, cuando se convierten en mayoritarias. La mejor manera para que no sean mayoritarias es enfrentarse a sus ideas en el debate público.

Pero es que el partido que está gobernando con Foro y el PP no viene con un proyecto de ciudad, sino con un proyecto de exclusión de la diversidad. Por eso mi pregunta. Bildu, que suele ser el contraejemplo del que abusa la derecha, participa del modelo democrático, los acuerdos con Bildu son exquisitos en términos democráticos. En cambio, con Vox no es así.
Lo tengo claro, pero también tengo claro que hay que atacar sus planteamientos políticos, no creo que haya que tratarlos como una cosa externa, rara, como un anomalía. Creo que hay que desarbolar sus propuestas desde el sistema. En cuanto a lo que planteabas, el cordón en la práctica es cuestionar directamente sus políticas, desmontar los argumentos falaces que utilizan para defenderlas. Nosotros lideramos la oposición y ellos están en el gobierno. El grupo municipal socialista no estará por sistema en contra de todo, como hizo Foro. Nosotros no haremos eso. En aquellas cuestiones que sean de interés para la ciudad, no nos vamos a poner ni gota coloraos para pactar con el gobierno, si se respetan nuestros planteamientos. No vamos a oponernos a lo que sea positivo. Todos sabemos que hay que hacer algo con la ampliación del parque tecnológico y con el plan de vías o el vial de acceso al puerto por Jove, todos queremos que se consoliden y sabemos que hay cuestiones que ya están avanzadas pero que se tienen que matizar y arrancar definitivamente. Es importante que la gente vea las obras en marcha. Pongámonos de acuerdo, pero siempre con el respeto debido, porque representamos al 33% de la corporación. No queremos acuerdos que sean la consecuencia lógica del cumplimiento de un trámite municipal. Nuestra pretensión es que cuando se sienten con nosotros, lo hagan de verdad. No nos vamos a poner colorados, insisto, cuando busquen un acuerdo. Un acuerdo no es un cheque en blanco, es que Moriyón , que es el gobierno y nosotros que somos la fuerza mayoritaria, nos sentemos y nos respetemos, hablemos con seriedad y veamos que puntos podemos compartir en cada caso. No queremos la confrontación porque sí. No queremos que se nos excluya, no queremos que se excluya al 33% de la corporación, a la lista más votada y que mas apoyo recibió de los gijoneses. Moriyón habla de un porcentaje de ciudad que pedía un cambio y se arroga votos que no son suyos. Nosotros vamos a defender a esa mayoría que nos hizo ganar las elecciones, que inequívocamente votó a una fuerza como el PSOE, porque somos el partido más votado. Haremos una oposición responsable pero con todo el rigor y la determinación del mundo. Seremos una mayoría amplia y a veces necesaria. Pero sólo si estamos de acuerdo y se nos trata con respeto. Este partido es de larga vocación, larga vida y permanencia y eso supera proyectos que son absolutamente coyunturales, aunque lleven 12 años o vayan a llegar a los 20 años.
¿Qué oposición le corresponde a la calle? Estas semana se ha reunido el movimiento feminista para analizar estrategias ante el pacto. ¿Crees que los sindicatos, los movimientos sociales y culturales y el PSOE tienen que encontrar canales de movilización de voto para reactivar a la izquierda?
Una de las cosas que va a activar el voto es la actual estrategia de comunicación del PSOE y de la izquierda que gobierna el Estado con Pedro Sanchez a la cabeza. Creo que se está haciendo bien desde hace unas semanas y que eso facilitará la movilización del voto. En términos locales, lo primero será conocer qué políticas y qué planteamientos desarrolla el tripartito en Gijón. No existe el voto de descargo. No existe la posibilidad de votar el lunes lo que no votaste el domingo. Tenemos lo que se ha compuesto por aquellos que fueron elegidos como representantes de la ciudad. Y la ciudad tiene que despertar. Y creo que las entidades sociales, culturales, sindicales, empresariales y de todo orden, la sociedad civil, las plataformas y las personas que puntualmente se agrupan de alguna forma en ellas, tienen que despertar y deben ser exigentes. Pero no ahora, siempre. Curiosamente, suelen estar más activas cuando gobierna la izquierda porque se la teme menos, porque saben que sus recursos no dependen del enfrentamiento. Saben que no habrá ningún problema con una asociación porque alguien cuestione la acción de un gobierno de izquierdas desde ella, porque ese gobierno suele entender que la participación política va más allá de lo institucional y que hay entidades que trasladan la preocupación ciudadana o su interés a través de estas organizaciones. Curiosamente, cuando gobierna la derecha, el movimiento asociativo es menos ruidoso. Y yo creo que hay que hacer ruido. El PSOE no es una organización que haga política en estas cuatro paredes aunque haya habido compañeros que piensen que eso es así, que esto es lo que hay y que de aquí sale la verdad absoluta. No es cierto. El PSOE bebe de la ciudadanía porque forma parte de ella y los socialistas deben estar activos. Deben estarlo los 40.000 socialistas que han votado y no solo los 1300 afiliados, y deben hacerlo los que van a salir a votar al PSOE el día 23 de julio, a sabiendas de que tienen 4 años de responsabilidad en todos los ámbitos para revertir esta situación. A nosotros nos compete mostrar un camino, demostrar que se puede hacer política de otra forma, demostrar que estamos en aquellos asuntos que preocupan a las mayorías, demostrar que la política es mejor si somos capaces de dignificar la acción política y romper los enfrentamientos. Romper los enfrentamientos no es no decirle al adversario político lo que hay que decirle, sino decirlo de la forma más oportuna y adecuada, llenando de argumentos los planteamientos que defendemos. Si somos capaces de hacerlo y la calle es capaz de ofrecer una respuesta, esta situación será pasajera. Es un reto democrático. Me gusta como lo planteabas antes. Hemos visto como todo aquel entorno de HB acabó aceptando el juego democrático, con las dudas que generó. Con las deudas pendientes que pueda tener con la sociedad vasca y española todavía, ha participado democráticamente. Tenemos que ser capaces de decirle a la extrema derecha que o bien participan democráticamente o bien tienen que desaparecer. Y creo que Gijón tiene margen y capacidad social suficiente para revertir una situación que no se quiso impedir por parte de aquellos que fueron elegidos representantes de la ciudadanía y formaron este nuevo gobierno. Para lograrlo tiene que haber calle y la oposición tiene que estar en la calle.
¿Qué es estar en la calle a partir de ahora para el PSOE?
Estar en la calle no es estar en una barricada, no es una cuestión de quemar nada, ni de insultar a nadie. Yo no entiendo así la calle. Se trata de hacer la política en la calle día a día, con argumentos, y que las organizaciones tengan posicionamientos políticos claros, con todos los asuntos que realmente condicionan las vidas de las personas.
¿Crees que el movimiento asociativo ha sido particularmente comedido a la hora de hacer valoraciones a este pacto?
Lo creo totalmente y, de algún modo, lo decía antes. Defiendo la acción política fuera de los partidos políticos. Se hace desde muchos espacios. Hablo de política con palabras mayores, no de partido, sobre un modelo de sociedad y de espacios compartidos y comunes, hablo de organizaciones que tienen una visión concreta de todo. Creo que es obligación de las organizaciones posicionarse, no contra un gobierno ni por sistema, pero en un caso como este, con una fuerza ultraderechista que viene a subvertir el sistema, con un acuerdo que es una enmienda a la totalidad del modelo de convivencia que hemos creado en democracia, echo de menos posicionamientos claros y creo que es por miedo a sufrir represalias, a quedar en el ostracismo.

¿Cómo se va a reordenar la FSA después de las elecciones del 23J? ¿La FSA debe observar que tras estas elecciones y tras la composición del gobierno autonómico, sus estructuras orgánicas deben responder a los pesos de sus territorios y a una nueva mayoría interna?
Lo que toca aquí y ahora son unas elecciones generales y una oportunidad de salvar lo que tenemos y de proyectarlo hacia adelante con una visión de progreso. La otra alternativa es caer en la trampa de pensar en la caricatura y el personaje que se hace del Presidente del Gobierno y caer en manos de una derecha y una derecha extrema. Eso es lo primero. Que todos los resultados electorales tienen consecuencias, sin duda. Habrá quien esté más o menos satisfecho. La FSA, como tal, tiene esta obligación como la tiene la agrupación de Gijón de pelear para que Adriana Lastra, como cabeza de lista, obtenga el mayor número de votos posible con la mayor cantidad de diputados y sume una mayoría en Madrid a la hora de conformar un gobierno progresista. Primero peleemos por la victoria electoral y luego trabajemos sin tregua para defender los derechos y las libertades que tanto nos ha costado conseguir como sociedad democrática y que, lo creamos o no, están en serio riesgo.
Pero más allá de eso, yo quiero analizar otra idea de fondo. Cuando me refiero a nuevas mayorías internas quiero decir que la FSA de hoy ya no es la de hace cuatro años ni la del último congreso. La preponderancia de Siero, la pérdida del gobierno en Gijón, el papel del SOMA, ofrecen un mapa de la FSA diferente, independientemente de lo que pueda suceder el 23 J, sin ser ajenos a lo que suceda. ¿La FSA se debe reconfigurar para dotar a la organización de mayor estabilidad o debe mantenerse como está?
La estructura de la FSA se adaptará como siempre ha hecho a la situación real del conjunto de las agrupaciones y de la sociedad. Es evidente que Siero tiene un peso económico y demográfico que no tenía y yo siempre reclamaré que Gijón tenga un peso determinante, aunque no lo haya tenido en la composición de las listas al congreso y el senado. Yo siempre quiero que haya representación de Gijón en el Gobierno, que haya representación en la ejecutiva autonómica, en los ámbitos de representación institucional y del partido. Siempre querré que la Agrupación de Gijón, siendo la mayor agrupación de la FSA y de las pocas que crece en militancia y siendo, además, representante del 30% del conjunto de la comunidad, tenga el espacio adecuado a todo ello en los órganos y decisiones de la FSA. ¿Quiere decir que eso se tiene que hacer inexorablemente contra alguien? ¿Tiene que hacerse contra los intereses de otros territorios o agrupaciones? Desde luego que no. Gijón no tiene que hacerlo contra nadie, sino sumándose a otras mayorías para tener una FSA fuerte. Gijón estará en la suma que sostenga la fuerza de la Federación. Cuando la FSA está fuerte, nosotros lo estamos también.
Como parlamentario autonómico, ¿temes que lo sucedido en Gijón afecte a la negociación de la investidura de Barbón?
Si te refieres al apoyo que pueda hacer Foro al Gobierno de Barbón, debo reconocer que todo tiene su coste. Un acuerdo con Foro a nivel autonómico puede ser necesario para una investidura, pero yo no estoy en ese proceso de negociación. Aunque entiendo que la mayoría natural esté siempre a la izquierda, del mismo modo entiendo que se pueden dar otros pactos que rechazo por sistema, entre otras cosas porque soy pragmático y soy demócrata. Independientemente de lo que sucede en Gijón hay que llegar a lo que sea mejor para Asturias y la Federación. El Secretario y Presidente Adrián Barbón lo tiene claro. Buscará lo mejor para Asturias. Es inevitable mirar lo que está montado en Gijón, pero no podemos ser sectarios. Yo no lo soy. Si hay posibilidad de ampliar los acuerdos y en vez de 23 tienes 24 diputados, mejor. Y si convences a un hooligan, también. No creo que la situación de Gijón deba ser óbice para alcanzar acuerdos. Lo que importa es que el bien común esté presente cuando hablamos de acuerdos y desacuerdos. A mí me cuesta mirar con amabilidad a Foro, porque aquí se ha llegado a un acuerdo de vergüenza. Pero no renunciaremos a hacer política por el bien de Gijón y su ciudadanía. Lo mismo que en Asturias.
Al principio de la entrevista, en más de una ocasión manifestabas dudas hacia el futuro del pacto. ¿No le ves mucho futuro?
Hay que verlo en la práctica. Se me hace difícil ver a Vox en ningún acuerdo pero viendo las tragaderas de los gobiernos a los que llegan a formar parte, no sé que pensar. Habrá que ver cuán ancho es el esófago o la garganta de Foro para digerir todo lo que Vox planteará. Realmente creo que están ideológicamente muy juntos, pero las formas son importantes para sostener los apoyos y eso les resta mucho. Aunque compartan modelos de sociedad, no sé cómo va a engarzarse todo eso con las formas, a la hora de establecer las prioridades, las prisas, las urgencias. En ese contexto, Vox puede generar dificultades. Pero el gran reto de Foro era llegar y si tuvo que pactar con el diablo, pactó. Otra cosa es que luego no cumpla ese pacto. Lo que creo es que a Moriyón le dio igual mentir a la ciudadanía para captar un voto moderado y creo que tampoco le importó mentir a Vox para llegar a la alcaldía. También pienso que cuando se vea en la ocasión, Moriyón los apeará del gobierno para intentar lavar nuevamente su imagen. Espero que en eso momento no haya alguna fuerza política que esté dispuesta con sus apoyos oportunistas a blanquear nuevamente su imagen. Acuerdos y negociación si, blanqueamiento de saldo, no.