“Me gustaría que la confluencia en lo regional fuera un espejo de lo nacional”

NORTES entrevista a Rafael Cofiño, el candidato de Sumar por Asturias al Congreso de los Diputados donde defiende la generosidad de su formación en los pactos

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Rafa Cofiño se da un aire a Matt Berninger, el vocalista y músico de The National, la banda de Cincinnatti que regresó hace tres meses con un nuevo álbum. Si todo va bien, en octubre lo veremos en el concierto. Matt Berninger publicó durante la pandemia Serpent Prission, un disco excepcional, para domingos tristes y solitarios. Entonces, Cofiño era director general de Salud Pública del Principado de Asturias. Hoy es candidato de Sumar al Congreso de los Diputados. En todo este tiempo ha gestionado una pandemia, se retiró a los cuarteles de invierno cuando lo peor de la tormenta ya había pasado, recibió propuestas para trabajar en el Ministerio de Sanidad y hoy, aunque su nombre encabece la la lista a la Corte de los Leones, también aparece en las quinielas para estar a la cabeza del Sistema Sanitario español, bien como Ministro o bien como Secretario de Estado. Sin lugar a dudas, remodelaría la sanidad pública española. Mientras editamos esta entrevista, en la Junta del Principado, ADrián Barbón presenta su programa político para su investidura, el mejor escaparate para expresar la unidad de la izquierda, ¿con Podemos o sin Podemos?
¿Cómo es una campaña política para alguien que ha vivido alejado de la pulsión y la tensión de las campañas electorales?

La experiencia ha sido una montaña rusa, tras aceptar la propuesta de mi candidatura. Ha sido entrar en un terreno desconocido. No milité nunca en ningún partido, ni siquiera durante la gestión de la pandemia como director general. Hay una parte etnográfica, la de entrar en los partidos y como se configuraba a la campaña. Una experiencia muy bonita. Ha habido mucha generosidad por parte de los partidos, ha habido un gran trabajo del equipo y de independientes. Las personas que coordinan la campaña como las que llevan el programa son personas que tampoco venían del ámbito político. Es un trabajo intenso, por el ritmo de ir a muchos sitios diferentes, pero lo estoy disfrutando mucho, conociendo y proponiendo temas muy transversales que empapan a diferentes sectores. Cuando hagamos una propuesta estratégica para Asturias hay que hacerla de una forma muy generosa y muy global. Aunque sea cansado y agotador, hay gente que le está dedicando mucho tiempo, nos queda una semana que no es nada.

En alguna ocasión, te definías como un salubrista. Explique a los lectores que es un salubrista

Vengo de parte de la medicina, mi formación es como medico de familia donde a penas he trabajo. Me hice una visión muy general. Cuando una medica de familia ve a su paciente, está pasando consulta y mirando la calle. Su problema clínico tiene que ver con el contexto en el que vive el paciente. El salubrista hace lo mismo. A veces se confunde salud pública y sanidad pública. Salud es una disciplina para pedagogas, sociólogas, trabajadoras sociales. Los salubristas no vemos personas, vemos poblaciones. Lo que influye en el bienestar de las poblaciones es donde hemos nacido, cómo ha sido nuestra familia, el barrio donde hemos vivido, cómo ha sido nuestra educación, qué acceso hemos tenido a diferentes servicios, la igualdad de oportunidades, la desigualdad social, de género, cómo es nuestro empleo, nuestra vivienda. Eso es lo que conforma la salud de las personas. El código postal influye y modifica nuestro código genético. A los salubristas nos preocupa como funciona la educación o las pensiones. Por eso el salubrista es muy político. Tiene que tener una visión muy política. Mejorar vivienda mejora la salud de las personas.

Rafael Cofiño, candidato de Sumar. Foto de David Aguilar Sánchez.

Tu formación, por lo tanto, te ha sumergido en la política sin haber militado en ella. Hasta la pandemia, las administraciones han visto con cierta condescendencia sino desdén de esta visión integral del bienestar de las personas desde y fuera de la salud.

Hemos tenido una visión minoritaria. Yo como salubrista trabajé adicciones, acudía a los congresos de trabajo social, me formé como educador de calle, estuve en proyectos de prevención del VIH en los campamentos del Sáhara. Todo esto es una forma de entender los proyectos de salud general. Obviamente, es minoritaria. El presupuesto que tiene Salud Pública en el sistema sanitario es pequeñito. Es minoritaria pero la Agenda 2030 tiene este concepto de modelo integral del sistema.

Has sido uno de los protagonistas de la gestión de la pandemia en Asturias. ¿Sentiste el desfallecimiento en el horizonte de tu gestión, un hasta aquí he llegado?

No, cuando me fui, lo hice sabiendo que ya había pasado lo más duro. Las mejores coberturas vacunales regionales a nivel mundial las tuvo Asturias. Tengo a dos personas que trabajaron en la pandemia. Nuestro nivel de adrenalina era tan alto que en ningún momento nos lo planteamos. Hubo momentos de fatiga y de llorar delante del ordenador por cansancio. Sabíamos que teníamos que continuar. No es falsa humildad. Nos gusta el story telling. La gestión de la pandemia en Asturias fue una historia colectiva, algunos tuvimos que dar más la cara, pero fue un trabajo de muchos niveles de la población sanitarios y no sanitarios. Si ha funcionado muy bien la respuesta asturiana a la pandemia en algunos momentos, fue por el esfuerzo colectivo.

¿Crees que no se está poniendo suficientemente en valor esa gestión y esfuerzo colectivo durante la campaña para alcanzar los niveles de calidad de vida que tenemos hoy?

La política es muy cainita. Lo aprendí en mi experiencia como director. Recuerdo que cuando entrabamos en las Comisiones de Salud y eran a puerta cerrada y sin cámaras había buena relación, te preguntaban con preocupación y había una valoración positiva de algunas cuestiones que se hacían. En el momento que eso pasaba a la escenografía política era una escenografía crítica. Daba igual lo que se hiciera. Es un asunto para construir país. Debe haber unas líneas rojas a los discursos de odio que atentan contra los derechos sociales, pero sí creo que hay otra gran mayoría que tenemos proyectos de país que podemos compartir. Los salubristas tenemos una mirada amplia a largo plazo en ese sentido. En Juego de Tronos están los Winterfell, los King´s Landing y el muro. Detrás del muro hay cosas muy preocupantes a nivel mundial en estos momentos. O hay una coalición fuerte de partidos progresistas para sumar y avanzar en este sentido o tendremos graves problemas a nivel mundial y a nivel local en la economía de las familias. La gestión que se ha hecho estos años con una pandemia en una situación mundial crítica, con la guerra en Ucrania solapándose con la pandemia, yo creo que tenemos unos datos de buena tendencia en la gestión. Pero hay que hacer más. Los datos macro están bien, pero hay un 70% de familias que no pueden ahorrar y un 12% que no pueden llegar a final de mes. La tendencia es positiva y Yolanda Díaz ha propuesto medidas para poder mejorar y eso hay que empujarlo. En cambio, con el PP y Vox nos encontramos palabras que en clínica, en medicina, decimos que son palabras que desactivan. En una consulta de medicina, decir cáncer, implica desactivar el resto de la conversación. La extrema derecha usa esas palabras para desactivar el discurso y generar miedo. Lo hace con Eta, con ocupación o invasión. La persona solo piensa en eso desde que se pronuncian. El bloque de izquierdas es lo que tiene que hacer. Animo a ciertos partidos que suponen lo que significa. Conservadores responsables y preocupados por su país, tienen miedo si el PP entra con Vox en el gobierno.

Rafael Cofiño, candidato de Sumar. Foto de David Aguilar Sánchez.

La OMS alertaba la semana pasada de la posibilidad de que la gripe aviar traspasara la barrera de las especies animales y del riesgo real de que se trasmitiera a la especie humana. ¿Estamos en condiciones de soportar otra pandemia?

Salud pública todavía no se ha reforzado. Cuando ha acabado la pandemia, si te fijas un poco, se ha puesto en crisis la atención primaria. La atención primara es la cenicienta de la sanidad pública, pero la salud publica es la hermana pobre de la cenicienta. En Atención Primaria se ha puesto el foco, pero con muchísima dificultad. Es necesario hacer un plan de choque, pero Salud Pública ha pasado su oportunidad. La Agencia Estatal no se ha puesto en marcha y en Asturias no se ha podido reforzar la estructura de Salud Pública. Confió en el que en este ciclo político se pueda reforzar. No podemos afrontar otra pandemia con tres epidemiólogos de los que uno se ha ido y otro se jubilará en los próximos cinco años. Es necesario un fortalecimiento grande, estructuras como los cdc norteamericanos que tienen mucho dinero. No sólo requerimos epidemiólogos, también gente que trabaje en los territorios con la población. Ese fue uno de los gaps fuertes que tuvimos en la pandemia en Asturias. Requerimos gente en los territorios trabajando con las comunidades. Mucha de esa información no la daba la variante o la incidencia sino el comportamiento de la gente que procede de la etnografía y la sociología.

¿Qué conclusión personal adquiriste de nuestra sociedad? ¿Era extremadamente narcisista, hedonista, cooperativa, solidaria?

Tengo una visión muy crítica. Pero tiendo a ver el lado positivo de las cosas. A nivel terapéutico, una maestra construye educación desde las riquezas de un crio. Esto pasa en política. Me quedo con las riquezas de esa comunidad. Los sectores tenían muchas preocupaciones muy comprensibles pero encontré mucha generosidad. Ha habido gente trabajando mucho en condiciones muy difíciles. Mucha gente haciendo muchas cosas bien en muchos sitios diferentes. Mi objetivo como diputado es que España mire también hacia el noroeste, pero también crear las condiciones para que en Asturias se cree tejido para poner en valor lo que tengamos. Pasa por cuestiones culturales como el asturiano, como pasa con otras comunidades. Nos ha pasado tener proyectos sanitarios que eran adoptados por Cataluña rápidamente y cuando volvías al año siguiente lo habían implantado y aquí no. Evitar ser cainitas y ser soberbios, pensando en la ganancia del vecino como ganancia propia. Creo que es una cultura que hay que educar. Yo no lo veré pero las generaciones siguientes sí. Asturias es una locura de belleza, su riqueza de gente, de instituciones, de administraciones públicas, de sectores pequeños, de cultura y patrimonio. Es una comunidad que es un caramelín que hay que cuidarlo. A parte de políticas de diferentes. Unai Sordo, el Secretario de CCOO, lo planteó muy bien: ¿cómo vamos a vertebrar lo comunitario?. hay una parte institucional y también otra basada en tejer en comunidad.

Víctor Guillot, director adjunto de NORTES y Rafael Cofiño, candidato de Sumar. Foto de David Aguilar Sánchez.

Como salubrista, tu proyecto me invita a pensar que vienes con el animo de llevarlo a cabo, de ejecutarlo. Puedo pensar en el Parlamento pero también en un Ministerio. Hasta qué punto está en el proyecto personal que Rafa Cofiño sea Ministro de Sanidad o Secretario de Estado con un papel preponderante.

No lo sé. En el Ministerio se me ha ofertado antes. Tuve alguna propuesta pero no entró en mis planteamientos. No me atrevería a decir que de este agua no beberé, no lo sé, pero volviendo al salubrismo, me quedo con esa cita de Rudolf Virchow: “la medicina no es más que una ciencia social y la política no es mas que medicina a gran escala”. Para nosotros, esta idea encaja como un guante a una mano. Lo otro no lo sé. Es verdad que un ministerio tiene ciertas limitaciones como consecuencia de la transferencia de competencias, pero también es verdad que dentro del programa de Sumar hay propuestas que son más técnicas o políticas para modificar el Ministerio y el Gobierno.

Pregunto esto no sólo porque sería un titular muy interesante que Rafa Cofiño pueda ser el próximo ministro de Sanidad, sino porque esta visión integral de la salud pública que defiende Sumar, implica necesariamente una reordenación competencial de la sanidad entre el Estado y las Comunidades, si nos atenemos a esa visión tan transversal. Tiempos nuevos y nuevas funciones exigen nuevos órganos, nuevas competencias para poder responder a los retos que plantean. Es una idea muy rompedora reordenar la sanidad desde ese prisma y no creo que escuchemos a muchos políticos defender que un ministerio debe recuperar competencias o asumir otras nuevas.

Es complicado y es un gran debate que tenemos en Salud Pública. Esa visión tan global la tenemos en una consejería que dedica la mayor parte del presupuesto a sanidad y no a otras políticas. Esa visión tan global debe estar vinculada a la Presidencia. El programa de Sumar plantea un plan de gobierno. El modelo de la Agenda 2030 no es malo y se debe pensar como un modelo de gobierno. La gobernanza debe encajar ese modelo estratégico que queremos. El Principado y todas las consejerías de los gobiernos autonómicos tienen un problema, los planes, estrategias y programas son un caos de coordinación. Requieren más transversalidad y conectividad política. Y en el ministerio sucede igual. Tienen que tener un plan de gobierno de bienestar con una visión salubrista. A mi no me importaría dejar de hablar de salud y hablar de bienestar, pero tienen que estar perfectamente integradas las dos visiones.

Yo no sé hasta que punto es un efecto de la pandemia o de la crisis económica que arrastramos desde el 2008. Me refiero a la salud mental. Hasta qué punto, solo con psicólogos se resuelve la elevada tasa de suicidios, depresiones y estados de ansiedad o tiene que ver con un concepto de vida que es, en sí mismo, insalubre. Hasta qué punto el capitalismo perjudica seriamente la salud.

Hasta el capitalismo ya lo ha reconocido. Tenemos ejemplos de países, donde hay grandes fortunas que saben y no les importa pagar muchos impuestos porque comprenden que un país con grandes desigualdades crispa esa sociedad y hace que no sea productiva. La desigualdad no interesa ni a los capitalistas que son inteligentes. Hay una viñeta protagonizada por un koala en un bosque talado, abrazado al último árbol. Llegan unos señores y le dicen al koala que lo que tiene es un problema de salud mental. Tiene ansiedad y depresión, pero por qué, por el contexto. Hay que entenderlo así. No hay que dejar de pensar que necesitamos mejorar los servicios sanitarios y salud mental, desde un abordaje menos biomédico, reforzando la psicología y la psiquiatría, pero hay que abordarlo desde las causas de las causas: usted no necesita un psiquiatra sino un sindicato. Ojo, puede que necesite un psiquiatra, pero vaya pensando en un sindicato. Uno de los referentes de los determinantes sociales se llama Michael Marbbott, entraba gente a su hospital, mejoraban, pero cuando salían sanos y volvían a sus condiciones de mierda, empeoraban. Esa es la visión global, El Plan de Salud Mental de Asturias 2019 que coordinamos mi equipo, detectamos el malestar en las mujeres, su altísima medicalización y consumo de ansiolíticos. El genero es una ideología. Las mujeres están maltratadas con ese modelo. Su medicalización tiene que ver con sus condiciones de vida.

Rafael Cofiño, candidato de Sumar. Foto de David Aguilar Sánchez.

Foucault patologizó conflictos eminentemente políticos que pasaron del pecado a la enfermedad y en el siglo XXI parece que seguimos arrastrando ese mismo vicio a la hora de convertir cada contradicción en una enfermedad, sin reconocer la causa en el funcionamiento del sistema.

Poner una etiqueta o un diagnostico a quien tiene un dolor corporal o sufrimiento mental si que está bien ponerle una etiqueta, porque reconocer la enfermedad también te alivia. Hay que tener cuidado porque si la etiqueta es muy biomédica, el tratamiento será solo biomédico, que debe serlo también pero no sólo con analgésicos o psicoterapia. Pero tienes que pensar en lo otro y lo otro es el contexto. Lo vemos en casos de salud mental pero también en el cuidado de las personas mayores. Qué más da que tengamos los mejores tratamientos sanitarios o farmacológicos, los mejores cuidados médicos, si cuando los pacientes vuelven a sus hogares, continúan viviendo y sintiéndose solas.

En Suecia se rodó un documental titulado Teoría sueca del amor que precisamente alertaba de la soledad como un problema social que explicaba las razones por las que muchos ancianos morían olvidados en sus apartamentos de todo el mundo. No sé hasta qué punto es necesario un Ministerio de la soledad.

Darle un ministerio a una patología…no lo veo, pero nosotros lo vimos cuando diseñamos el Plan de Salud. Nosotros trabajamos con un grupo de asociaciones de mujeres de Asturias para determinar las causas de la patologización y, tirando, llegamos a loas causas de las causas y en el origen estaba el heteropatriarcado. Tener una buena visión política exige actuar a muchos niveles porque si no, no podremos abordar la raíz del problema.

Hablemos de los otros. En este caso los otros son los que van a votar a Vox o al PP. Qué perfil crees tu que es el mayoritariamente hegemoniza ese perfil. Si en su vida se impone un instinto nihilista, si es alguien que pretende disfrutar sin limites hasta que el mundo estalle. Cuando hago esta reflexión pienso en aquella reflexión acertada y descorazonadora que afirma que se podrá acabar la humanidad pero no el capitalismo. Más allá del nostálgico del franquismo, como observas a esa parte de la sociedad española.

No soy politólogo, pero hay un primer tema que veo en la exploración de los partidos. Los partido son como los equipos de futbol. Es muy complicado cambiar de equipo. Forma parte de tu cultura, tu religión. Ya no me muevo de aquí. Tengo buenos amigos que son del PP que me han felicitado, se han manifestado contentos con que esté metido en esto y valoran el programa y que saben que la gestión será mucho mejor y eficiente que la del PP, pero no me van a votar. Por otra parte, nos tenemos que preguntar qué ha pasado con los fascismos y como ha impregnado a la gente corriente. Y también está la desafección, que sigue siendo un factor importante. Aunque los indicadores macro han mejorado, hay gente con problemas que no llega a fin de mes y no atisba una solución clara. Su realidad no encaja con las medidas del gobierno. Luego hay gente que incluso siendo beneficiarios de los contratos indefinidos, 88.000 en Asturias, nos obliga a preguntarnos si realmente votarán todos a Sumar. Pues no. ¿Y a los que se les incrementó el SMI?, pues tampoco. Muchos reflexionarán: me salvó el ERTE pero vaya mal que nos trató la ministra tratándonos como a niños cuando explicó el funcionamiento de los ERTES. Por otra parte, la extrema derecha utilizada la palabra desactivadora en el discurso de Vox. El miedo y no hay nada más, genera un golpe en la cabeza y es verdad que logra que la gente piensa que hay personas que pueden ocupar la casa o es verdad que eta me asesina. Ahí hay un mensaje de odio y el antisistema está ahí. Mucho trabajo de calle y de territorio y la manera de hacer mililtancia. La alternativa es vertebrar comunidad con nuevas metodologías.

Víctor Guillot, director adjunto de NORTES y Rafael Cofiño, candidato de Sumar. Foto de David Aguilar Sánchez.

No hace mucho escribía que el mejor escaparate para que los ciudadanos voten la izuqierda el próximo 23 de julio en ASturias, es ver que existe una confluencia parlamentaria de todos los diputados apoyando la investidura de Adrián Barbón sobre la base de un programa político progresista conectado la filosofía de este primer gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Aunque son elecciones y procesos diferentes, la investidura envuelve esta campaña en Asturais.

No sé muy bien qué va a pasar. Se lo que me gustaría que pasara. Tenemos que aprender a domesticar nuestras diferencias, a acariciarlas, a quererlas. Hay muchas diferencias en los ecologísmos, el feminismo, pero no sabría que podrá ocurrir

¿Crees que Covadonga Tomé debería apoyar la investidura?

No me gustaría decir mi opinión. Sumar trata de ser un frente generoso, el poema tan bonito de Laura Casielles, que cuando no nos ponemos de acuerdo, al menos saber que los dos nos hemos hecho la misma pregunta, claro que me gustaría que desde la diferencia y la desdramatización, me gustaría que hubiera esa confluencia de lo regional y que lo que pasara en Asturias fuera un espejo de lo que pasa en lo nacional, pero no soy yo quien le debe decir, ni mucho menos, a Covadonga Tomé qué decisión debe hacer.

Pero sería un impulso importante de cara a lo que suceda el 23 de julio

Claro. Yo creo que es interesante, insisto, expresando la diferencia

Y el respeto a la autonomía de una organización.

Las confluencias van a tener que ser muy anchas en el futuro. Como diría José Luis Cuerda, todos somos contingentes pero tu eres necesario. Aquí todos somos contingentes pero sólo Yolanda Díaz es necesaria. En Sumar hemos sido muy generosos y en Asturias todos habían dado el paso definitivo antes y eso es importante. Ciertos análisis y matices, creo que la gente no los está viendo.

Rafa Palacios, el presidente interino de Podemos, manifestó que veía muy razonable que el voto de Covadonga Tomé se inclinara a favor de la investidura de Adrián Barbón. Como ha vivido el proceso de Podemos en Sumar?. Nosotros, cuando salimos de Magariños, afirmamos que entonces a Sumar le faltaba rock and roll. Después se ha incluido a Podemos en Sumar pero se ha excluido a Irene Montero. ¿Es un error o no?

Se me escapa qué ha pasado. No sé. He sido una persona externa alejada del proceso de Sumar. Solo he coordinado un grupo de sanidad ni tampoco he estado en el proceso de selección de listas. Solo se me propone y no sé, por lo tanto, como ha sido el proceso de debate con Irene. Lo que da bastante lástima. Que nos quedemos con un asunto que empañe la trayectoria de Irene Montero. Yo creo que la ley del si es si e Irene Montero ha sido y es reconocida como uno de los elementos clave de las políticas de igualdad y de la defensa de colectivos en nuestro país. Ese reconocimiento es fundamental antes de saber si debe o no debe estar. Su trabajo ha sido fundamental y hay que ponerlo en valor, al igual que otras personas.

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