¡Último día! Nada mejor para curar la resaca y ponernos en funcionamiento que una buena ducha fría que active el sistema nervioso simpático. Si el primer día el vermú fue en el Monasterio de Corias, el sábado al mediodía nos convocaban en el patio del Ayuntamiento de Cangas del Narcea. Un corte de luz demoró el comienzo del concierto. Finalmente, los Manises no pudieron ofrecer su espectáculo al público debido a otro problema técnico. Esto no hizo que decayera el ánimo, mantenido de forma titánica por la pareja de deejays Maribel y Sebastián. Expertos internacionales contaron hasta seis congas lideradas por la maestra conguera acreditada.
Algunos se congregaron en la ya tradicional comida en la calle del Prestoso en el restaurante Caniecho. Después, la piscina fluvial de la Presa del Molín se convirtió espontáneamente en centro neurálgico de la diversión, lo que hizo que mucha gente no llegara a tiempo de escuchar el primer concierto en el recinto de Las Barzaniellas.
A las 20:00, un grupo no muy numeroso pero totalmente entregado coreaba entre sonrisas y lágrimas las letras de La Costa Brava. En primera fila, dos adolescentes contemplaban con cierto desdén a la que posiblemente era la banda de la vida de sus padres. “Creo que conozco personalmente a todas las personas que están aquí”, bromeaba Fran Fernández, también conocido como Francisco Nixon. Poco a poco más personas fueron sumándose a este concierto-reunión con vibras de homenaje al fallecido Sergio Algora.
Fue entonces el turno de Kiwi Jr. La banda canadiense estuvo años en las quinielas de la organización y 2023 fue el año en que consiguieron que cruzaran el charco. La del Prestoso fue la fecha debut español de los de Jeremy Gaudet. El público bailó al son del pop de guitarras que resonaba ciertamente a otras bandas como The Strokes.
A las once, ya en plena noche, empezó uno de los conciertos más deseados del festival: _juno, el duo formado por Zahara y Martí Perarnau, desplegó su rave entre bosques y montañas. En el foso, un finísimo pero persistente orbayu —en el mejor product placement de la historia— calaba los huesos de prestosinos y prestosinas, que solo quitaban los ojos del escenario para bailar o, como dijo Perarnau, “quemar zapatilla”.
Y la cosa tenía que acabar por lo alto. El penúltimo concierto del festival fue para la banda Mujeres. Si el público quería pogo, ahí lo tuvo. Los mosh pits se sucedían uno tras otro. La gente cantaba hasta la hipoxia mientras volaban teléfonos móviles y otras pertenencias personales. Las manos se alzaban para sujetar a varias personas, incluido Pol Rodellar, bajista de la banda.
Durante su actuación, una sorpresa: dos personas salieron al escenario mientras los Mujeres tocaban. En la pantalla se leía: “Los Manises Prestoso 2024 Escenario princial”. La organización quiso compensar los problemas que evitaron el bolo de los ilicitanos anunciando la primera confirmación del Prestoso 2024.
El cierre de esta edición estuvo a cargo de Playback Maracas seguidos de Mediocre DJ. “El Prestoso necesitaba un cierre electrónico”, nos contaba un miembro de la organización unas horas antes. Y vaya si lo necesitaba. A las cinco de la mañana se encendieron las luces y comenzó el desalojo del recinto. Hubo quienes se fueron a sus tiendas, furgonetas o apartamentos, mientras que otro heroico grupo puso rumbo a Cangas del Narcea para tomar la penúltima en algún bar que lo permitiera.
Al día siguiente y en cuestión de pocas horas, el prau de la zona de acampada se había vaciado, sin dejar señales de que allí hubo gente siendo muy feliz durante días. La responsabilidad con el entorno también es prestosa.
