El abultado recorte presupuestario a la Noche Blanca 2023 presagiaba una edición mediocre y así ha sido. No tanto por la calidad de los espectáculos, pues los ha habido interesantes, como por la falta de colorido en la programación de este año, muy por debajo de lo apabullante de otras ediciones, en las que se generaba un auténtico estrés ante lo variado, rico e interesante de la propuesta.
Por más que el nuevo concejal David Álvarez haya dicho que “el dinero no da la felicidad”, el público nota cuando se produce un recorte de más de la mitad en el presupuesto de una actividad, y en efecto en esta ocasión la tijera ha sido más que visible.
El buen tiempo acompañó la Noche Blanca de 2023, pero no así un programa rellenado con actividades low cost y fórmulas repetidas. A la falta de novedades se unió esta vez una clamorosa ausencia: La Vega. Una ausencia que no se suplió con la apertura de otro espacio singular capaz de aportar un contenedor atractivo al programa.
La gran cita cultural del otoño ovetense, impulsada en tiempos de Agustín Iglesias Caunedo, mimada por el tripartito de izquierdas, con Roberto Sánchez Ramos Rivi a los mandos de la concejalía, y que alcanzó algunas de sus mejores ediciones con José Luis Costillas en Cultura, ha quedado esta vez muy por debajo del nivel que ovetenses y visitantes están acostumbrados a disfrutar. Y es que en efecto, como señalaba el edil de Cultura, el dinero no da la felicidad, pero sí ayuda a conseguirla.
Fotos: Alisa Guerrero






