El grito por la libertad de Palestina resuena en las calles de Gijón

Un millar de personas reclaman aislar a Israel, mientras el tablero internacional se encrespa con una nueva guerra en Oriente Medio.

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

¡Palestina Libertad! clamó el millar de ciudadanos que se congregó este jueves por la tarde en la Plaza del Parchís de Gijón, portando una enorme bandera palestina. Se prevé que este vienes, día de la entrega de los Premios Princesa de Asturias, la movilización se repita a las puertas del Teatro Campoamor de Oviedo.

La manifestación convocada por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y la Coordinadora Asturiana de ONGD´s, con el respaldo de sindicatos, organizaciones sociales y partidos de izquierdas, exigió a Israel el cese de los ataques a la franja de Gaza y a España y la UE el reconocimiento del Estado palestino.

La semana pasada, Hamas jugaba al fin del mundo, pero la poderosa realidad israelí y su aliado yanqui siguen ahí. Los yanquis de Biden, anciano, frágil, falsamente ingenuo, falsamente confiado, junto a Netanyahu, han dejado de imponer desde su requemado Pentágono el pensamiento único mediante las armas.

Foto: David Aguilar Sánchez
Foto: David Aguilar Sánchez
Foto: David Aguilar Sánchez

Los palestinos tienen la razón, pero los yanquis y los israelitas tienen el mundo. Aparte víctimas personales, lo de Gaza ha sido trágico, descomunal, indefendible, pero no cambia nada. En todo caso, encrespa el mapa político, desarma la ONU, aumenta la escalada bélica a una insospechada guerra en Oriente y volatiza el petróleo incrementando el precio de la vida. La rebelión de los pueblos sin historia, tiene que realizarse de una u otra forma, pero mejor mediante la eficacia minuciosa de la diplomacia que mediante la espectacularidad televisiva y la repugnancia política. La indiferencia de Occidente ante los últimos crímenes contra Palestina ha llevado a los aliados de Israel hacia el más insólito aventurerismo.

Ovidio Zapico, Jesús Montes Estrada, Germán Ojeda y Aurelio Martín. Foto: David Aguilar Sánchez
Javier Suárez Llana y Noelia Ordieres. Foto: David Aguilar Sánchez
Covadonga Tomé. Foto: David Aguilar Sánchez
Ana Carpintero. Foto: David Aguilar Sánchez

Ya no recordamos cuántos otoños trágicos hemos vivido. Quizá son todos el mismo, con el derramamiento de la sangre de las mujeres, los hombres y los niños. La sangre de los inocentes. “Ayer Sudáfrica. Hoy Palestina. Sanciones a Israel”, decía la pancarta que se acercaba hasta el Ayuntamiento de Gijón seguida por dirigentes de la izquierda asturiana entre los que se encontraba el Consejero de Ordenación Territorial, Urbanismo y Derechos Sociales, Ovidio Zapico, el portavoz del grupo parlamentario, Xabel Vegas, Nuria Rodríguez, directora general de Participación y Derechos LGTBI, Francisco de Asis, director de Juventud, junto a Javier Suárez Llana, portavoz del grupo municipal de IU, ex dirigentes como Jesús Montes Estrada o Aurelio Martín y músicos como Nacho Vegas o Ernesto Avelino Suárez.

Ana Andrés y Ana Calleja. Foto: David Aguilar Sánchez

Entre los asistentes también una amplia representación de CCOO de Asturies, con su secretario general a la cabeza, José Manuel Zapico, de SUATEA, la CSI, la RCT, CNT, CGT, Ecoloxistes n´Aición, Soldepaz-Pachakuti, la Coordinadora de Pensionistas, la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, el Sindicato de Estudiantes, Equo-Verdes, PCTE, Aína, Andecha Astur, Anticapitalistas y otras organizaciones. A título individual el veterano socialista Manuel Vallejo.

José Manuel Zapico. Foto: David Aguilar Sánchez
Javier Arjona. Foto: David Aguilar Sánchez
Olaya Suárez. Foto: David Aguilar Sánchez

La democracia llega hasta donde alcanza el petróleo. Los gazatíes, de la raza de los acusados, huidos, como una raza derribada, sangre seca y derramada, sólo han recibido una disculpa rebajada de las democracias occidentales. Biden ha volado en viaje relámpago, seguido por el primer ministro británico, Rishi Sunak, hasta Tel Aviv, para observar objetivamente, altruistamente, el curioso caso humano de la vida/muerte de los miles de gazatíes masacrados bajo las ruinas de la Franja, esperando que se abran las aguas del Mar Mediterráneo y las aduanas blancas del hambre y el frío que conducen hacia Egipto. Los gazatíes están siendo atacados sin éxodo, mientras su exterminio es observado con imparcialidad científica por los occidentales.

Este jueves en una casi llena Plaza del Ayuntamiento se exigió a la comunidad internacional seguir el camino que permitió a finales de los años 80 del pasado siglo acabar con el apartheid sudafricano: aislamiento diplomático, boicot cultural y desinversión económica.

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