Rúcula, acrónimo de Rural Cultura Abierta celebró este sábado su día grande bajo la panerona de Cenera con una Romería Feminista que arrancó a la hora del vermú, siguió con una comida de traje y se prolongó hasta bien entrada la tarde.
La nueva apuesta de la Concejalía de Cultura de Mieres, que dirige Rocío Antela, sumó en esta ocasión esfuerzos con el área de Igualdad, que gestiona Nuria Rodríguez, en una Rúcula Feminista que tuvo como protagonistas a la Femfarria, las pandereteras de Nun Tamos Toes y a Bewis de la Rosa, que llegó con su disco “Amor más que nunca” bajo el brazo.
La talla de una artista se demuestra frente a la adversidad, y la rapera manchega dejó el pabellón bien alto con un concierto que supo elevarse muy por encima de la borrasca Domingos. Profundamente teatral y enraizada por voluntad propia con sus orígenes manchegos, Bewis de la Rosa, o si lo prefieren Beatriz del Monte, demostró en Cenera que el suyo es uno de los nombres a tener en cuenta en la escena alternativa actual. El nueve de diciembre, por cierto, estará actuando en Piloña de la mano de Bocanegra y La Benéfica. Anoten la fecha. Este sábado el público se rindió en Cenera a su talento y carisma.

“¿Dónde está mi tierra dónde? ¿Dónde está mi territorio? He visto con estos ojos como caía el imperio” cantó para abrir boca la creadora del concepto “rap rural”. Toda una declaración de intenciones. Desde el escenario la artista reivindicó el feminismo, el futuro de los pueblos, mirar para adentro, a su abuela Ángeles, las bragas tendidas al sol y los botijos. Lo hizo en una actuación cargada de fuerza y versatilidad, que saltó con tremenda naturalidad del rap a lo tradicional, y del pop a lo latino. Defensora de la tradición, “pero transformada”, Bewis no dudó en tirar de jota manchega de toda la vida para hablar de poliamor. Todo mientras ponía al respetable a dar palmas y “armar jaleo”.

Antes, un taller organizado por el colectivo Kazabasuras se encargó de dar relieve al pasado. Una intervención artística participativa dio nueva vida a decenas de fotos antiguas de mujeres de los valles mineros y el medio rural asturiano.
Organizado en colaboración con la asociación vecinal de Cenera, que se encargaba de poner el bar, y con el restaurante La Panoya, que ponía el aparcamiento, la Rúcula del sábado hiló los ingredientes básicos de este programa, que ya va por su cuarto evento: arte, cultura y participación en pueblos y barriadas. La edil Rocío Antela anunció que Rúcula va a ser una de las apuestas fuertes de la cultura mierense para este mandato. La próxima cita después de Navidades.
Fotos: David Aguilar Sánchez





