“Podemos relajar el confinamiento, pero sabiendo que toda medida es reversible”

Recomendados

Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

Usama Bilal (Xixón, 1986) ejerce como profesor e investigador sobre salud pública en el Drexel’s Dornsife School of Public Health. Para este médico, especializado en epidemiología, y afincando en Filadelfia, hay una relación directa entre el modelo social y la salud de las personas. En 2018 fue galardonado con el ‘Early Independence’, concedido por el National Institutes of Health de los Estados Unidos. Apunta a la ganadería industrial como un posible origen de nuevas pandemias y a la vivienda y el tipo de ciudad como factores determinantes para nuestra salud. En unos tiempos en los que todo el mundo sienta cátedra sobre el Covid19 en redes y tertulias, Bilal se caracteriza por meditar bien sus respuestas, ser prudente en las afirmaciones y rehuir las simplificaciones.

Infancia y Covid19: ¿qué tendríamos que estar haciendo?

Los niños son un vector de contagio cuando están en las escuelas. Se juntan con más niños, tienen por lo general normas de higiene menos estrictas que las de los adultos y en sus desplazamientos de la escuela al colegio, a las zonas de juegos, a casas de otros niños, ayudan a propagar los virus. Lo sabemos con la gripe. No está sin embargo tan claro con el Covid19. Necesitamos aún un estudio para evaluarlo. El confinamiento de la infancia es una forma de prevenir ese posible vector de contagio, pero hay que tratar de no alargarlo, porque puede ser duro, sobre todo para los que viven en hogares más pobres, con peores condiciones de habitabilidad, con más humedades, con menos acceso a recursos culturales y de ocio… Para esos niños las escuelas son espacios que compensan las desigualdades sociales. Además hay casas donde hay situaciones de abuso y de violencia muy duras, que pueden agravarse con el confinamiento. Podemos estar encerrando a niños con situaciones familiares muy complicados.

¿Pero cómo se puede hacer el desconfinamiento sin producir un nuevo repunte en los contagios?

Lo normal es que a medida que relajemos las normas de confinamiento vuelva a haber repuntes. Habrá que monitorizar el proceso y hacerse todo de forma muy controlada. ¿Qué hacemos si la situación se desmadra? Podemos relajar el confinamiento, pero sabiendo que todo es reversible. Hay que explicar muy bien a la población que todas las medidas son revisables y que en función de cómo funcionen quizá en ocasiones tengamos que dar marcha atrás.

¿Y concretamente con los niños y niñas?

Pasear tiene poco impacto si se va con ellos, si se evita que formen grupos y se les pide que cumplan las medidas de higiene básicas: estornudar en el codo, lavarse las manos y no tocarse la cara. Luego cada país es un mundo, y hay que pensar que a España le toca ser pionera porque tiene que afrontar una situación que casi no tiene parangón en el mundo. En Dinamarca por ejemplo van a reabrir los colegios para las familias que lo necesiten.

“Podemos estar encerrando a niños con situaciones familiares muy complicadas”

¿Se ha pecado de “adultocentrismo” como se dice últimamente?

Yo creo que a veces los adultos se les olvida que fueron niños. Los niños pueden a veces ser más ruidosos, pero tenemos que aprender a convivir con individuos de todas las generaciones. Si sacas a los niños de todos los lugares donde están los adultos: ¿cómo los integras socialmente?. Hay que acabar con esa tendencia a marginar las las etapas de la vida más productivas. Me refiero tanto a los niños como a las personas mayores.

Los mayores son el grupo de edad que peor lo está pasando

Ya viven por lo general con mucho aislamiento. La gente joven puede teletrabajar, relacionarse a través de las redes y entretenerse viendo Netflix, pero para la gente más mayor muchas veces ese paseo diario es su principal estímulo. Su manera de relacionarse con el entorno se basa mucho más en salir que para las personas jóvenes. No podemos seguir tomando decisiones sobre las poblaciones más vulnerables sin contar con ellas. En el medio y largo plazo hay que reevaluar la forma de tratar a nuestros ancianos y mejorar la calidad de la atención en las residencias.

En Europa Suecia es ahora mismo el polo opuesto al confinamiento. ¿Cómo valoras el experimento sueco?

Justo ayer leía una entrevista con el “Fernando Simón sueco”, el epidemiologo que asesora al Gobierno. El experimento sueco es arriesgado, pero también Suecia tiene limitaciones legales que no permiten un confinamiento estricto. Por ahora está teniendo unas consecuencias de mortalidad mucho más altas que Noruega y Finlandia, pero no sabemos qué va a pasar en unos meses. Habrá que evaluar si funciona o no.

¿Han respondido mejor los países con sistemas de atención primaria más robustos?

Te lo diría al revés. Los hospitales son focos de contagio, así que la atención basada en hospitales contribuye al contagio. A priori potenciar la atención primaria y domiciliaria parece una buena idea, pero no hay evidencias claras. Además la atención primaria como la escuela es un servicio público que corrige las desigualdades sociales.

¿Vamos a tener un verano medianamente normal?

No podemos vivir para siempre confinados. La sociedad tendrá que decidir qué riesgos está dispuesta a correr. En verano podemos levantar restricciones pero quizá haya que dar marcha atrás si hay un repunte importante. Esto va de evitar muertes, sobre todo de la gente más vulnerable.

Actualidad