Adiós Chema

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Cheni Uría
Cheni Uría
Profesor jubilado de historia en enseñanzas medias. Participó en el movimiento antifranquista, fue militante del Movimiento Comunista de Asturies y más tarde impulsor de Lliberación y de la asociación La Escandalera. En la actualidad forma parte del colectivo social Acción en Red.

Hasta hace poco más de un año, un pequeño grupo de amigos, unidos, entre otras muchas cosas, por viejos lazos de militancia común, salíamos una vez a la semana a practicar senderismo por alguna de las hermosas rutas que la naturaleza asturiana nos ofrece. Y el principal animador de aquellas agradables expediciones en las que, además de disfrutar del paisaje, aprovechábamos para pontificar sobre lo divino y humano, era Chema Castiello, con su inigualable vitalidad y sentido del humor. Y así fue durante tiempo, hasta que a Chema le empezaron a aparecer síntomas de una extraña enfermedad.

Se acabaron entonces las excursiones y, en pocos meses, se acabó el mejor de los amigos.

Uno de sus primeros campos de trabajo, allá por los años de la Transición, fue el movimiento reivindicativo de los trabajadores de la enseñanza

Chema era creativo. Su rebeldía empezó a manifestarse en la adolescencia, cuando entró en contacto con el club Gesto, uno de los principales focos de la resistencia antifranquista de Xixón, como él mismo cuenta en “Un guaje de barrio“, la autobiografía recientemente salida de imprenta y que no pudo llegar a presentar al público. Primero en las CRAS (Comunas Revolucionarias de Acción Socialista), luego en la OIC (Organización de Izquierda Comunista) y finalmente en el MCA (Movimiento Comunista de Asturies) y Lliberación, su militancia fue constante, ininterrupida. Pero su imaginación y enorme capacidad creativa se hacía notar, sobre todo, a la hora de impulsar la lucha social y dotarla de soportes organizativos.

Uno de sus primeros campos de trabajo, allá por los años de la Transición, fue el movimiento reivindicativo de los trabajadores de la enseñanza y la configuración de un sindicalismo democrático en la enseñanza pública. Después, siempre buscando novedades, se orientó hacia la creación de radios libres, como instrumentos frente a la manipulación informativa; y así nació Radio Kras. Luego llegó la hora de la lucha por la paz, en aquel amenazador periodo de la guerra fría y la escalada nuclear; y Chema se dedicó con todas sus fuerzas a los Comités anti-OTAN y Asturias por la Paz. A continuación, vino la solidaridad con los insumisos presos y con la resistencia de toda una generación de jóvenes frente al
servicio militar obligatorio; y allí estaba Chema en primer plano.
Pasó el tiempo y el tono de las luchas sociales fue bajando. Chema centró nuevamente su atención en la enseñanza, en la renovación pedagógica, en el Grupo Eleuterio Quintanilla -sección de Educación del Atenéu Obreru de Xixón-; y más en concreto, en los problemas de la diversidad cultural y de la población inmigrante.
Le apasionaban la fotografía y el cine. A lo largo de los años publicó varios ensayos que conectaban esas grandes aficiones con las cuestiones sociales que más le preocupaban, la emigración y el choque intercultural: “Huevos de serpiente. Racismo y xenofobia en el cine” (2001), “Los parias de la tierra. Inmigrantes en el cine español” (2005), “Con maletas de cartón. La emigración española en el cine” (2010), “El infierno de los vivos. La inmigración en la fotografía documental norteamericana” (2013), “Huellas de luz, registros de dolor” (2018). También participó en la publicación colectiva, en 2016, de una biografía de Eleuterio Quintanilla.

Chema había puesto mucha ilusión en su última obra, Un guaje de barrio, escrita en asturiano y publicada por Trabe, en la que narra su infancia y es, a la vez, una inteligente y divertida descripción de los más negros años del franquismo vistos por los agudos ojos de un niño.

En Acción en Red perdemos un compañero sabio y un buen amigo.
Hasta siempre.

(Texto del autor para la web de Acción en Red Asturies, cedido a NORTES )


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