El confinamiento ha tenido al menos un efecto social positivo. La contaminación ha descendido en toda España, incluso en las zonas donde la industria pesada apenas se ha paralizado, como en el caso de Asturies. El informe de Ecologistas en Acción ‘Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España’, elaborado a partir de mediciones oficiales en 26 ciudades, concluye que la reducción drástica del tráfico se sigue traduciendo en una mejora sin precedentes de la calidad del aire en las ciudades españolas, en lo que se refiera al dióxido de nitrógeno, NO2, que queda muy por debajo de los límites legales y de las recomendaciones de la OMS.
Según los ecologistas “desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo, se ha producido una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas, reducción que se ha cuantificado en un 58% de los niveles de contaminación habituales en estas fechas, durante la última década”. Entre las ciudades septentrionales, Xixón con un 60%, es la que registra una mayor reducción de dióxido de nitrógeno. Mucho peores son las cifras de la capital asturiana, con una reducción del 42%, la bajada menos intensa junto con la de Zaragoza, 45%.
Xixón es una de las ciudades septentrionales donde más se reduce la contaminación
Para Ecologistas en Acción “la dramática situación creada por la COVID-19 viene a corroborar algo en lo que viene insistiendo toda la comunidad científica: “que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación”. La contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles, calderas industriales y domésticas, produce unas 7.000 muertes prematuras cada año. La confederación ecologista señala que muchas de estas muertes podrían reducirse con una apuesta fuerte por otro modelo de movilidad más sostenible.
Para Ecologistas en Acción la crisis de la COVID-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades. Por ello, esta confederación apuesta por medidas urbanas que potencien la movilidad peatonal y ciclista, cediendo más espacio para estos medios y estableciendo para los vehículos motorizados el límite de velocidad urbana en 30 kilómetros por hora. Según Ecologistas en Acción “el transporte público es esencial para la movilidad urbana, por lo que debe garantizarse su viabilidad con una ley de financiación”. Es por ello que los ecologistas reclaman que “una vez superada la crisis, se aceleren la implantación en las ciudades de zonas de bajas emisiones ambiciosas”