Las elecciones gallegas tal parecen como en crónica de una muerte anunciada, un relato cuyo final conocemos desde el inicio. Junto a las elecciones vascas, se realizarán en una situación sin paragón en la actual democracia. En una nueva normalidad, con riesgo de nuevos rebrotes y bajo los efectos que la crisis ha generado en nuestros usos sociales. La participación, clave en cualquier elecciones es la gran incógnita de estas elecciones.
Antes de la pandemia, el resultado estaba dudoso y toda indicaba la pérdida de la mayoría absoluta de Feijoo y la posibilidad real de la reedición del tripartito de izquierdas. Meses después y con el confinamiento por el medio, la mayoría de Feijoo parece más posible. Frente a la previsible subida del PSOE, se le ve en liza con el BNG y no con su socio de Unidas Podemos. Queda la duda si el BNG es la alternativa de los medios de derechas frente al tandem PSOE/UP para favorecer la victoria del PP. En estos tiempos de político y encuestas partidistas todo parece posible. En política 1+1 no tiene por que ser 2.

Pero está claro que la campaña gallega es anómala y se quedará corta de tiempo, para un giro frente a las tendencias previas. La jugada de adelantar las elecciones tiene sus riesgos y siempre quedará la duda de la legitimidad de una jornada electoral, con miedo a los rebrotes y tras meses de imagen cesarista en los medios.

Cómo es posible pues esta recuperación o afianzamiento de Feijoo cuando la sanidad a estado contra las cuerdas. Más en Galicia, donde las privatizaciones e interinidad de su personal sanitario eran uno de sus problemas previos. Recordemos que la campaña por el paritorio en Verín, previa al 8 de marzo, se saldó con la rectificación de la Xunta antes el daño político que la contestación social le generaba. La sanidad era y es por tanto, uno de sus puntos débiles. Se impone una imagen de un Feijoo dialogante y buen gestor de la crisis en los medios gallegos y estatales, usando el estado de excepción para ser la imagen de la Galicia. Con las televisiones autonómicas y prensa a su favor, parece lógico. Mientras, en la realidad, el diálogo con la oposición o municipios, ha sido nulo y la gestión deficiente. Por ejemplo en Galicia existen varias de las residencias de mayores con gran número de muertos, ligadas a la ya conocida DomusVi. Otro ejemplo, la campaña de análisis previo donde desperdicio 60.000 PCR para un estudio fuera del estatal y que no dio resultados útiles. Cuestión reconocida por los propios gestores sanitarios, mientras esos PCR se podían haber usado con la personas que realmente los necesitaban. Ya, surrealista, por no calificarlo de otra forma, sería que la Xunta ralentizase la gestión de los ERTES para después anunciar a bombo y platillo el adelanto de los dineros. Por último, el solicitar la gestión del IMV mientras contaba con una administración paralizada por el confinamiento y partiendo de la su reta social , la Risga, que es una de las más escasas de todo el estado. Pese a todo ello en una entrevista en Los desayunos de TVE, a finales de mayo. Con presentador gallego y un tertuliano con carnet PSOE, en ningún momento se le aprieta al entrevistado. Al contrario, Feijoo aprovecha para dar su discurso e imagen de buena gestión, imagen de moderación y crítica al gobierno estatal. Ni una contradicción encima de la mesa ni pregunta difícil.

Solo la necesidad debilitar a Casado hace que los sectores progresistas de los medios estatales prefieran asumir esa imagen de moderado Feijoo frente Casado, cuando realmente en Galicia se ha funcionado a golpe de ocurrencias y tapando la realidad. La última , el dar un cheque para hostelería a los sanitarios, precarios pero con aguinaldo Covid. Un pago del que ya han tenido que cambiar el discurso. Hasta la siguiente subvención electoralista que se les ocurra desde la Xunta.

Feijoo parece pues abocado a ganar, incluso por la falta de oposición de supuestos contrarios. Ejemplo de VOX que empezó su precampaña el pasado fin de semana de tapadillo y sin buscar foto de conflicto, no como en Bilbao. Que Feijoo se quede gobernado en Galicia parece pues interesarle a Casado/Abascal frente a un Feijoo que pudiese competir por el control del PP y frenar su deriva ultra. La gran duda ahora es, si habrá remontada en campaña de los partidos del gobierno estatal para conseguir arrebatarle la mayoría absoluta a la derecha. Estas son mis primeras elecciones gallegas, y son más, las dudas y el aprendizaje de esta realidad. Ante una Galicia mágica que nada tiene que ver con el título de este artículo pero sí con realidades históricas del voto en Galicia, donde las meigas haberlas haylas.
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