Cuatro muertes en ocho años en el astillero que no tiene sindicato

Según un trabajador eventual de Astilleros Armón, 'las medidas de seguridad son las básicas, pero si algo corre prisa se las saltan a la torera'

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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.

Este jueves Astilleros Armón, en Gijón, sumó su cuarta muerte por accidente laboral en ocho años. Jairo S. S., gruista de 39 años, trabajaba en la cubierta de un barco cuando le golpeó en la cabeza un tubo en suspensión. El fuerte viento que soplaba ayer en Gijón soltó las eslingas que sujetaban el cargamento, que cayó sobre el trabajador provocándole la muerte pocas horas después. Armón cuenta con una plantilla variable que ronda los 400 trabajadores, la mayoría eventuales y con contratos por obra, y no hay representación sindical en la empresa.

“Una vez que llegó la ambulancia les dijeron que siguiesen trabajando”, cuenta un trabajador eventual de la empresa que habló con los testigos del accidente, “pero la gente se negó, y hoy tampoco fueron a trabajar”. Durante los seis años discontinuos que este empleado de Armón, que prefiere ocultar su nombre, ha visto “dos muertes y accidentes a patadas. La empresa pasa de todo, y si puede escurre el bulto”.

“A cualquier voz que sobresalga un poco la echan a la calle”

Respecto a las medidas de seguridad en Armón, cuenta que son “lo básico, pero si algo corre prisa se lo saltan a la torera. Este chaval, que estaba debajo de una carga en suspensión, no debería haber estado ahí, y el encargado o el técnico de prevención tendrían que habérselo dicho. Pero como corre prisa y hay que hacerlo, les da igual. En cuanto hay una situación peligrosa marchan y les da igual”.

El clima en la empresa, asegura el trabajador, no es nada proclive a la implantación de un sindicato: “A cualquier voz que sobresalga un poco la echan a la calle. Ni siquiera los fijos se atreven a moverse”.

“Llueve sobre mojado”

Cándido González, histórico sindicalista del sector naval en Gijón, cree que “las autoridades laborales y políticas deberían intervenir en Armón. Es una auténtica barbaridad, y mientras no se meta mano de manera contundente esos irresponsables van a seguir jugando con la vida de los trabajadores todos los días. Hay un incumplimiento constante de las normas de seguridad”.

Lamenta González que “llueve sobre mojado, porque la empresa está recibiendo multas de Inspección y hacen caso omiso”. Y se pregunta este veterano trabajador del sector: “¿Era ayer el día para trabajar con elevación de piezas, con el viento que hacía en el astillero?”. Aunque ahora la empresa pueda escudarse en que el trabajador fallecido no llevaba puesto el casco, “el problema no viene de ahí, sino de la forma en que se está trabajando”.

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