Susana García, de 43 años, entró a trabajar como conductora de ALSA en 2011. Pionera en un sector altamente masculino, la multinacional llegó a usarla en 2016 en una de sus campañas como imagen corporativa de su compromiso con la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. La realidad sin embargo era otra muy distinta. Al igual que otros muchos compañeros a los que la empresa evita hacer fijos, Susana llevaba años encadenando contratos temporales y pasando temporadas en el paro hasta la siguiente llamada para trabajar. Cansada de esta situación irregular que duraba ya casi una década, en marzo de 2019 “saco valor e interpongo una denuncia”. Las represalias no tardarán en llegar. El 12 de abril se termina su contrato y luego llega un gran silencio. La empresa no se pone en contacto con ella para que vuelva a trabajar. Su jefe de personal no da señales de vida, y se entera por un compañero de que la han sustituido: “Voy al SEPE y ellos me confirman que estoy en el paro, aunque mis papeles no han llegado aún”. La dejadez de la empresa le cuesta un retraso de dos meses en la percepción de su prestación de desempleo.
Susana García en sus tiempos de conductora.
A partir de ahí Susana empieza un calvario para que se reconozca su situación como despedida. La situación le genera ansiedad y un enorme sufrimiento psicológico, porque además su juicio se retrasa varios meses en los que se queda en la cuerda floja. Cuando finalmente llega, su jefe de personal declara que “le había dado mi puesto a otro compañero después de que le llegara desesperado a su despacho pidiéndole trabajo debido a su difícil situación familiar”. Un extraño argumento teniendo en cuenta que Susana está al frente de una familia con hijos menores de edad y que su último contrato era de 20 horas semales. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias da la razón a la conductora en octubre de 2020 y declara el despido improcedente. Otro trabajador de ALSA en su misma situación irregular, que había denunciado también a la empresa, es readmitido. Susana sin embargo se queda fuera, a pesar de la petición del comité de empresa para que sea reincorporada. Desde 1990 la empresa nunca se había negado a readmitir a trabajadores después de sentencias similares. ¿Por qué se hace entonces una excepción con ella?
Campaña de ALSA en 2019 fomentando el empleo femenino.
Comité de empresa, asociaciones vecinales, usuarios, los plenos de los ayuntamientos de Carreño y Gozón, el Consejo de la Mujer de Xixón, Podemos Asturies o el PSOE de Xixón se han solidarizado con esta trabajadora, que sigue esperando por su readmisión. Este martes el 8M Asturies organiza un bus feminista entre Xixón y Uviéu para reclamar la readmisión de Susana y que la multinacional del transporte de viajeros por carretera cumpla con su Plan Equilibra. Un plan de igualdad en el cual ALSA anuncia su compromiso de aumentar la presencia de las mujeres en la plantilla, así como de “potenciar el trabajo en colectivos como mujeres desempleadas, maltratadas o madres solteras con especial atención a las que tienen mayores dificultades de acceso al mercado laboral”. Susana García, imagen de la campaña “mujeres pioneras” en 2016, sigue luchando porque las promesas de la empresa en materia de igualdad se conviertan por fin en realidades.
Pionera?perdón llevo en el sector desde 1997 una de las primeras mujeres conductoras de autobus
Me refiero a k siempre hemos tenido brecha salarial ,pelea por lo que es justo y ganarás estoy segura
De fijo nada, en todo caso contrato indefinido. Ya lo tiene desde el momento que hace dos años de contratos.
Ganará todos los juicios habidos y por haber.