‘Xuliana y Donato, pasando el rato’ es el título del cuento editado por el colectivo Milenta Muyeres con el que quieren contribuir a la literatura infantil más allá de los rosas y azules. De hecho lo que pretenden es superar esos rosas y azules en unas edades donde los peques comienzan a tomar conciencia de las diferencias entre nenos y nenas, según explica Náyade Lamadrid Coto, miembro de la asociación.
Las propuestas de Xuliana y Donato sobre las distintas profesiones a desarrollar van más allá de si eres rana o sapo. “Nos parecía un tema relevante para llevar al aula de una manera lúdica”, cuenta Lamadrid sobre este proyecto desarrollado por una compañera de Milenta que se había quedado guardado en un cajón y que ahora ve la luz de la mano de la ilustradora Bitxo: “Ella ye maravillosa”. Ya habían trabajado juntas, la artista y el colectivo, en el módulo 10 de Villabona, entre otros proyectos pintando un patio (la ilustradora acaba de realizar este mural en homenaje al trabajo de cuidados en el medio rural en Bual). Bitxo se dedica más al muralismo y otro tipo de trabajos más que al editorial.

Xuliana y Donato ha visto la luz con una edición propia que ha sido distribuida en un principio entre los colegios rurales y después llevándola también a otros más grandes, hasta que la primera edición se agotó. Ahora están pendientes de nuevos encargos para realizar una otra tirada, y también de traducirla al asturiano con el fin de distribuirlo en los colegios a los que aún no llegaron. “Es un cuento con una buena edición, tapa súper dura, papel reciclado a todo color” con la idea de que sea resistente y aguante bien el trajín de manos infantiles y adultas.
Este cuento se une a otros publicados anteriormente: ¡Sahar, despierta! centrado en Afganistán, El jardín de Aïsha sobre Palestina, y El secreto de las familias, una historia de dos niños con dos mamás. “Nos gusta trabajar en esta línea editorial para nenas y nenos porque hay poca literatura de calidad que aborden estos temas”, explica Lamadrid. De hecho, a pesar del tiempo pasado desde que se editaron algunos de estos cuentos, aún es material que les siguen demandando por parte de muchos estudiantes de máster, doctorados sobre el tema de género, incluso desde fuera de España: “El material sigue siendo un referente. El tema de las ediciones de libros es de recorrido lento”.

Lo que les quedó pendiente es hacer la presentación oficial de Xuliana y Donato por el tema covid y no les apetecía nada hacerlo de manera virtual. Quieren sentir el contacto y preparar una sesión interactiva y presencial contando con lo más pequeño de las casas.
Milenta Muyeres también ha elaborado otros materiales como las maletas violetas, que incluyen juegos y juguetes Montessori que ceden en servicio de préstamo a espacios de conciliación e incluso a las administraciones. “Son materiales caros de conseguir que se prestan con la guía de un monitor o monitora. Incluimos también cuentos para el espacio de lectura, de ahí la idea de aportar algo más que los niños son azules y las niñas rosas”, especifica Náyade Lamadrid.
Tok-tok, acompañando procesos
Milenta Muyeres, asociación sin ánimos de lucro ubicada en Uviéu que nació allá por 1998, cuenta con un largo y variado recorrido que va desde el tallerismo a la formación y asesoría o el diseño y puesta en marcha de distintos proyectos relacionados siempre con los temas de la igualdad y el género. La actividad de Milenta se fundamenta mucho en el voluntariado y reconocen que les faltan manos que renueven la media de edad y que aporten más capacidad de trabajo al ser una organización pequeña.

Son además fuente de recursos, con un fondo bibliográfico de más de 2.000 ejemplares en préstamo en su centro de documentación, que cuenta con mucho incunable y también literatura de grises (aquellas publicaciones que no se difunden por los canales ordinarios de publicación comercial, por lo que resultan más difíciles de conseguir, como tesis, actas de congresos, memorias…).
“Hicimos bastante tallerismo sobre todo en Secundaria, pero vimos que teníamos más impacto trabajando con el profesorado, porque son los que tienen las herramientas. Nosotras tenemos el conocimiento y se lo transferimos”, por eso también elaboran material didáctico que hacen llegar a los centros escolares.
Entre sus últimos proyectos se encuentra Tok-Tok, un servicio de acompañamiento, escucha y apoyo para jóvenes que viven directa o indirectamente la violencia machista, y que camina de la mano del Conseyu de la Mocedá d’Uviéu. “Teníamos un montón de consultas que nos llegaban a través del mail sobre todo, pero también por teléfono, sobre este tema. Muchas veces son situaciones que se tratan a través del 016 o del Centro Asesor de la Mujer (CAM), pero otras muchas no les ponen ni nombre a lo que les está sucediendo, o procesos de divorcio en los que la Justicia no las arropa. Nos está entrando de todo y derivamos mucho al CAM, a psicólogas… Es importante también facilitarles documentación y formación a través de vídeos, libros…”, relata esta activista.
Conscientes de la saturación que viven los CAM, buscan otros profesionales de la psicología o la abogacía con perspectiva de género “porque es importante tener sensibilidad con estas historias que viven”. Cuenta Náyade Lamadrid que, con tanta demanda como recibían, palparon una realidad que hacía manifiesta la necesidad de desarrollar Tok-Tok: “El CAM al final sólo podía asumir lo más violento, así que nosotras asumimos esos casos intermedios”.
Los casos que les llegan no son sólo de violencia machista protagonizada por jóvenes, también la hay intrafamiliar, de mujeres incluso de 75 años que son víctimas de violencia de género, además de violencia sexual cometida contra adolescentes.
“Intentamos dar respuesta con lo que tenemos, y te das cuenta de que hay gente a la que no le llega toda esta red de recursos que hay. Y tampoco puede ser que tu bienestar mental dependa de con qué profesional de la abogacía o de la psicología des”, hace hincapié Lamadrid. También reconoce la recepción de un buen porcentaje de llamadas y correos “que te buscan las cosquillas”.

Lamadrid habla de mozas que se encuentran en una situación de aislamiento, a la que les falta una red de apoyo con la que sentarse y “vaciar el trastero: eso ayuda verdaderamente a empoderarte, a construir esa red. A veces es más fácil contarle a una desconocida”. La realidad es que les llegan casos a través de otros recursos o del boca a boca.
Pero el tema de la igualdad no es algo que afecte solo a las mujeres: los hombres también son parte activa y necesaria en este replanteamiento de la situación. Por eso cuentan con un ‘Taller pa paisanos’, cuyas dos primeras ediciones “se nos petaron”.
“Son tíos que querían hablar con mujeres del movimiento feminista y había desde señores a chicos jóvenes. Están permeando a los nuevos movimientos y es que los hombres también pintan y, sobre todo, tienen que estar en el cambio. Sin ellos nos pegamos contra un muro”, señala Náyade Lamadrid.
Destaca que con ellos “se trata más de hacer pedagogía. No hacérselo todo, pero sí hay que tender lazos. El planteamiento es más yo te doy la información, tú te lo curras”. Ellos mismos reconocen sus incomodidades entre colegas con chistes de machirulos y que a veces no saben cómo reaccionar. “Se echa en falta paisanos hablando a paisanos. Estos talleres son un primer paso para que ellos construyan, y no desde la víctima y el victimismo”, añade.
Lo describe como un win-win, donde hay que bajar escalones en los privilegios: “Se puede llegar al feminismo como paisano no desde la culpa, sino desde la justicia social”.