Decía Julio Anguita, un referente tan citado como ignorado por la izquierda, que una cosa era el ser y otra el estar. Era su famosa teoría de “las dos orillas”, enunciada a principios de los 90 para definir la actitud del PSOE (y por tanto la de IU). El PSOE era un partido de izquierdas, pero practicaba políticas de la otra orilla, de derechas. Por lo tanto, aun con la mano tendida, había que oponerse firmemente al gobierno socialista, hasta que sus actos corroborasen sus palabras.
Hoy volvemos a tener un gobierno que es de izquierdas, pero desde luego no está en la izquierda. Ni el socio mayoritario ni el minoritario. Y es curioso, el nuevo gobierno llegó a La Moncloa en dos episodios: el primero, desalojando al PP, un partido corrupto y que durante años había aplicado recortes y políticas neoliberales. El segundo (por fascículos), agitando el fantasma (muy real) de la derecha y la ultraderecha, de los recortes y neoliberalismo. Y la gente les votó porque era hora de la izquierda.
Luego llegó la pandemia, que dio al traste con la legislatura y dificultó la puesta en práctica de políticas progresistas. Ahora parece que la pandemia ya pasó… pero las políticas de izquierdas están por verse aún.
El balance es malo y va camino de ser nefasto. Nefasto, sí. Veamos los grandes logros. Se ha aprobado una Ley Rider que adolece de una falta de ambición tremenda y además no se está cumpliendo (ni se va a cumplir en el corto plazo). La reforma de las pensiones, lejos de blindarlas, debilita el poder adquisitivo de los futuros pensionistas. Lo que trasciende de la reforma laboral, más allá del humo de pre campaña electoral, son modificaciones que no atajan los grandes problemas (igual que la Ley Rider) y que no dan poder a los trabajadores.
“El balance es malo y va camino de ser nefasto”
Con esto ya sería suficiente, pero hay más. Tanto más como 30.000 trabajadores del metal gaditano en huelga ¿Y que ha hecho el gobierno? Lo primero, llamar a la desmovilización y a una supuesta confianza en su gestión. La segunda, enviar tanquetas militares para reprimir a unos huelguistas que defienden un convenio digno. No pretenden asaltar los cielos, con vivir dignamente llega. ¿Y cuáles son las gestiones del gobierno? Del mismo modo que presiona y reprime a los huelguistas ¿Qué hace con la patronal? ¿Cómo la presiona? ¿Cómo la reprime?
El Gobierno de la gente, el gobierno de los trabajadores, promulga leyes que no hace cumplir, recorta en pensiones, maquilla la legislación laboral neoliberal y fríe a hostias a la clase trabajadora que protesta. Luego, cuando lleguen las próximas elecciones, agitarán el fantasma de la ultraderecha para conseguir el voto de la izquierda, porque ellos son la izquierda. Y están en lo cierto, el PSOE (ejem) y Podemos son de izquierda, pero están situados a la derecha, muy situados. Asentados. Tienen razón en agitar el fantasma de la ultraderecha porque la derecha ya está en las políticas del gobierno, que no es derechas, pero lo disimula muy bien. Lo que ha están pasando en Cádiz y la actitud del gobierno solo se puede describir con una palabra: asco.