Apotéosica noche la que se vivió ayer en un repleto Teatro Filarmónica de Uviéu gracias al Muyeres Fest con una pletórica Mariajo Baudot como conductora de esta gala de la que ya os hablábamos aquí. Un encuentro de mujeres bien empadronadas, como destacó desde el escenario una camaleónica presentadora que tan pronto era una latina perreadora como la queridísima Raffaela Carrá.

Ocho fueron las actuaciones repartidas en cuatro bloques que contaron también con la organiseison de las Trivilorio Impro, improvisadas animadoras de público y bailarinas para la Baudot. La verdad es que la participación de las tres hace replantearse esas galas cansinas de verborrea interminable y chistes facilongos…

Abrieron el primer bloque las increíbles Gloria y Amaia de Acrolunatics, la primera gijonesa con muchos años viviendo en Euskadi, que buscaron la buena noticia en la prensa generalista mientras nos sorprendían con sus acrobacias que hacían tan fáciles, tan coordinadas, con tanto flow… Ambas son expertas en danza vertical, de hecho la asturiana estuvo en la plaza de la Escandalera el pasado mes de junio y este fin de semana imparte un taller en Cabranes, si el tiempo lo permite.

Tras ellas llegaron Viuda, música punk satánica, un joven cuarteto que puso la nota oscura con sus redobles procesioneros, su sampler y sus acordes de bajo que me recordaban a aquellos otros grupos punk de otras épocas integrados por mujeres rompedoras que ponían patas arriba todos los arquetipos. Chapó por ellas en estos tiempos de músicas hipercomerciales.

Uno de los momentos más intimistas de la noche vino de la mano de Izar Gayo con su performance. Dejarse atrapar por su cadencia mientras interpreta la música, mientras le pone movimiento a las palabras empoderantes de la locución es tan fácil cómo admirar su arte. Por algo tiene un Premio Oh!, los premios del teatro de Asturies.

Al altu la lleva es un coro antifascista mixto que surgió para acompañar al cansautor Nacho Vegas, pero que ha tomado cuerpo en sí mismo con un proyecto sólido y que acabó levantando al personal con la última de sus interpretaciones. Reivindicación en sus letras, visibilización de violencias, en una lengua vehicular como l’asturianu.

Uno de los grandes descubrimientos de la noche, al menos para quien no la conocíamos aunque las referencias ya lo dejaban ver, fue la cantora Zarzamora, una artesana de la palabra de tierras salmantinas reubicada en el valle de una cuenca minera asturiana que nos regaló un precioso momento donde nos presentó a La Sanadora y Ortigas. ¡Qué preciosidad más intimista y más llena de vida!

Y de una artesana a una apisonadora de la palabra, como la definió Mariajo Baudot. Sira es una joven hip hopera acompañada en escena por La Ziega que dijeron verdades como puños a ritmo de dj. Yo creo que tantos kilómetros caminados en el escenario hacen tener las ideas muy claras.

En una noche de visibilizaciones también hubo espacio para hablar de la menopausia, ése gran tabú, un cambio de ciclo que parece que defenestra a las muyeres pero que Maria Riikonen, Maria Escanda como la conocen, reivindicó con la lectura de La Fiesta de la menopausia que preparó para el fanzine La Nueva Paisana y su invitación a bailar juntas y desnudas con las tetas a media altura a la luz de la luna.

Y para acabar el reggae singjay de Irie Nanara que nos dejó con ganas de más fiesta (que siguió en La Lata de Zinc con la pinchada a cargo de Ms. Snoghrinton). Que nos recordó las ganas de bailar y de disfrutar. De saber que estamos vivas y con ganas de vivir, de disfrutarlo, de reivindicarnos y de ocupar espacios. Que se nos vea, que se nos oiga. Que se nos sienta.

Que se nos escuche también allá donde el silencio de las palabras se ocupa con el lenguaje de las manos.

Ya decían desde Yetooponese, la asociación que organiza todo este xaréu, que sin la Baudot el Muyeres Fest no podría ser… y es que solo hay que verla con ese poderío, generando esas conexiones y un tremendo sentido del humor que nos dejó bien claro, y que ahora también sabemos decir en lenguaje de signos, que tiene “un coño bien grande”. Y que está, eso sí, bien empadronada.

