La galería Dos Ajolotes de Uviéu acoge hasta el próximo 2 de marzo la exposición ‘Damasco’ que muestra la guerra de Siria a través de la mirada dos artistas sirios, una en situación de refugiada y el otro aún residente en el país árabe: la pintora Tamara Albotros y el fotógrafo Mohammed Nammoor contrastan la técnica del acrílico con la imagen en blanco y negro.

En total son cuatro cuadros al acrílico que recogen cuatro personajes, dos mujeres y dos hombres, con impactantes miradas que atemorizan, y siete fotografías en blanco y negro. Mohammed Nammoor define su trabajo como el de un documentalista. “Es amigo de amigos y me gustan sus fotos, aunque no es profesional. Yo quería hacer algo con alguien de Siria que está allí para que sea más real y dar voz a lo que están viviendo los que aún permanecen”, comenta la pintora.

“Cuando vives dentro del tema buscas las maneras y trucos para no perder la positividad, que es lo que yo vi en sus fotos”, explica Albotros.

En cambio dice que cuando la gente se acerca a sus cuadros lo que busca es “la diferencia entre las dos culturas y yo lo que quería enseñar es que todo el mundo comparte el miedo. El sentimiento del miedo en sí es igual. No hay nada de lo que está pasando en Siria que no haya pasado en España, aunque sea en tiempos diferentes”.
“Para occidente la guerra es algo de la historia, de antes. Pero también es de ahora. Siempre hay un sitio en guerra… es como a ver cómo que toca el mes que viene. Y ahora ¿es Ucrania?”, refiere.

Destaca en sus cuadros la oscuridad un tanto oprimente. Explica que es que sus recuerdos “son así. Si son buenos los ves más claros, más luminosos. Pero la oscuridad se acaba convirtiendo en zona de confort y lo que molesta es esa claridad”.
Además de la oscuridad está la mirada de los personajes, una mirada tan aterrada como aterradora, impactante, que da miedo. “Aunque las personas sean imaginarias, el sentimiento no lo es. No es que esté en mi imaginación, sino que lo ha sentido y mucha gente lo está sintiendo. Quiero que te mire de verdad. Creo que he llegado a mi objetivo con la gente que he hablado. No es cómoda su presencia. Y eso es lo que quiero transmitir”.

Cuenta que lleva un año trabajando esta exposición, que empezó con cinco cuadros que no tienen nada que ver con lo que ha presentado: “han cambiado mucho desde que empecé a ahora. Empecé con un cuadro no sé ni por qué ni cómo, una chica de rojo. Fui desarrollando esa idea. Esa cara… necesito ver más caras. Hay capas y capas de pintura en esos cuadros bajo los que hay otros cuadros porque en el proceso creativo ocurren cosas que vas cambiando”.

Tamara Albotros es consciente de que son “muy fuertes, tanto que no puedes tener en casa porque te agobian mirándote. Transmiten realmente lo que sentí cuando viví la guerra en Siria”.