Radar, la programación cinematográfica y audiovisual de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo, celebra el 90 aniversario del nacimiento de François Truffaut con un ciclo que irá mostrando a lo largo del año algunas de sus obras más representativas. El 6 de febrero se proyectó en el Cine Filarmónica la emblemática Jules y Jim (1960) y el próximo 20 de este mes podrá disfrutarse de otra adaptación de Henry Pierre-Roche, Las dos inglesas y el amor, una de las películas más personales del crítico y director, epítome junto a Jean-Luc Godard, de la llamada Nouvelle vague.

Las dos inglesas y el amor es una obra difícil de abordar que permitió a Truffaut fundir literatura y cine en una misma gramática. Este deseo, casi constante en su filmografía, adquiere aquí un sentido rebelde por parte del autor de Los 400 golpes o La noche americana, muy cercano al manifiesto dedicado a su personal devoción por el cine y las letras francesas. Todas sus películas tienen esa vocación de revisión, mutación de los géneros y más aún de la propia literatura, ya se trate de un noir americano o una romain proustiana y sentimental, embarnecidas siempre por la voluntad de convertirlo todo en un relato del yo, a través de personajes que, casualmente, se mimetizan con las filias y fobias del propio director.
Las dos inglesas y el amor no es ajena a nada esto. No es casual que su protagonista, Claude Rock, fuera interpretado por Jean Pierre Leaud, un personaje indistinguible del Antoine Doinel que protagonizó a lo largo de otros cuatro filmes: Antoine y Colette, Baisers volés, Domicilio conyugal y Amor en fuga. Todas ellas construyen una novela río en la que la película que integra el ciclo guarda un enorme parentesco y sintetiza el deseo de construir una gran narración que reflejase desde 1900 hasta la década de los 70 la condición humana del hombre, sus anhelos, sus deseos, sus miedos. De alguna manera, directores como el norteamericano Richard Linklater con Boyhood, o la trilogía Antes han bebido de esta ambición por encerrar en películas que desbordaban la convención temporal el gran relato de una vida.

Por otra parte, el 24 de marzo se proyectará en el mismo ciclo Tirad sobre el pianista, un intento de Truffaut por adaptar la novela negra que firmó David Goodis, protagonizada por un hermético Charles Aznavour. Como en otras producciones de Truffaut, y siguiendo la estela de Godard en Al final de la escapada, el crítico de Cahiers du Cinéma aborda el noir descomponiéndolo y mutándolo en otros géneros, desde la comedia picaresca pasando por el melodrama sentimental. El interés de esta película se concentra en el personaje protagonista, Charlie Kohler, un pianista virtuoso que ha escapado de los bajos fondos de París y que, en un determinado momento de su vida decidió borrar su identidad y terminar sus días con otra distinta. Su nihilismo exasperante le empujará a retornar a sus orígenes, sin posibilidad de escapar a su destino.
El ciclo dedicado a Truffaut continuará en próximas entregas de Radar, con entrada libre hasta completar aforo. Las dos inglesas y el amor se proyectará a las 20.00 y Tirad sobre el pianista podrá verse a las 19.00 horas, en el teatro Filarmónica. El uso de mascarilla durante la sesión continúa siendo obligatorio.