Ayer, Día Mundial de Lucha contra la Discriminación Racial, se habló de antigitanismo en las puertas del Ayuntamiento de Langreo, en presencia de sus autoridades.
Después, se hizo foto colectiva ante un mural muy guapo que rememora ruta gitana y alega que un día la ternura moverá el mundo.
Allí mismo Manolo contaba cómo están maltratando a la población gitana en Ucrania y Polonia.
Ayer mismo se vieron las fotos de cómo eran humillados y amordazadas varias personas romaníes en Ucrania, pintándoles la cara de verde y siendo linchados por los soldados ucranianos y las bandas de nazis.
Son personas romaníes que trataban de escapar de Kiev y al llegar a Lvov los militares ucranianos las han atado a los postes para humillarlas, una práctica nazi que ya se hacía en la Segunda Guerra Mundial.
En algunos casos, los gitanos y las gitanas son agredidos físicamente en los pasos fronterizos y en los procesos para el refugio.
Zeljko Jovanovic, que dirige la Oficina de Iniciativas Rromá, y que había trabajado para la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), ha documentado: “Grupos que trabajan sobre el terreno en las fronteras de Eslovaquia, Rumanía y Hungría nos han confirmado la dura discriminación que sufren las familias gitanas, y también los informes de los medios de comunicación lo han respaldado. Los gitanos son maltratados tanto por los guardias fronterizos como por la población local una vez que salen de Ucrania”.
La población gitana en los países alrededor de Ucrania, Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Hungría y Moldavia supera los cinco millones de personas.
Se ha denunciado el establecimiento de campamentos, “settlements”, en suelo ucraniano donde se han ido agrupando a ciudadanos sin ningún tipo de identificación. “El problema que nos han transmitido las compañeras que están tratando de ayudar en la organización de los refugiados romaníes no es tanto la falta de documentos sino el color de la piel”, aseguran desde Fagic. “Tienen problemas para pasar el checkpoint, para coger un transporte de evacuación e incluso a la hora de recibir comida. Y tenemos testimonios de esto”.

El propio secretario general de la ONU, António Guterres, “está conmocionado por los numerosos informes de racismo, acoso y discriminación que personas de distintas razas han sufrido cuando trataban de dejar Ucrania, así como en países vecinos al buscar refugio del conflicto”.
Antonio Vitorino, de la Organización Internacional para las Migraciones, ha dicho taxativo: “Déjenme ser claro: la discriminación en base a la raza, la etnia, la nacionalidad o el estatus migratorio es inaceptable. Deploro cualquiera de esos actos y llamo a los Estados a investigar este asunto y darle respuesta inmediatamente”.
Manolo Gabarri explicaba ayer en Langreo que, ante esta inhumana injusticia racista, varias organizaciones gitanas españolas se han puesto en marcha, han juntado sus recursos y van a llegar hasta las fronteras con Ucrania para entregar ropa y alimentos y traerse a nuestro país a las familias que quieran acompañarlos. “La Caravana Gitana España con Ucrania“, la han denominado, y ante la discriminación brutal en las fronteras no descartan acudir a altas instancias como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o a Naciones Unidas.