La izquierda social reclama a Sánchez medidas valientes frente al oligopolio eléctrico

Miles de personas salen a la calle en toda España para pedir que se intervenga el mercado y se controlen los precios de la energía.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

Lina y María José son trabajadoras de atención a domicilio en la comarca de Avilés. A diario visitan a personas mayores en diferentes pueblos de la zona. Para moverse necesitan el coche. Reciben 0,24 céntimos por kilómetro para afrontar el gasto en combustible. Desde hace semanas no les llega: “Estamos poniendo dinero para ir a trabajar”. La frase se repite en muchos de los trabajadores y trabajadoras que participaron este miércoles en Avilés en la movilización convocada por sindicatos y asociaciones de consumidores.

Angustiados por el coste de la vida y el futuro de sus empleos, pero también por el crecimiento de la extrema derecha y la falta de respuestas de Pedro Sánchez, una multitud recorrió el centro de la villa del Adelantado. Desde la plaza del Vaticano hasta la del Ayuntamiento. ¿Cuántos? “Menos de los que deberíamos ser” comentaba alguien. “Más de 3.000” decía otro. La movilización supone en todo caso el primer llamamiento serio de los sindicatos a presionar a un Gobierno amigo, pero que parece navegar sin brújula por la tormenta perfecta de la guerra de Ucrania, el encarecimiento de la energía y el desabestecimiento de las materias primas. Una tormenta inesperada que ha frustrado los planes sanchistas para 2022: un dulce final de mandato marcado por la gestión de los fondos europeos y la recuperación económica postCovid.

“La movilización supone el primer llamamiento serio de los sindicatos a presionar a un Gobierno amigo”

Lo cuantitativo es importante, pero lo cualitatito todavía lo es más. Después de días de protestas del transporte y el campo, bien tratadas por los medios derechistas, la izquierda social también ha querido dar un toque de atención a los suyos y escenificar en las calles de toda España su distanciamiento de Pedro Sánchez. 58 concentraciones en todo el territorio han visibilizado que el presidente corre el riesgo de quedarse tan solo como Zapatero cuando en la crisis de 2008 optó por triturar su programa social para satisfacer a los llamados “mercados”. Sería el principio del fin. La decepción de sus votantes les expulsaría del gobierno y los socialistas tardarían una década en recuperarse de aquel golpe. ¿Van a repetirlo? El periodista y escritor Guillem Martínez, advertía hace poco en en CTXT que si el PSOE no espabila puede terminar convirtiéndose en el partido “pagafantas” que “siembra un poco de orden y simpatía, y poco más, en paréntesis sin gobiernos PP”.

Cabecera de la manifestación. Foto: Luis Sevilla.

“Estos precios son inasumibles para una familia obrera” comentan Alberto y Covadonga, trabajador del metal él, y de la hostelería ella. Han acudido a la manifestación con carrito y bebé. Silvia, autónoma, con una tienda de productos ecológicos en Villalegre, y Tober, obrero del metal, vienen con su propia pancarta a la marcha. Si él reclama al Gobierno que “meta mano a las eléctricas”, ella va más lejos y considera necesaria una huelga general para presionar a Sánchez hasta que se atreva a enfrentarse a “los poderosos”. También Irma, cocinera, socialista y ugetista, considera necesario que su Gobierno “controle los precios y a las multinacionales”. Su preocupación no es solo por la escalada de la energía. También por la escalada de la ultraderecha. Estos días, cabalgando a lomos del malestar social, se está comprobando que Vox y el PP están en disposición de ensanchar su base social y penetrar con fuerza en sectores de la población tradicionalmente afines a la izquierda y el centro-izquierda. Emilio y Jesús lo tienen claro. Esto solo se arregla con la “intervención” del sector para frenar “el abuso de las eléctricas”.

Emilio y Jesús. Foto: Luis Sevilla.
Tober y Silvia. Foto: Luis Sevilla.
Irma. Foto: Luis Sevilla.

La izquierda política se suma a una movilización que va en el sentido de lo que los suyos están planteando en el Gobierno. Amplia representación pues de cargos públicos de Podemos e IU en la marcha. Las bases sociales del Gobierno están entre cabreadas y perplejas, y aunque Yolanda Díaz y Unidas Podemos marcan distancias, saben que el fracaso del Ejecutivo a la hora de doblar el brazo al oligopolio eléctrico puede arrastrarles al vacío. Quiera o no la izquierda, su suerte está ligada ahora a Sánchez, y necesita del ariete de la movilización social para compensar su debilidad en un Consejo de Ministros en el que Teresa Ribera, Nadia Calviño y Raquel Sánchez, imprimen a su gestión unas formas y un fondo bien distintos a los demostrados por la titular de Trabajo en lo más crudo de la pandemia.

Dacio Alonso, de la Unión de Consumidores. Foto: Luis Sevilla.

En la plaza del Ayuntamiento Dacio Alonso, presidente de la Unión de Consumidores de Asturias, lee el manifiesto de CCOO, UGT y las asociaciones convocantes. Alonso denuncia el abuso de las eléctricas que “quieren aprovecharse de la desgracia”, y reclama al Gobierno y a la UE la intervención urgente del mercado eléctrico para regular los precios de la energía, el “escudo social” para frenar el “deterioro de las condiciones de vida y del tejido productivo”, el fomento del transporte público, la soberanía energética y la protección de la industria regional. En la comarca de Avilés, tras el cierre de Alcoa, y con la industria temblando, saben de lo que hablan. No por casualidad la movilización se ha convocado en el corazón industrial asturiano.

La gente se disuelve después de corear No a la guerra, en una manifestación que no se ha caracterizado por los cánticos. Al término de la manifestación un dirigente sindical me dice que la papeleta que tiene el Gobierno por delante no es fácil, dado el poder de las eléctricas y la dificultad para que todos los países europeos actúen coordinados. Un veterano de CCOO comenta tomando una cerveza que la cosa no puede terminar aquí, y considera fundamental que los sindicatos sigan presionando, movilizándose y sumando aliados hasta que el Gobierno tome las medidas que parece no atreverse a tomar. Alguien menciona con sarcasmo la imagen de Teresa Ribera tratando de apelar a la empatía de los tiburones del IBEX35.

Final de la manifestación en Avilés. Foto: Luis Sevilla.

El mito de la infalibilidad de Sánchez comienza a tambalearse entre reveses electorales, patinazos comunicativos y un creciente malestar social que es néctar y ambrosía para derechas y ultras. Desde algún lugar de la galaxia Felipe González, el hombre al que Sánchez derrotó en uno de los episodios más rocambolescos de la centenaria historia del socialismo español, vuelve a emitir su ultrasonido favorito. Se llama pacto de rentas. Es decir, una nueva salida de la crisis devaluando los salarios.

El jueves y el viernes consejo europeo. Ver veremos.

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