“Oviedo tiene la única fábrica de gas que se conserva íntegra en España”

El geógrafo Toño Huerta pasa revista al estado del patrimonio industrial ovetense y propone algunas ideas para su recuperación

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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.

Toño Huerta, geógrafo experto en patrimonio industrial asturiano, repasa para Nortes la situación de estas infraestructuras en Oviedo y propone algunas ideas para su conservación y recuperación. Mañana a las 19 horas intervendrá en el Museo Arqueológico en una asamblea ciudadana para analizar las amenazas y oportunidades del patrimonio industrial ovetense.

Empecemos por la Fábrica de Gas

Una de las características de la Fábrica de Gas es que refleja muy bien lo que fue el desarrollo urbano del Oviedo de la segunda mitad del siglo XIX, que estuvo directamente vinculado  a la industrialización. Se dice que Oviedo nunca fue industrial, pero llegó a tener más empleo industrial que Gijón. Otra característica es que tanto La Vega como la Fábrica de Gas ocuparon suelos que previamente fueron eclesiásticos. Otro rasgo es que es una industria netamente urbana, que nace para suministrar a la ciudad de gas y electricidad. También nos encontramos con que una empresa que nace de una iniciativa de un industrial, con el tiempo, se convierte en la Popular Ovetense, con sus socios que aportaban su suscripción. Otra característica: la importancia que tiene es que en ella están representados los principales arquitectos que trabajaron en Asturias. Tenemos a Dimas Cabeza, a Vaquero Palacios, Casariego, al ingeniero Sánchez del Río…Además de todo eso, es la única Fábrica de Gas que se conserva íntegra en España.

La fábrica cierra en los años 80 y hasta hoy está sin uso. Por un lado está el problema de la contaminación, pues la quema de hidrocarburos durante tantísimos años hace que sea fundamental descontaminar ese suelo.  Además, al no tener uso hay un deterioro que cada vez es más patente.

Toño Huerta a la puerta de la Fábrica de Gas FOTO: Alisa Guerrero

¿Y qué pasa por el medio? Pues cuando se hace el catálogo urbanístico de Oviedo el patrimonio industrial se queda fuera. En estos espacios-La Vega, Fábrica de Gas, San Claudio-se dice que hay que desarrollar planes especiales. En el caso de la Fábrica de Gas se desarrolla el Plan Portela, que lo encarga EDP, la propietaria que, lógicamente, lo que quiere es sacar rendimiento económico de esos suelos. El Plan Portela contempla varios derribos, entre ellos el de la Popular Ovetense, para construir edificios. En su momento, cuando se redacta el plan, el ayuntamiento lo aprueba con apoyo de todos los grupos municipales menos IU, y el Principado lo apoya. A día de hoy, esa es la realidad que hay: EDP puede hacer ese plan. El tema estuvo parado y se reactiva cuando un grupo de personas creamos Fabrica de Gas e Ideas con la idea de intentar convencer de que ese plan no es el más adecuado para ese espacio y que interesa conservarlo como tal. Ya sea convenciendo a la empresa o con un acuerdo entre el equipo municipal y EDP, como parecía que lo había, pero al final quedó en nada. A día de hoy la situación que hay es esa: hay un plan especial, que es la legalidad vigente, y nosotros queremos seguir convenciendo. Ya se pronunció la Dirección General de Patrimonio recomendando revisar ese plan para proteger las naves de la Popular Ovetense y varios elementos.

¿Y qué futuros usos se le podría dar?

Yo siempre apuesto por espacios multifuncionales. A veces creo que lo reducimos siempre a convertirlos en espacios para la cultura.

“Hay que evitar convertir el patrimonio industrial en un espectáculo o un parque temático”

Tenemos otros espacios, como La Vega

Aquí multiplicamos por diez el tamaño respecto a la popular Ovetense. Son espacios que más pronto que tarde hay que acabar integrándolos en la trama urbana, el tema es el cómo. En el caso de La Vega, lo primero es el debate de la titularidad. Al final, el Ministerio de Defensa no deja de ser un organismo público. Sí es cierto que tiene su propias normas y es una cosa un poco aparte, pero no deja de ser un organismo público. Tenemos la fábrica de armas de Toledo, que hubo un convenio hace muchos años y se convirtió en campus universitario. Tenemos, hace cinco o seis años, la fábrica de armas de A Coruña, que estaba en una situación parecida, y la Xunta de Galicia llegó a un acuerdo con el Ministerio de Defensa para hacer, a través de un convenio entre la Xunta, la universidad y el ayuntamiento, para convertirlo en un Cluster TIC, es decir, un polo tecnológico. Lo primero es llegar a un acuerdo y solucionar esto.

Después tenemos esas ocurrencias de meter una autopista cruzando la nave, y eso creo que debe quedar fuera del debate. Es una locura. Cuando se solucione todo esto ya podemos hablar de usos. Y mi idea, como en la Fábrica de Gas, pero a otra escala, porque La Vega son 120.000 metros cuadrados, es hacer un espacio multifuncional. Hay ejemplos de Matadero Madrid, o LX Factory de Lisboa. Son espacios industriales con uso multifuncionales: hay ocio, cultura, restauración, vivienda y empresas. Así le das vida 24 horas, y yo es por lo que apuesto para estos espacios, que tengan vida 24 horas.

Lo de la residencia siempre se critica mucho, pero yo sí opto por meter viviendas en La Vega. No especular, no meter vivienda de lujo, pero sí vivienda para estudiantes o vivienda social. En Fábrica de Gas sí que descarto la vivienda por el sitio, que queda muy constreñido.

 La Loza de San Claudio

Lo que buscaba el empresario Ruíz de Alda era conseguir la firma, la marca de La Loza de San Claudio. Lo consiguió, después cerró después de un proceso muy dramático y a día de hoy todavía se vende Loza de San Claudio hecha en Marruecos. Aquí vuelvo a ser crítico con la Administración, esta vez con el Principado. En su momento Ruíz de Alda quiso hacer lo mismo en La Cartuja de Sevilla, y la Junta de Andalucía lo frenó. De hecho, compró la fábrica y sigue funcionando. Aquí hizo lo que quiso. En sus últimos años de vida se incluyó la Loza como Bien de Interés Cultural, el recurrió y se tumbó el BIC, y ahora está en el segundo nivel de protección. Muchas veces, demasiadas, que algo esté protegido no significa que se conserve.

FOTO: Alisa Guerrero

A día de hoy el propietario debe ser el Ministerio de Haciendo. Hubo dos subastas públicas y no se presentó nadie, y está arruinándose. Hay espacios que están arruinados. Otros más interesantes, como los hornos,  son originales de 1900. Los moldes están ahí depositados: ¿por qué no se pueden almacenar en algún sitio que estén protegidos? Ni siquiera La Cartuja tiene toda la serie de moldes de su historia.

Qué hacer con San Claudio ya es más difícil. ¿El recinto ferial que se está haciendo en La Florida?, ¿un pequeño polígono industrial?, ¿un coworking, una incubadora? Tenemos ejemplos como Valnalón en la Cuenca o la Curtidora en Avilés.

¿Qué otros espacios de interés hay en Oviedo?

Oviedo fue un concejo minero, y tenemos dos castilletes. Uno en Olloniego, del pozo San José, y luego está el castillete de la mina de Tudela Veguín. El de Tudela está en inventario de patrimonio cultural, pero totalmente abandonado y comido por la maleza. En el caso del de Olloniego, propiedad de Hunosa, está muerto de risa. Igual ahí podría haber un pequeño polígono o un pequeño centro de empresas, actividades relacionadas con el medio ambiente…

“Esas ocurrencias de meter una autopista cruzando La Vega deberían quedar fuera del debate”

¿Y qué me dice de Trubia?

En Trubia sigue la industria vigente, ya no hablamos de empresas abandonadas. Por un lado tenemos la parte productiva, con la fábrica de armas, y luego la parte no productiva. Ahí entran las barriadas obreras y estructuras como puentes ferroviarios. Empezando por esto último, está el tema de la titularidad. El ferrocarril del Norte, un puente magnífico, lo reparó el ayuntamiento, y se supone que es municipal. Luego está el puente de Quintana, hecho a finales del siglo XIX, y ahora lo último que se dice es de eliminarlo. Pero hay alternativas, y a lo mejor basta con elevarlo medio metro para evitar inundaciones.

Luego están todas las barriadas obreras. Tenemos por ejemplo Junigro, que es la barriada obrera más antigua que hay en Asturias.  Empezó a desarrollarse en 1850, y en Trubia hay barriadas obreras desde esa época hasta finales del siglo XX. Tenemos un montón de tipologías distintas. Claro, esas son privadas y vive gente, aunque cada vez menos. Muchas casas están vacías, en otras muchas viven viudas y gente mayor, y las menos están habitadas por gente joven con pocos recursos. No llegan a ser infraviviendas, pero sí son de muy malas calidades. Mi idea para estas viviendas sería que la Administración las vaya adquiriendo a medida que quedan cerradas, se rehabiliten y se haga un parque público de vivienda. No siempre hay que construir. Podemos rehabilitar, aprovechando lo que ya hay y sacarlas al mercado con alquileres baratos, como vivienda social. Con eso conseguimos recuperar un patrimonio, volver a meter al mercado viviendas infrautilizadas y darle vida a esos barrios. En Trubia había 7000 habitantes, y ahora estamos en 2000. Si estas casas pueden entrar en el mercado matas dos pájaros de un tiro: recuperas un patrimonio histórico y fomentas que la gente se establezca ahí.

Creo que hay que dejar atrás esa visión romántica de un pasado industrial y dar un paso más. Hay elementos que solo necesitan una intervención mínima o preventiva para que no se caigan, como los castilletes de Olloniego y Tudela Veguín. Basta con poner un panel para que se sepa lo que son. A veces nos centramos en que hay que darle un uso a todo, y yo siempre digo que lo primero es valorarlo como lo que es. Después ya veremos qué nuevo uso le damos.

¿Qué ejemplos inspiradores podría citar de una buena recuperación del patrimonio industrial?

En Barcelona está el proyecto 22@Barcelona, que remodeló todo el barrio de Poble Nou, que era un barrio industrial degradado, y se rehabilitaron muchísimos edificios para poner nuevas industrias, viviendas…Se está criticando un poco que se está generando un proceso de gentrificación, y hay que tener cuidado con eso. No se pueden convertir esos espacios en parques temáticos. En Valencia hay una antigua fábrica de bombas hidráulicas cuyos terrenos los compró una fundación privada, rehabilitó los edificios y fomenta allí las exposiciones de arte contemporáneo, tienen un restaurante, hay una fundación en favor de una enfermedad, hacen actividades en el barrio…Está el Oberhausen de Alemania, que es una fábrica de gas y otro caso igual en Brasil.

Ahora que está tan de moda la Agenda 2030 voy a hablar de resiliencia. ¿Vamos a tirar el conjunto de la fábrica de gas para hacer un bloque o una nave?, ¿por qué no aprovechar lo que ya tenemos? Estos espacios industriales son muy polivalentes y hay que superar eso de pensar solo en la cultura. Que no es que tenga nada en contra, pero hay que recordar dónde estamos: Asturias, un millón de habitantes. No hay público suficiente. Otra cosa que tengo muy clara es que en todos estos procesos antepongo la rentabilidad social a la económica. La rentabilidad social llevará a la económica, pero no pensemos primero en hacer caja.

Hablaba del riesgo de gentrificación, ¿qué hacer para evitarlo?

Es complicado. Es un riesgo que se corre, pero hay herramientas para evitarlo. Por un lado, que los espacios no pierdan la esencia. Por ejemplo, imagina que mantenemos La Vega pero a las naves les ponemos luces de neón y pantallas gigantes para que sean un reclamo turístico. Se haga lo que se haga, que no se pierda lo que son, de dónde vienen y explicar cuál es su historia: la del edificio y la de las personas que trabajaron ahí. No perder nunca la perspectiva y la memoria. Intentar evitar convertirlo en un espectáculo o un parque temático. Mantener lo que son, pero rehabilitados y reintegrándolos en la ciudad.

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