Caminos destrozados, arboles talados sin pemiso y tierra removida por todas partes. Así se encontraron esta semana los vecinos y vecinas de Tapia la senda que discurre junto a las lagunas de Salave, uno de los atractivos turísticos del concejo, tanto por su patrimonio natural como arqueológico. Una tala de eucaliptos por parte de Explotaciones Mineras del Cantábrico, filial de la multinacional Black Dragon Gold, se convirtió en la excusa para cortar árboles de manera indiscriminada y destrozar un espacio para el que el movimiento Oro No lleva una década pidiendo protección y una excavación arqueológica que haga aflorar su pasado ligado a la actividad minera del Imperio Romano en el Noroeste peninsular.
Las lagunas de Salave son un paisaje artificial, un cráter de 35 metros de profundidad, producto de las técnicas de ruina montium practicadas por los romanos hace 1.800 años para extraer el mineral de oro que se encuentra bajo la superficie de este paraje que hasta esta semana estaba completamente cubierto por eucaliptos, pero también por árboles autóctonos, la mayor parte de los cuales fueron talados sin permiso por Explotaciones Mineras del Cantábrico.

El oro de Salave vuelve a estar de actualidad con los planes de la multinacional Black Dragon Gold para construir una nueva explotación aurífera de 300 metros de profundidad en el mismo lugar en el que estuvo la mina romana en tiempos del historiador Plinio. Este sábado una marcha reivindicativa organizada por la plataforma Oro No visitó la zona para dar a conocer los destrozos causados por la multinacional minera, autorizada por el Principado para realizar 18 sondeos. Evaristo Álvarez, integrante de la plataforma, considera que con esta tala indiscriminada y con los daños producidos a la senda, “Black Dragon Gold se ha quitado la careta y ha demostrado que no tiene ningún plan de minería sostenible”. Oro No ya ha presentado una denuncia por estos hechos.
Fotos: David Aguilar Sánchez







