El retorno de Doctor Explosión

Jorge y su banda revientan el Tomavistas Fest de Madrid con un concierto que celebra su regreso a los escenarios

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Aún faltan muchos meses para que se publique el nuevo LP de Doctor Explosión, titulado Superioridad moral y, mientras tanto, van saliendo algunas perlas de este nuevo trabajo que abre con un rotundo Insatisfacción lleno de significados políticos, sociales y culturales en un tiempo verdaderamente turbulento y mentiroso que nos invita a estar permanentemente drogados e insatisfechos. Se percibe el momento de calma chicha que precede a la tormenta de incertidumbres, crisis, hambrunas, guerras, todas son la misma puta mierda con distinto nombre y es la misma que nos bloquea e impide tomar decisiones.

Desde hace once años que Jorge Muñoz-Cobo, Jorge Explosión, no había vuelto a publicar nada y ahora regresa con el mismo nervio eléctrico y el vértigo majestuoso que produce volver a los comienzos. Begin the beguine…no, colegas, la nostalgia fue violada en un callejón a las cuatro de la mañana. Porque volver a empezar para Doctor Explosión es jugársela dos veces: significa poner a prueba tu talento con nuevas canciones y también demostrar que sigue vigente el viejo repertorio. De eso va el Tomavistas para Jorge: de no hacerte trampas al solitario ni pajas, sino de comprobar que has vuelto porque tienes algo nuevo que contar.

Jorge Explosión. Foto de Sergio Morales en el Tomavistas del Parque Tierno Galván de Madrid.

Lo veo en sus ojos. Es el brillo de la sorpresa, la curiosidad, el riesgo y el estar dispuesto a encabronarte y hacer frente a un panorama que te puede matar. Su retorno le ha pillado con una industria en la que un buen videoclip es tan importante como una buena canción, en la que un buen concierto es tan decisivo como una inteligente promoción. No hay mucha diferencia entre ser músico y ser broker en el infierno del Down Jons. El doctor en su laboratorio Perroti me hace comprender que la música puede llegar a ser tan decisiva como quien se juega la vida con dinamita o apuesta su mujer, su hijo, su perro y su casa en un valor por el que sólo se mantiene un respetuoso recuerdo. A ese gesto de volver y arriesgar lo llamamos honestidad y valentía.

El domingo se subió al escenario del madrileño Parque Tierno Galván para cerrar junto a Ángel Stanich el Tomavistas. El de Jorge fue un chute de energía, un latigazo de genuino rock and roll. Al doctor y sus cuates se les quedó pequeño el escenario. Abrieron directamente con Insatisfacción que es un tornado de rock que se te mete en el corazón y no te suelta. Este tema tiene magia, te introduce en el concierto como una pista de despegue espacial desde su primera nota; te hace volar y que se dispare la adrenalina, consigue que conectes con todo lo que está por venir hasta que suene la última canción, es un puente entre el futuro y el pasado, el jodido puente de Brookling de su discografía por el que muchos se han suicidado.

“Me pregunto qué sucede para que esté saltando como un loco mientras le observo”

El tiempo ha pasado y Jorge continúa en plena forma. Vestir de mujer, su segundo single, es una declaración de intenciones que le hace retomar el glam desde una mirada cotidiana y tierna. Todos somos una geisha. Como Bowie, desde el escenario o desde una tienda de ropa de segunda mano, se reafirma como artista. Sé todo aquello que quieras ser. Porque el gamberro que se desnudaba en los escenarios ha dado paso a un doctor más irónico, más reflexivo y sentimental, musicalmente más profundo, técnicamente más refinado, menos ruidoso y sin embargo, con nuevas canciones cómplices y garajeras, descalabrantes y honestas que aún reverberan en la cabeza después de su escucha. Me pregunto qué sucede para que esté saltando como un loco mientras le observo. Sus canciones no se despegan de la realidad y el deseo, escapan de cualquier ensimismamiento, siguen riéndose de nuestras miserias y están en línea con los sucesos que nos golpean la retina cada día. Uno de los efectos más maravillosos del pop es que siempre nos explota en la cara. Eso es lo que sucede con Jorge y lo lleva haciendo con sus canciones desde hace treinta años. A todo esto le podríamos llamar modernidad y madurez, lucidez y coherencia, sarcasmo y vida.

Cesar Crespo y Jorge Explosión sobre el escenario del Tomavistas en el Parque Tierno Galván de Madrid. Foto de Sergio Morales.

Cesar Crespo a la guitarra, Conrado a la batera y Dani Montero al bajo son una sólida garantía sobre el escenario: lo que se escucha y se mueve ante nuestros ojos es una banda con una hermosa personalidad. Parecen extraídos de un relato de aventuras firmado por Alejandro Dumas que ha sido siempre un maestro del pop cuando no existía el pop. Cuatro mosqueteros con la épica instalada en sus cabezas, en sus manos y pies, que se divierten mientras tocan dominando la escena con el público a su alrededor. Transmiten la confortable sensación de que a su lado no hay errores y también la vocación de estar ahí para que el público baile, salte y se deje llevar por el ritmo de sus canciones. Todo es honesto y orgánico, irónico y divertido, alimentado por la fe de que esa tarde, en el Parque del Profesor Galván, habrá un gran concierto y nada va a salir mal.

“Mi tolerancia se diluye y podría decir que me gustan con una sonrisa maliciosa. Viven en una burbuja”

Juan Santaner, manager de Explosión y uno de los hombres más veteranos de la industria de la música, camina como un maestro de ceremonias, atento a que todo salga bien en el Tomavistas, con la mirada fija en sus músicos y el técnico. Ha representado a bandas como Australian Blonde o León Benavente y a figuras como Pablo Und Destruktion o Nacho Vegas. Los directos de Explosión son un magnífico contraste con una parte importante de los grupos que conforman la escena española contemporánea. La burbuja musical ha conseguido que toquen con el automático puesto. Por eso no espero nada de bandas como Vetusta Morla o Viva Suecia y el resto de Vivas que pululan en el mercado. Todos ellos son muy buenos. Técnicamente impecables, pero sólo me sirven para una canción. Mi tolerancia se diluye y podría decir que me gustan con una sonrisa maliciosa. Viven en una burbuja. Flotan en una puta burbuja, la de los festivales que son, en sí mismo, esa misma burbuja. El capitalismo es una tautología. Santaner me anticipa que en algún momento también explotará y embucha un trago a la birra. Ay.

El que está explotando es Jorge sobre las tablas. En el repertorio no faltaron las canciones más emblemáticas que han conseguido mantener a un mismo tiempo una carrera fresca y longeva. Blue Monday y Hoy una vez más sonaron gloriosas y enérgicas, Inútil y Chestefield Chiddish Club fueron una fiesta gijonesa que clausuraron cualquier atisbo de nostalgia porque aún siguen vivas y se escuchan con más brío que nunca. Eres feo chaval y Drácula Ye-Ye siguen intactas, con la esencia del power pop de entonces y la fuerza necesaria para envolver al público en una orgía psicodélica de guitarras eléctricas.

Cesar Crespo, Dani Montero, Conrado al tambor y Jorge Explosión en el Tomavistas Fest. Foto de Sergio Morales.

Los stanich, a un lado del escenario, escuchaban atentamente a los doctores, comprobando que aquello no sólo sonaba bien, que aquello no sólo estaba engrasado, sino que aquello era puro rock and roll. Y así es. Todo concierto guarda un significado. Es imposible no prestarle atención a un momento que es mágico. Ese momento sólo te lo puede ofrecer el rock. El retorno de Explosión en el Tomavistas de Madrid nos habla de la deliciosa sensación de estar vivos y también de un músico que tiene que seguir diciendo cosas sobre el escenario. Después de tantos años, sabes, sientes que tienes algo que cantar y, sobre todo, que está volviendo a suceder. Bienvenido, chaval!

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