Ricardo Fernández lanzó en las primarias socialistas una idea para salir del atolladero en el que Wenceslao López había metido al PSOE ovetense con su obstinada e inoportuna defensa de la Ronda Norte: organizar una consulta ciudadana. No era una mala propuesta, pero llegaba tarde. Tras meses de movilizaciones en los que un movimiento asambleario y muy transversal había ido ganando la batalla de las opinión pública ovetense. De ser algo que parecía popular y dar votos, la Ronda ha ido evolucionando a un marrón que hasta Canteli prefiere no mentar demasiado, consciente de que incluso buena parte de sus votantes la repudian. Fernández trató en campaña de distanciarse de tan pesada losa, pero a medias, sin llegar a rechazarla. Así, las primarias se terminaron convirtiendo en una consulta a la militancia sobre el proyecto para construir una autopista en la ladera del Naranco y las ganó el candidato más identificado contra ella. Mientras en Gijón la ausencia de movimientos ciudadanos en defensa de la valiente política ecologista del gobierno local ha terminado inclinando al PSOE hacia posiciones más conservadoras en temas medioambientales, en la capital asturiana la vitalidad de la respuesta cívica a la Ronda Norte y el protocolo de La Vega le marca el paso al principal partido de la oposición: si quiere recuperar la alcaldía en 2023 tendrá que conectar con la calle y tomar distancia pública de la “entente cordiale” de Cuesta-Canteli y Cofiño-Barbón.
¿Ha sido la Ronda Norte el único factor que ha propiciado el triunfo de Llaneza? No, pero ha tenido mucho que ver en la ajustada victoria del candidato más outsider. También el más oviedista y el más conocido fuera del partido. Nota a pie de página. Como en el caso de Gijón, el PSOE ha vuelto a dar en Oviedo/Uviéu una lección de democracia interna, deportividad y juego limpio del que la imagen pública del partido sale muy fortalecida.
“Canteli, por mucho que quiera, no es Gabino de Lorenzo”
La victoria de Llaneza acerca a la izquierda al Ayuntamiento de la capital asturiana. Es el mejor candidato del PSOE desde Leopoldo Tolivar en 1998. Ya ha llovido desde entonces. El presidente de Manos por el Naranco tiene además una ventaja con respecto a quien fue su compañero de grupo municipal. Canteli, por mucho que quiera, no es Gabino de Lorenzo. Carece de su desparpajo, astucia y sagacidad, y tampoco estamos en la España de las vacas gordas y la burbuja inmobiliaria. Hay dudas incluso de que les caiga bien a los votantes de derechas. Si en la primavera de 2023 el volátil contexto económico y político es favorable al PSOE, hay una posibilidad de derrotar a las derechas. Oviedo es una plaza difícil, pero no imposible, como se demostró en 2015.

La victoria de Llaneza le pone deberes a Somos/Podemos e IU. La confluencia que quedó pendiente en 2019 es ahora imprescindible. Urge que las diferentes tribus se sienten a hablar y a buscar puntos en común. También a definir una agenda diferenciada, una vez que el PSOE ha asumido dos de sus principales banderas: Ronda y Vega. Por último, está la incógnita del espacio centrista. ¿Tiene hueco? En Oviedo, recordemos, Antonio Masip llegó a gobernar con un pacto PSOE, IU, CDS. Hoy Carlos Suárez, de Foro, trata de construir ese tercer espacio en la capital asturiana. Tomar un café con los últimos Ciudadanos vivos podría interesarle. Sus votos pueden terminar siendo decisivos el próximo mes de mayo.