Los Centros de Innovación Territorial promovidos para combatir el despoblamiento de los territorios rurales precisarán del apoyo de las administraciones públicas para que puedan hacerse hueco, desplegarse y crecer, según recoge la llamada “Declaración de Somiedo”.
La capital somedana ha acogido esta semana las primeras Jornadas de la Red de Centros de Innovación Territorial organizadas por la Secretaría General para el Reto Demográfico, con la colaboración de la Red Asturiana de Desarrollo Rural.
Como conclusión a las jornadas, en las que se ha buscado tejer red entre los diferentes territorios, así como entre la iniciativa público-privada, se ha elaborado la Declaración Somiedo sobre Innovación Territorial que recoge en diez puntos una serie de consideraciones provisionales.
La primera de ellas hace referencia a la innovación territorial como nuevo paradigma del siglo XXI que permita superar obstáculos estructurales tales como el despoblamiento, el abandono del medio y las actividades conformadores del paisaje, la falta de oportunidades, dificultad de acceso a servicios y carencias en cohesión social y territorial.

También pone el acento en la heterogeneidad de los diferentes territorios, diferenciando entre medio rural periurbano, medio rural intensificado y medio rural más naturalizado, y en una economía más compleja para los territorios rurales.
La Declaración define la innovación territorial como el proceso de cambio basado en la combinación del conocimiento local, científico o técnico que busca una mejora sustancial en las condiciones sociales, económicas, ecológicas y culturales del territorio.
Esta innovación territorial se despliega sobre cuatro ámbitos principales de intervención: el sistema agroecológico local, los recursos energéticos renovables locales, un sistema local y diversificado de empresas y atender y anima a la comunidad local, sobre los que crear los Centros de Innovación Territorial para retener y atraer talento y mejorar la cohesión territorial.
Este decálogo también plantea la necesidad de que la comunidad local tome la iniciativa, lidere y protagonice los procesos de cambio y de establecer una nueva gobernanza público-privada y participativa, pensada para rescatar y poner en primer plano la inteligencia territorial de cada lugar