Este 1º de Mayo volvemos a movilizarnos en todo el mundo para reclamar empleos decentes, con salarios dignos y la protección social necesaria. Trabajos seguros, que no nos cuesten la salud ni, mucho menos, la vida. Trabajos con los que realizarnos también como personas. En Asturias, donde llevamos años alternando la reivindicación en las principales ciudades, lo haremos esta vez en Oviedo, en una manifestación que partirá a las 12 del mediodía de la Plaza de América, bajo el lema “Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios”.
El empleo sigue siendo la gran asignatura pendiente de nuestro país. Podemos subir puntualmente la nota, pero no salimos del suspenso. A pesar de la mejoría registrada en el mercado laboral, cerca de tres millones de personas se encuentran sin empleo, viviendo situaciones dramáticas. En Asturias, con 61.696 trabajadores y trabajadoras registrados en el paro, ni siquiera hemos recuperado el empleo anterior a la crisis de 2008: hay 32.199 personas menos trabajando que entonces. El paro de larga duración afecta además a la mitad de quienes se encuentran sin trabajo. Y la tasa de paro juvenil se ha disparado, cerrando el año 2022 en el 47,53%.
Por eso estamos reclamando, de manera urgente, un plan de choque de empleo para jóvenes, mujeres y mayores de 45 años; y también medidas para garantizar el reciclaje y la especialización profesional de las personas sin trabajo. Al mismo tiempo, hemos propuesto a la patronal asturiana analizar conjuntamente, con rigor, las necesidades reales de personal, sector a sector, lo que nos permitiría adelantarnos a la demanda de las empresas y huir de falsos debates.

Y no sirve cualquier trabajo, de cualquier forma, a cualquier precio. Un trabajo precario arrastra una vida precaria. De ahí la importancia de la reforma laboral, que ha puesto coto a la endémica temporalidad de nuestro mercado laboral. Una reforma que está contribuyendo de forma notable a la mejora de los derechos de las personas trabajadoras. Con todo, en nuestro país sigue siendo demasiado fácil y barato despedir, por eso tenemos que seguir avanzando hacia un coste del despido suficientemente disuasorio, justo y adecuado a la circunstancias.
Frente a los recortes y políticas antisociales impuestos por la derecha en los años precedentes, el diálogo social ha sido el gran logro de esta legislatura, y la mayoría trabajadora su principal beneficiaria. La subida del salario mínimo, la revalorización de las pensiones (en una reforma que además garantiza su futuro reforzando los ingresos) y el incremento de las prestaciones por desempleo están protegiendo las rentas de aproximadamente 13 millones de personas. Todo ese conjunto de medidas ha contribuido de forma decisiva a combatir la pobreza y la desigualdad.
Pero “la gran preocupación”, la espada de Damocles que se cierne sobre la economía del país y de los hogares, es la inflación, que está afectando especialmente a la cesta de la compra, al consumo básico. Y no se puede culpar a la guerra, porque una parte muy importante de la subida de precios viene determinada por el exceso de beneficios empresariales. Y eso hay que corregirlo.
Urge por tanto bajar los precios, subir los salarios y repartir los beneficios, como reclamamos en este 1º de Mayo. Aunque se modere, la inflación seguirá siendo muy alta. Por tanto, los incrementos salariales centrarán en 2023 la reivindicación en la negociación colectiva. Necesitamos salarios decentes que crezcan en parámetros equivalentes a la inflación, garantizando el poder de compra. Y para ello, la cláusula de garantía salarial es imprescindible. La actitud obstruccionista de la patronal sería responsable del crecimiento de la pobreza laboral.
Tenemos que continuar avanzando en derechos, libertades y dignidad. Y hay que hacerlo también en las urnas. Estamos a las puertas de unas citas electorales trascendentales, en las que la clase trabajadora tiene que apoyar políticas de progreso para seguir avanzando, e impedir el retroceso, en derechos y libertades, de representa la derecha.
Conocemos las recetas que curan el paro y la precariedad, la desigualdad y la pobreza: crear empleo estable y de calidad; fortalecer las políticas sociales y los servicios públicos; favorecer el acceso a la vivienda; extender las políticas de cuidados y la ayuda a la dependencia. Y en Asturias, defender nuestra industria y una transición justa, fundamentales para frenar el éxodo laboral de nuestra juventud, atajar la despoblación y revertir el envejecimiento.
Es lo que nos mueve en este Primero de Mayo. Lo que reivindicaremos en las calles de Oviedo. Lo que Asturias necesita.