Después de más de una década trabajando en el País Vasco como funcionario, Juan Manuel García logró al fin el año pasado el ansiado traslado a Asturias, su tierra natal. García padece de artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune, desde hace años y, durante su estancia en la comunidad vasca, los médicos empezaron a tratar su dolencia suministrándole un tratamiento combinado de los medicamentos Metotrexato y Enbrel, gracias al cual puede llevar una vida normal y sin grandes complicaciones. La dosis que necesita para proseguir con su tratamiento es muy baja-25 miligramos cada 28 días-pero, desde su vuelta al Principado, se encuentra con que el Servicio de Salud asturiano se niega a proporcionarle este medicamento.
“Es discriminatorio y poco igualitario”, denuncia García, “porque no me permite tener las mismas oportunidades personales y laborales para vivir donde quiera. Llevo un año peleando y no consigo nada”. El paciente denuncia que todas las comunidades vecinas suministran este medicamento a sus ciudadanos, pero la administración asturiana no lo hace amparándose en la carestía de dicho fármaco: “Tratándose de un tema de salud, deberían primar los criterios médicos y no económicos. En mi opinión, es una cuestión de prioridades y la salud es la base”.

“Se trata de una cuestión económica y política”, continúa, “porque a nivel médico he consultado con reumatólogos públicos y privados y todos coinciden en que ese es el tratamiento que debo seguir. Pero la administración asturiana no ha tenido en cuenta la opinión de esos reumatólogos”.
De momento, García sigue empadronado en el País Vasco y tiene que viajar allí una vez al mes para recibir su tratamiento: “Eso significa que no tengo sanidad en Asturias, y tampoco puedo estar yendo allí indefinidamente, porque saben que no vivo en la comunidad. Me lo están haciendo como un favor. También pensé en empadronarme en Unquera o en Ribadeo, pues tanto Cantabria como Galicia ofrecen el medicamento, pero precisamente Asturias no lo hace”.
“Ignoraba que a una persona se le podía negar seguir con su tratamiento al trasladar su lugar de residencia dentro de España, por tratarse de una situación anómala y discriminatoria, más aun cuando los resultados de la mencionada medicación están siendo muy buenos”, ha escrito en uno de los escritos remitidos al Principado, “en Asturias el tratamiento que ofrecen consiste en medicamentos biosimilares. Estos son más económicos y no siempre igual de efectivos que el Enbrel, ya que en un porcentaje importante de pacientes los resultados no son los mismos, como tampoco lo son los efectos secundarios”.
Tal y como explica, “el tratamiento con biosimilares no me garantiza que mi estado de salud sea como hasta ahora. Y, de no ser efectivo, la solución sería probar nuevas medicaciones hasta encontrar, si es el caso, una que funcione (sin tener tampoco en cuenta la calidad de vida, los efectos secundarios, etc.). Además, una vez abandonado el tratamiento con Enbrel, si los otros medicamentos no van bien, no cabe la posibilidad de volver al mismo (con el que actualmente la enfermedad está controlada y los resultados son óptimos). Esta imposibilidad de volver a tratarme con Enbrel, hace que la incertidumbre sea mayor en cuanto a mi posible estado de salud y calidad de vida”.
Ahora, García está estudiando la vía legal para solucionar su problema, y ya ha puesto una reclamación al Defensor del Pueblo. No obstante, el tiempo corre, los plazos se dilatan y su salud podría resentirse: “Al tratarse de una cuestión médica, dado que el tratamiento es indispensable, la espera no puede alargarse en el tiempo para realizar gestiones y trámites, de los cuales depende la salud y la calidad de vida”.