FSA e IU: descomprimir el tiempo

El clima propicio para la investidura será un escaparate político de la izquierda en vísperas de las generales

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

La segunda investidura de Adrián Barbón será el próximo 21 de julio, dos días antes de las elecciones generales. Con los tres votos de IU garantizados y un buen clima negociador, la posibilidad de que se afiance un gobierno de coalición entre la FSA e IU parece algo más que plausible. El verbo es descomprimir. Apúntenlo. IU fue valiente cuando decidió aportar sus escaños por adelantado y sin contraprestaciones. De esta manera, IU eliminaba presión e incertidumbre. Habrá gobierno de izquierdas. Por su parte, la FSA recogió el guante y, tal y como habíamos adelantado en NORTES, respondió elegantemente, resituando a Juan Cofiño en la Presidencia de la Junta. La FSA, de esta manera, descomprimía la negociación.

El tiempo de la negociación se ha descomprimido y las elecciones generales lo han revolucionado. Con estos dos gestos se ha conseguido el escenario para una negociación ágil, prudente, beligerante y en el contexto de una campaña electoral donde se decide el futuro de un país que impele a los miembros negociadores de la FSA y los miembros negociadores de IU a estar a la altura de las circunstancias. Lo que se acuerde en Asturias, estimulará el voto de Adriana Lastra y Rafa Cofiño en sus respectivas agendas para llegar a la Corte de los Leones, dos protagonistas, por cierto que tendrán que lidiar solos su propia campaña general para sacar el mayor número de representantes al Congreso y al Senado.

Juan Cofiño, durante la composición de la mesa de la Junta del Principado. Foto: Iván G. Fernández

No obstante, no bastan dos gestos para iniciar una negociación. Y menos aún en el paisaje de unas elecciones generales. Hace falta más discurso e iniciativa, que la negociación sea útil, sobre todo de cara a la ciudadanía, una vez disueltos los recelos entre sendas organizaciones. Será a partir de hoy cuando realmente se verifiquen si son ciertas las pretensiones de la FSA e IU por fraguar un gobierno de coalición o si, por el contrario, comienzan a tomar distancia. No es bueno dar nada por sentado. Esta negociación forma parte de la campaña electoral de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Por lo tanto, conviene a todo el mundo que sea una negociación tranquila, inteligente y fiable. Y lo está siendo.

La FSA reconoce que con un gobierno de coalición ganará mayor estabilidad parlamentaria. Mayor estabilidad parlamentaria significa mayor cohesión interna ante un futuro incierto en la FSA. Las sesiones de investidura serán el mejor escaparate para apuntalar el voto de la izquierda en las generales. Por su parte, IU y Convocatoria por Asturias tendrán mayor legitimidad para continuar construyendo el relato de la convergencia política y el acceso a la centralidad institucional. IU quiere gobernar y quiere, sobre todo, transformar. Quieren hacer social-democracia. La hace bien y les está sentando bien, según sus votos y su peso político.

El debate de investidura se convertirá en el gran mitin político donde se pondrá de manifiesto lo que significa un gobierno de progreso en Asturias como lo ha significado en España hasta el 23 de julio. Se vienen días intensos que transcurrirán en un suelo firme, el de los 22 votos que otorgarán en segunda convocatoria, la presidencia del gobierno a Adrián Barbón, quien ha afirmado sentirse cómodo en el diálogo con Ovidio Zapico. Podemos no estará en la ecuación. El propio Barbón ha puesto de manifiesto el escaso sentido institucional de la formación violeta a la hora de sentarse a negociar la composición de la mesa de la Junta. No estuvieron, no estaban y podemos estar seguros de que no estarán. Mientras en Podemos no se estabilicen las cosas internamente, son un factor desestabilizador, dentro y fuera de la organización. Covadonga Tomé debe comprender que Sumar con motor Podemos no es lo mismo que Convocatoria por Asturias sin Covadonga Tomé. El sinsentido orgánico e institucional que se ha apoderado de ellos, requiere soluciones al margen de la negociación de la investidura. Un buen paso hacia la confluencia política en un horizonte próximo pasaría por votar a favor de Adrián Barbón.

A partir de todo esto, el reloj ha comenzado a andar. Es difícil saber todavía si hasta el 21 de julio hay muchos o pocos días para negociar carteras, nombres y, sobre todo, y lo más importante, una agenda política, un programa legislativo común para los próximos cuatro años. IU gana un punto a su favor, depositando su confianza en Barbón. Barbón ganó otro reubicando a Juan Cofiño. Descomprimieron el tiempo de la negociación. Como si los días tuvieran más horas. Quizá en eso consista la estabilidad.

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