San Mateo 2023 termina con críticas de “censura”

El modelo del Partido Popular no ha convencido a todas las partes y algunas entidades y partidos exigen la vuelta de los chiringuitos históricos.

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Xuan García Vijande
Xuan García Vijande
Comunicador, barman, músico. Redactor musical en Cuarto y mitad.

Cada año nos pasa lo mismo: llega el fin de septiembre y con él el inicio del otoño y el final de San Mateo, las fiestas que, sin ser patronales —la patrona del concejo es Santa Eulalia de Mérida—, sí son patrimoniales de la capital del Principado. En esta ocasión había algo especial, una efeméride que pasó desapercibida a la mayoría: se cumplían 40 años desde que Antonio Masip y Covadonga Bertrand, alcalde y concejala de Cultura respectivamente, dieron paso a los primeros chiringuitos. El Ayuntamiento, de mano de la Sociedad Ovetense de Festejos y 10 entidades dieron el pistoletazo de salida a un modelo festivo que duró 37 años y sobrevivió a cuatro alcaldes, dos de ellos del Partido Popular.

Ahora son Alfredo Canteli y Covadonga, aunque no Bertrand, sino Díaz, quienes tomaron el impulso político de un nuevo modelo que vino a reemplazar las señales identitarias de las fiestas ovetenses hasta ese momento. Los chiringuitos y los conciertos en la plaza de la Catedral fueron sustituidos por casetas donde predomina la hostelería profesional frente a las asociaciones y entidades sin ánimo de lucro y un escenario principal de acceso principalmente de pago en el barrio de La Ería.

La SOF, que antes tenía un papel mucho mayor en la organización festival, ha quedado relegada al desfile del Día de América en Asturias, que coincide con el periodo mateíno. No obstante, la concejala de Festejos ya ha anunciado que estudian fórmulas para que sea la Corporación municipal quien se encargue del asturamericano pase de carrozas.

Este es el tercer año con fiestas pero sin chiringos. El cambio no fue aplaudido por todo el mundo. En la patronal hostelera de Asturias, OTEA, fue recibido con los brazos abiertos, pero otros muchos actores de la vida local pusieron el grito en el cielo, hasta el punto de vivir dos protestas en las calles contra el modelo actual en 2022 bajo el lema “el peor San Mateo de la historia”.

Como es obvio, algunas de las partes interesadas en la vuelta al modelo anterior son las entidades que perdieron los chiringuitos con los que financiaban su actividad. Entre ellas las había de muy diversa naturaleza: desde la Asociación de Peñas Oviedistas (APARO) hasta los Estudiantes, una hermandad de “estilo sevillano”. Una de ellas, la Asociación Cultural Vetusta, vinculada al socialismo ovetense, ha emitido un comunicado en el que lamentan no estar celebrando “el 40 aniversario del inicio de un modelo festivo popular y exitoso” en el que colocan a los chiringuitos como rasgo “esencial y distintivo”.

Desde esta entidad critican que la “derecha ovetense” eliminara un modelo que “funcionaba y en el que había sitio para todas las partes” por entregar las fiestas, añaden, al “capricho de una parte de la hostelería“. Según el comunicado, la hostelería profesional ya contaba con un espacio en las fiestas. Se refieren al cambio introducido por el alcalde, y actual presidente del PP ovetense, Agustín Iglesias Caunedo, que comenzó llamándose “Gastromateo” y fue el germen de las casetas hosteleras que, con el tiempo, ganaron más territorio.

En relación con esto, desde la Vetusta reivindican el viejo modelo de San Mateo, pero admiten que ese modelo “participativo y plural” también era “mejorable y adaptable”. Esa filosofía está presente también en las declaraciones hechas por el Grupo municipal de IU-Convocatoria por Oviedo, quienes también critican la “privatización” del modelo festivo e incluso del desfile de América en Asturias. Aunque, en esa línea, apuestan por recuperar un “consenso social y político” alrededor del modelo festivo en el que vuelvan a estar presentes los “chiringuitos históricos”. IU tendió la mano al equipo de gobierno al comienzo de las fiestas, ofrecimiento que el regidor rechazó.

La coalición de izquierdas que lidera el exdiputado Gaspar Llamazares ve brotes verdes, mejoras respecto a los años precedentes, pero evidenciarían “las carencias y los errores del modelo de privatización total implantado de forma unilateral” por el Partido Popular. “Valoración crítica” es la que lanzan desde la agrupación local del flamante partido del soberanismo asturiano, Aína. La formación asturianista reclama una “hoja de ruta para unas fiestas del pueblo”. Comparten también la visión de un protagonismo por parte de la patronal hostelera que “privatiza y desnaturaliza” las fiestas del concejo.

Desde el colectivo “Fiestes Populares” que agrupa a una pluralidad de entidades sin ánimo de lucro que gestionan casetas, principalmente en la plaza de la Catedral, “este San Mateo no ha ido bien“. Destacan, eso sí, que lo único que mantiene “la esencia de San Mateo” son los espacios de “autorganización colectiva” que representan y cuya lucha y movilización en la pasada edición obtuvo victorias como “acabar con el hilo musical”.

Creen que el Ayuntamiento “se ha tenido que desdecir” respecto a la “uniformidad” de la estética y la cultura, permitiendo que pudieran tener su propia programación musical, pese a reticencias iniciales de la corporación municipal que fueron superadas tras los primeros días. “Está claro que este modelo no ha funcionado”, y añaden que lo único que lo habría hecho sería “la apuesta por la diversidad”. Por ello, exigen que se amplíen los espacios para entidades sin ánimo de lucro y la autorganización colectiva. “Las fiestas son del pueblo y hay que generar más espacios con luz y alegria”.

No pasan sin señalar la “censura” que desde el equipo de gobierno se practicó contra una de las actuaciones del último día de fiestas. Era la de Ágada Thompson, de contenido irónico y político, “inapropiado” para el momento según el relato que desde Fiestes Populares hacían de las declaraciones municipales. En redes sociales se popularizó un vídeo en el que Thompson se disculpaba con sorna por pensar que la censura solo ocurría cuando Vox estaba en los gobiernos.

En la hostelería existen perspectivas contradictorias: mientras algunos opinan que las casetas hosteleras son un éxito, hay voces discordantes que lamentan una caída de participación. Días como el de los fuegos o el día mayor, que otrora habrían desembocado en un festejar multitudinario, ahora languidecen en la opinión de algunos empresarios de la noche.

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