El capitalismo depredador que campa a sus anchas absorbiendo la energía vital del planeta no va a salir reforzado de aquí, o al menos, y no es poca cosa, depende de nosotros que así sea.
¿Qué hubiera pasado si en 2011, cuando la ciudadanía se organizó para reclamar en las calles una democracia real, alguien hubiera atacado frontalmente las bases de ese discurso?
Una nueva forma de transporte se está integrando en nuestra vida, no solo en las opciones personales, sino también en las decisiones comunitarias e institucionales.
La crisis energética derivada de la pandemia ha vuelto a traer el debate sobre la utilidad de la energía nuclear en la estrategia europea, tanto en la reducción de emisiones como en el control de costes de la factura eléctrica.