“No podemos anticipar nada” Con estas palabras el Ministro de Cultura remataba una esperada comparecencia que desataba el enfado de trabajadores y trabajadoras de la cultura y provocaba un #ApagonCultural de 48 horas convocado por varias asociaciones profesionales.
El escudo social del Gobierno para no dejar a nadie atrás solo será eficaz si a la hora de diseñarlo se contemplan las realidades de cada ámbito. Mucha gente de la cultura llega a esta crisis con un nivel de precariedad estructural provocado por años de recortes, que hace prácticamente imposible garantizar que salga de ella si la administración no incluye sus especificidades. Y no estoy pensando en Alejandro Sanz. Hablo de personas que conozco. Son las que están ayudándonos a hacer barrio en este desastre del COVID-19. Tengo una amiga pianista que toca siempre en los vermús del domingo de su calle, conozco varios/as editores/as que han colgado gratis los libros de sus editoriales independientes, a un actor que a diario hace un cuentacuentos online con el que mi hijo pequeño tiene un poco de aire (gracias!!!), varias bandas y técnicos que montaron un festival en redes, un artista plástico que publica un diario visual de su confinamiento… Trabajadores y trabajadoras que, en un contexto laboral complicado, aportaban al tejido económico y, cuando este se paró, continuaron aportando lo que sabían hacer al tejido comunitario.
Cataluña, Cantabria, Canarias o Madrid ya han tomado medidas específicas para cultura y nadie se ha rasgado las vestiduras por ello
Y ahora no piden ni más, ni menos. Piden lo mismo.
Cataluña, Cantabria, Canarias o Madrid ya han tomado medidas específicas para cultura y nadie se ha rasgado las vestiduras por ello. En Asturias, salvo excepciones, no tenemos noticias de ningún movimiento por parte de la Administración, e, insisto, del ahora va a depender la posibilidad de que haya un después. ¿De verdad no podemos anticipar nada?
Sabemos que la vuelta a la vida en común será gradual, sabemos que los espacios culturales implican una congregación de personas que difícilmente podrá convivir pronto con las medidas de seguridad necesarias, sabemos que las manifestaciones culturales pueden seguir jugando un papel importante de cohesión social tras el confinamiento… Tenemos muchas certezas para trabajar.
La acción de la Consejería de Cultura y de los Ayuntamientos es urgente y obligada: lancemos ya las convocatorias pendientes, pensemos eventos más pequeños para volver pronto a la actividad cultural en condiciones de seguridad, llenemos las bibliotecas de libros comprados en librerías de proximidad, diseñemos una campaña para animar a la población a volver a los espacios culturales, permitamos la música en directo en los locales de hostelería, prioricemos en los próximos meses el apoyo al ecosistema cultural asturiano…Y, sobre todo, anunciemos ya todo eso a un sector que necesita saber que la administración protegerá su trabajo y el derecho de todos y todas a disfrutarlo.
Ni más, ni menos. Lo mismo.