Giuseppe Quaresima (Avellino, 1981), es economista. Licenciado por la Universidad de Siena, trabajó posteriormente en la Universidad de Málaga, donde lleva una década afincado, comparte vida con una andaluza y crían juntos a un pequeño italiañolo. No se hizo economista para hacerse millonario o para ayudar a otros a hacerse millonarios, sino para cambiar el mundo. Por eso ha compaginado siempre el trabajo académico e investigador con el político y militante. Estuvo en el malogrado Partito della Rifondazione Comunista, y en España participa desde sus inicios en Podemos Andalucía, coordinando su secretaría de economía. Sigue la política italiana por el rabillo del ojo. No le gusta la UE realmente existente, pero tampoco comparte los planteamientos pro “Italexit” de una parte de las izquierdas italianas. Con él al teléfono hacemos un primer balance del acuerdo en la cumbre europea, y de sus repercusiones para España e Italia.
¿Quién gana y quién pierde con el acuerdo europeo?
No tenemos que entender esto a nivel económico como un acuerdo “a suma cero” entre perdedores y ganadores. Sale ganando el conjunto de la Unión Europea. El proyecto europeo hoy sale reforzado, ya que dispone de nuevos instrumentos para hacer frente a situaciones de crisis y de recesión.
Siempre hay perdedores
En términos políticos señalaría como perdedores a Rutte a nivel general y a Casado a nivel particular. Al final Rutte, aunque haya conseguido un puñado de millones más y algunas rebajas, ha llamado la atención y ha puesto el foco sobre la “piratería fiscal” de Holanda y esto le puede costar mucho en términos políticos. Tiempo al tiempo.
Enric Juliana hablaba de un “partido holandés” en España el que confluirían fuerzas antagónicas: Casado y una parte del independentismo catalán partidario del “cuanto peor mejor”
Casado quería utilizar la situación para debilitar al gobierno llegando a apoyar las peticiones de los frugales. Nadie puede entender que en este contexto el principal partido de la oposición juegue con el bienestar del conjunto del pueblo español para intentar desgastar al rival. Su defensa de las reformas además nos lleva a las reformas de la crisis del 2012. Hay un consenso bastante amplio sobre la necesidad de cambiar de marco: nadie defiende recortes y control de gasto en esta situación.

¿Se puede hablar de Plan Marshall después de las sucesivas rebajas?
Quiero recordar que al principio la adhesión al MEDE parecía la única solución posible. El acuerdo de esta mañana con respecto a este punto de partida es un avance importantísimo. Diría que estamos ante un embrión de Plan Marshall. Aunque las cifras no son las que hubieran gustado al principio a Italia y España, pero es innegable que con este acuerdo ha caído el tabú de la mutualización de la deuda. Y es esencial para el futuro.
Es mucho menos dinero del que se había hablado al principio, y viene con recortes en la Política Agraria Común o los Fondos para la Transición Energética
Sinceramente creo que las cuantías son todavía insuficiente y no me sorprendería que de aquí a pocos meses haya una actualización de las mismas. Es importante ahora centrarse en los objetivos, no limitarse a apuntalar este modelo de crecimiento, impulsar los procesos de transformación económicos, sociales y productivos necesarios. Si se hacen las cosas bien, será evidente que una política expansiva es mucho mejor para salir de una crisis (y más en una crisis de esta envergadura) que la austeridad y sus postulados falaces.
¿Vendrán ajustes y recortes después de las ayudas?
En el corto plazo todas las principales instituciones económicas internacionales señalan la necesidad de invertir y de aumentar el gasto público. Efectivamente el problema será a partir del 2022 cuando aumentarán las presiones para reducir el déficit y recuperar la senda de la estabilidad presupuestaria. Es una batalla política. Y esta batalla habrá que darla con valentía. En una fase de crecimiento no es incompatible reducir el déficit y aumentar el gasto.

En Europa también hay voces que nos han criticado que pidamos todo el tiempo dinero a UE, pero que sigamos sin combatir el fraude fiscal ajustar cuentas con nuestras grandes fortunas
Tiene que quedar claro es que España necesitará una reforma estructural de su sistema fiscal para poder recaudar más. En España hay un problema de ingresos, no de gasto. Sería un error no tocar nuestro modelo tributario. Hay que definir claramente quién y por qué tienen que pagar más impuestos y parece evidente que cualquier reforma tiene que ser en clave progresiva e igualitaria.
¿Por qué Italia ha liderado el bando de la firmeza entre los países del Sur?
Un plan de rescate hubiera abierto el camino en Italia a la caída del Gobierno actual y a un nuevo avance de Salvini y de los euroescépticos. Conte esto lo ha entendido perfectamente. La confianza de los italianos hacia las instituciones europeas se ha derrumbado en menos de una década. Es el resultado de las políticas de austeridad impuestas en la anterior crisis. Como España, Italia necesita invertir más para transformar su modelo productivo, para cerrar la brecha territorial y social y para poder modernizar su economía. El recetario de la crisis anterior hubiera intensificado la recesión.

¿Ves posible consolidar un bloque del Sur de Europa?
Hay feeling entre Conte y Sánchez, persiguen los mismos objetivos y saben muy bien que juntos los dos países representan el 20% del PIB europeo. La construcción de un bloque del Sur capaz de poner encima de la mesa una alternativa y una propuesta clara ha sido esencial. Sin esto Alemania y Francia quizás no se hubieran movido cómo se han movido. Es la importancia de la política.
¿Alemania y Holanda tienen divisiones reales o se reparten el papel de poli bueno y poli malo?
Holanda y los frugales han tratado esta crisis como una crisis cualquiera, como si fuera una crisis de deuda soberana o una crisis financiera más y no es así. Con ver lo que están planteando Reino Unido, Japón y los mismos EEUU sería suficiente para entenderlo. Merkel y su gobierno sí que han entendido que esta crisis es diferente y que estamos delante a un shock de demanda y de oferta simultáneos. Por esto para Alemania el objetivo principal no ha sido la estabilidad financiera de los países, sino la defensa del espacio común y del mercado único. Al final se ha visto que Rutte estaba más preocupado por las elecciones en su país que por el futuro del proyecto europeo. Tanto es así que se ha arreglado con un puñado de millones más para los frugales y con algunas rebajas. Ahora bien esto no quiere decir que los interese de Alemani y de Holanda sean antagónicos y que Alemania haya cambiado de bando. Se abre pero una grieta ahí y hay que aprovecharlo.

¿Se habla de economía verde, pero luego se recorta el fondo para la Transición Justa?
Es una pena, pero a la hora de sufrir rebajas en las cuantías hay que ver donde recortar. Ahora bien, es esencial que los gobiernos del Sur tengan muy claro que no pueden perder el tren de la transición energética. Sería tremendo descolgarse y quedarse atrás. Habrá que volver al ataque con esto y complementar los recursos del fondo de reconstrucción con recursos propios. No es imposible.
¿Veremos en los próximos años un cambio significativo en la política económica de la UE?
Hemos tenido que ver dos crisis históricas para que la UE cambie por lo menos el sentido de marcha. Es un punto de partida. Será esencial hacer las cosas bien y seguir reforzando el bloque del sur para profundizar este cambio. Ojo, no basta solo con esto, antes o después habrá que plantear la reforma de las reglas del juego. Los tratados actuales se han demostrados inadecuados para enfrentarse a los retos que tenemos delante.