Llanes, el destino turístico que quiere atraer nuevos habitantes a través de la cultura y el teletrabajo

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

Conocido sobre todo por su fabulosas playas a los pies de los Picos de Europa y la sierra del Cuera, Llanes tiene 13.600 habitantes, una población que en los meses de verano, dependiendo de la temporada, puede llegar incluso a multiplicarse. Fuera de la temporada alta el concejo tiene los mismos problemas de pérdida de población, éxodo juvenil y envejecimiento que casi cualquier otro lugar del medio rural asturiano. 2020 comenzaba con 71 habitantes menos para este municipio del extremo oriente asturiano, casi pegado a la frontera con Cantabria, que lleva años siendo uno de los símbolos de las campañas de promoción turística del Principado de Asturias. El coronavirus ha supuesto sin embargo una pequeña revolución demográfica que aún está por ver si se mantiene. “Notamos que bastante gente que se vino en la desescalada a teletrabajar a su segunda residencia ha decidido quedarse a vivir aquí, ya de forma permanente, y eso también se nota una pequeña subida en la matriculación de niños en los colegios” comenta Marisa Elviro Santos, concejala de educación y cultura del Ayuntamiento, e integrante de Vecinos por Llanes, formación municipalista que ostenta la alcaldía desde 2015, gracias a un complejo pacto de gobierno a cuatro bandas que incluye también a IU, Foro Asturias y el PP.

Elviro se muestra esperanzada con los brotes verdes que percibe en el concejo desde la desescalada, cuando mucha gente empezó a plantearse lo de convertir su destino de vacaciones en residencia habitual. “Es una tendencia que se ve tanto en personas mayores, como en gente joven que quiere vivir de otra manera” señala Santos, que cree que hay muchas personas en las ciudades que quieren llevar vidas “menos estresantes, más en contacto con la naturaleza y más humanas, donde conozcas a tus vecinos, y no sean unos extraños”. Ella misma es un ejemplo de ello. Nacida en 1957 en Cáceres, estudió historia del arte en Madrid. Allí conoció a Vicente Sobero, artista natural de Cue, una pequeña aldea a escasos kilómetros de la capital del concejo. Lleva 40 años viviendo en el concejo, y no se arrepiente del cambio de la gran ciudad por el pueblo, aunque le encanté Madrid “para pasar una semana”.

También la cineasta asturiana Celia Cervero decidió dejar la gran ciudad por el pueblo, y lo que es más insólito, si cambiar de oficio. Cervero, natural de Oviedo, trabajó durante años en Madrid tanto como directora de cortos, documentales y publicidad, como docente en la Escuela de Cine. Cansada del ritmo de vida en la capital del reino, decidió regresar a Asturias para “cambiar de tempo”, pero sin pasar por su ciudad natal. Buscaba algo más pequeño y en contacto con la vida rural, y por se asentó en Posada La Vieja, uno de los 102 núcleos rurales que conforman el concejo de Llanes. Lo que inicialmente era un alto en el camino se terminó consolidando al ver que con las nuevas tecnologías podía seguir trabajando en el cine desde la periferia, aunque de otro modo. Desde su pequeña aldea ha impulsado junto a Cristina Martínez, murciana, maestra en uno de los colegios de Llanes, el proyecto Educa&Cine, un tándem en el que Celia aporta la parte cinematográfica y Cristina la pedagógica. 

Educa&Cine imparte cursos de cine para niños y adolescentes en colegios e institutos. Les enseñan a ver cine de calidad, conocer la historia del medio, y claro está, hacer sus propias películas con medios digitales que ahora mismo están al alcance de la mayoría de las familias. Aunque el objetivo de sus talleres es aprender disfrutrando, Cristina y Celia están orgullosas de que una de sus alumnas llaniscas haya decidido ser cineasta profesional y esté ahora estudiando en la Escuela de Cine de Madrid.

Marisa Elviro Santos cree que Llanes tiene grandes atractivos para quedarse a vivir, y no solo por la belleza de sus paisajes, sino también por la calidad de sus servicios. Entre ellos destaca la cultura. “Aunque no sea percibida como un bien de primera necesidad, el confinamiento ha servido para que nos demos cuenta que necesitamos la cultura casi a diario en nuestras vidas, ya sea viendo películas o series, escuchando música, leyendo…”. Desde su concejalía se está apostando por una fuerte renovación y ampliación de la oferta cultural del concejo, con actividades infantiles, magia, teatro, música de todos los estilos, desde clásica y tradicional asturiana, a jazz, rock o indie…

“Queremos que la oferta sea lo más variada posible, de calidad y gratuita, y también que no se quede concentrada en la capital, sino que salga a todos los pueblos del concejo” apunta Santos, que está muy satisfecha de la respuesta que están teniendo las actividades en las que este mes de diciembre destacan nombres propios como los de la cantautora alemana Fee Reega, el cuarteto de jazz Buen Suceso o el dúo de post-folk L-R. La escuela de música y los talleres de teatro también forman parte de esa nueva apuesta cultural que no solo busca satisfacer las demandas de los habitantes de Llanes, y muy especialmente de las familias con hijos pequeños, sino también atraer visitantes al concejo durante todo el año. “Llanes tiene unos meses de verano con mucho turismo, y lo que queremos es ir desestacionalizando, recibir visitantes todo el año” señala Santos, que apunta a la montaña, la naturaleza, la gastronomía, los eventos culturales y los yacimientos arqueológicos como principales atractivos fuera de los meses de verano.

Reabrir el cine del pueblo, un edificio de 1959, cerrado desde hace 20 años, es el nuevo proyecto del equipo de gobierno, que considera que los equipamientos municipales existentes se han quedado pequeños para la ambiciosa programación cultural que quieren hacer. En sus mejores momentos Llanes llegó a tener cuatro cines abiertos. Otros tiempos. Desde inicios del siglo XXI no queda ningún lugar donde ver de forma habitual películas en pantalla grande. La reapertura del cine puede significar un gran cambio no solo para Llanes sino para todos los demás concejos del cine asturiano, donde las salas también se extinguieron hace 20, 30 o más años. “Es un espacio impresionante, con 400 y pico localidades que nos va a permitir programar eventos de más envergadura sin dejar a nadie fuera, desde conciertos a teatro, cine o exposiciones” apunta Santos, que cree que además se trata de un lugar con un significado muy entrañable para varias generaciones de llaniscos, asociado a muchos recuerdos de infancia y juventud. Por eso una de las primeras cosas que quieren hacer para comenzar a dar vida al edificio, que lleva cerrado desde 2002, es un gran mural en su fachada a través de un proceso participativo con el vecindario. “Se ha apuntado mucha gente a participar, de todas las edades, incluso una persona de 90 años, y nos hace mucha ilusión” comenta Santos, que también anuncia que su concejalía está trabajando en el proyecto “DocLlanes”, centrado en rescatar y dar a conocer la memoria oral y de la vida cotidiana de los llaniscos y llaniscas.

Comprar el cine y acondicionar el nuevo equipamiento es una inversión potente, de más de un millón de euros, que supone un esfuerzo económico importante para un concejo que vive del turismo, los servicios y algo todavía del sector primario, fundamentalmente ganadería y un poco de pesca. Adquirir el cine obligará a priorizar esta inversión sobre otras que también se están reclamando en el concejo, como la rehabilitación de los Cubos de la Memoria.

Los Cubos de la Memoria fueron pintados entre 2001 y 2002 por el artista vasco Agustín Ibarrola, pionero en España del land art, en la escollera del puerto llanisco. Automáticamente se convirtieron en un símbolo del concejo. Sin embargo, tras años de erosión por las olas del mar, se han ido deteriorando y hoy se encuentran muy deslucidos, irreconocibles para quien solo los haya visto en las postales del concejo o en los folletos y webs turísticas. Una campaña de firmas ha recogido casi 8.000 apoyos solicitando su rehabilitación, petición que también apoya el PSOE, el partido que hasta 2015 gobernó Llanes de forma ininterrumpida. Para Santos, que no considera una prioridad económica su rehabilitación, los cubos siempre fueron una obra de arte efímero, cuyo destino natural era la erosión. En opinión de la concejala afrontar la rehabilitación exigiría un gran desembolso que “el Ayuntamiento no puede hacer en solitario”. Santos cree que la idea de los cubos fue muy positiva en su momento, pero que también contó con el apoyo de otras instituciones y de empresarios locales que se implicaron económicamente en sacarla adelante. Considera que el Ayuntamiento solo podría afrontar la rehabilitación si volvieran a darse circunstancias parecidas.

Llanes es un concejo que tradicionalmente vivió del campo y la mar. A finales del siglo XX conoció una eclosión como destino turístico que llega hasta nuestros días. Empleo estacional y de poca calidad, que no fija demasiada población en el concejo. Santos apunta que el reto ahora es lograr generar empleos más allá del turismo y fijar población durante todo el año. Toda la España rural está esperanzada con el boom del teletrabajo, aunque de momento la gente como Cristina y Celia, que deciden dejar la ciudad para irse a vivir al pueblo sigue siendo muy poca. El cierre de los cines a finales del siglo XX fue un síntoma de esa decadencia del mundo rural. Mientras las carreteras, las escuelas o los centros de salud mejoraban en los pueblos y villas, sin embargo sus habitantes perdían un elemento básico de sociabilidad y cultura como el cine. Hoy algunos pueblos españoles están recuperando los cines a través de la iniciativa municipal, a veces en colaboración con empresas privadas que han descubierto que con la tecnología digital puede resultar rentable reabrir un cine los fines de semana en una villa de cierto tamaño y que sea cabecera de comarca. Ese es el modelo del Cine Fantasio en Navia, en la otra punta de Asturias. Son un símbolo de la batalla por el resurgir rural. Y es que muchos ayuntamientos se han dado cuenta de que para que los pueblos sean lugares atractivos no solo es necesario empleo y servicios básicos, sino también actividad cultural y todo lo que ella conlleva, sociabilidad, contacto, debate, intercambio… En unos años Llanes volverá tener cine después de dos décadas y quizá la ex alumna de Cristina y Celia, una de las jóvenes que creció en la década de los 2000 sin cine en su pueblo, pueda volver a su localidad natal para presentar en pantalla grande sus futuros trabajos a sus paisanos y paisanas.

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