“Lo primero que tiene que saber un menor cuando consume porno, es que lo que ve ahí es una ficción, que es mentira” dispara a bocajarro Soraya Calvo, doctora en educación, sexóloga y profesora de la Universidad de Oviedo/Uviéu, en la presentación este miércoles de ‘Construcción del imaginario sexual en las personas jóvenes. La pornografía como escuela’.
Algunas cifras sobre el fenómeno pornográfico PornHub portal de distribución grauita de pornografía recibió en 2019 42 billones de visitas, 115 millones al día. El consumo de porno entre los jóvenes se inicia en torno a los 12 años. El 68% de los adolescentes ven porno asiduamente. ¿Hablamos pues de una gerneración porno-nativa? María Rodríguez Suárez, sexólogoa y doctora en género y diversidad, considera que en ausencia de una verdadera educación sexual en los centros de enseñanza, el porno, “una ficción cargada de estereotipos”, se ha convertido en el principal agente educador. Como nadie se atreve a hablar del tema la industria pornográfica termina ocupando ese vacío. “Frente a la falta de educación sexual hemos convertido al porno en una escuela que nos dice cómo tener sexo, con quién, con qué partes de cuerpo o para qué” señala María, autora de “Construcción del imaginario sexual en las personas jóvenes: la pornografía como escuela”.
La guía, editada por el Conseyu de la Mocedá del Principáu d´Asturies, y de la que se han sacado 700 ejemplares para su distribución gratuita, tiene como objetivo facilitar la reflexión sobre cómo influye la pornografía en el imaginario sexual de las personas jóvenes y sobre la necesidad de que la educación sexual sea la alternativa a los mensajes distorsionados sobre la sexualidad que ofrece. Está dirigida a profesorado, familias y otros agentes sociales, y según la vicepresidenta del CMPA, Marta Jiménez, la idea de elaborarla nace de una necesidad que las formadoras sexuales ligadas al Conseyu se han ido detectando en su trabajo por centros de enseñanza de toda Asturies.
Se trata de una publicación pionera en España
Se trata de una publicación pionera en España, que rompe con el tabú de la pornografía y asume que se trata de una realidad cultural plenamente consolidada. Frente a la tentación de la censura plantea una alternativa: educar a jóvenes, adolescentes y adultos a relacionarse con el porno de una forma crítica y consciente. “Te puede excitar porque está hecho precisamente para eso, pero tienes que saber que contiene un montón de estereotopios machistas y que estás consumiendo un material que muchas veces está realizado sin respetar los más mínimos derechos laborales” señala la profesora Soraya Calvo.
Podemos consumir porno machista e incluso disfrutar con él, pero está bien que sepamos que es machista, igual que somos conscientes de que alimentos muy placenteros contienen exceso de azúcares y de grasas saturadas. La guía defiende la educación en un placer autoreflexivo, pero sin culpabilidad. “Te puede producir rechazo la violencia sexual, pero al mismo tiempo fantasear con ella en la imaginación”, apostilla María Rodríguez. Lo uno no está reñido con lo otro. Se trata de saber distinguir realidad y fantasía, explica Rodríguez.
María Rodríguez, Marta Jiménez y Soraya Calvo. Foto: Iván G. Fernández.
¿Es el porno feminista una alternativa real a la producción mainstream? María Rodríguez considera necesario fomentar un “consumo responsable en el porno”, hecho desde una perspectiva feminista, igual que lo defendemos en la alimentación o en otros aspectos de la vida, pero también es consciente de que es muy difícil ganar la batalla a una industria tan poderosa como la del sexo. Por eso insiste en la necesidad de educar para que cuando consumimos porno seamos conscientes de lo que vemos.
¿Y qué pasa si mi hijo o hija ve porno? ¿Qué tengo que hacer? En opinión de Soraya lo último prohibir o imponer. “Se va a generar un clima de desconfianza y mal rollo que hará que tu hijo o hija no quiera volver a plantear dudas o temas sexuales en casa”. ¿La mejor respuesta entonces? Hablar sin prejuicios ni moralismo. “Generar vínculos de confianza” concluye Calvo. Esta guía pretende ayudar a ello.
Como se consigue la guía?