Una treintena de personas se reunieron a primera hora de esta tarde frente al Olivo de la Memoria, en el barrio gijonés de Montevil, para conmemorar el Día de la Tierra Palestina, en un acto ya tradicional en esta fecha convocado por el Grupo de Sensibilización y Educación para el Desarrollo de la Coordinadora Asturiana de ONGD (Codopa) y el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Música, palabras y flores dieron contenido a la concentración llevada a cabo frente al Olivo de la Memoria, en la plaza de Sara Suárez Solís, donde fue desplegada una bandera palestina y una pancarta con la leyenda Defender el derecho a la paz. Cultura contra el apartheid.
Foto: Luis Sevilla.
Abrió el acto Miguel San Miguel, miembro del Comité y saxofonista, que interpretó el preludio de la Sinfonía del Nuevo Mundo, del compositor checo Antonín Dvorák, “en honor del pueblo palestino y de todos los pueblos que sufren”, en palabras del propio intérprete. A continuación, Javier Arjona, miembro de Soldepaz Pachakuti (una de las OGND integrantes de Codopa) y que ofició como presentador, señaló que “un año más nos reunimos ante este olivo que crece fértil, al igual que la solidaridad asturiana con el pueblo palestino”. Exigió “que acabe la limpieza étnica contra la población palestina” y reclamó “el retorno a su tierra de las y los refugiados palestinos”.
Foto: Luis Sevilla
Ángel Alonso, integrante del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, dio lectura a un comunicado en el que preguntaba qué le queda al pueblo palestino “después de las lágrimas, cuando ya ha apurado agravios y lamentos”. Le queda, añadió, “la determinación de no aceptar jamás su final. El ingenio para seguir adelante. La destreza para urdir nuevas complicidades y ampliar alianzas. La claridad para explicar su causa mil veces, si es necesario. Le queda la palabra. Los hombres y mujeres que se reconocen como pueblo palestino nos han dado a los habitantes del planeta un ejemplo continuo de capacidad para resistir al ejercicio de aniquilación y al expolio más prolongado de la historia reciente”.
Foto: Luis Sevilla.
El portavoz de los convocantes recordó que tras “el proceso de limpieza étnica que el estado de Israel desencadenó en 1948, después de varias guerras entre árabes e israelíes, una coalición de organizaciones de base y grupos políticos palestinos pusieron en marcha el Comité para la Defensa de las Tierras Árabes en 1975, con el objetivo de oponerse a las expropiaciones israelíes de tierra”. Con tal fin, siguió explicando, en Galilea fue convocada una huelga general que “se extendió por todo el territorio a partir del 30 de marzo de 1976. Era la primera vez que la población palestina residente en Israel superaba la frustración de las derrotas. El primer resultado provocó aún más sufrimiento: seis asesinatos, decenas de personas heridas, centenares de arrestos… Pero la marcha siguió adelante y ha llegado hasta hoy”.
Foto: Luis Sevilla.
Ángel Alonso manifestó que “en este Día de la Tierra, las personas, colectivos y organizaciones solidarias con el pueblo palestino demandamos a los gobiernos estatal, autonómicos y locales que intensifiquen su interés por cuanto ocurre en Palestina y presten atención a las denuncias de violación de los derechos humanos y de crímenes de guerra y contra la humanidad, que denuncien y pongan fin al comercio de material militar o de seguridad y vigilancia entre el estado de Israel y cualquiera de las administraciones públicas del nuestro, y que prohíban el acceso de productos procedentes de los asentamientos ilegales a nuestro territorio”.
Foto: Luis Sevilla.
Cerró el acto Miguel San Miguel con la ejecución de un tema del violonchelista catalán Pau Casals “dedicado a los republicanos españoles del exilio y que ha acabado convirtiéndose en una pieza universal destinada a todas las personas que sufren la violencia; nada mejor que dedicársela al pueblo palestino”, apuntó el saxofonista. La colocación de un ramo de flores en el Jardín del Olivo gijonés (hay también olivos dedicados al pueblo palestino en los concejos de Uviéu, Avilés, Llangréu, Castrillón y Corvera) y un grito de “¡Palestina vencerá!” que fue secundado por las personas asistentes cerró un acto sencillo pero sentido.