Una nueva licitación de las obras para la ampliación del Hospital de Cabueñes, después de que el concurso quedara desierto por no haber reajustado los precios contenidos en el presupuesto, ponen en evidencia que el Hospital de Cabueñes no era la prioridad que el Gobierno de Barbón había anunciado desde el principio de su mandato. El cabreo de la Alcaldesa, Ana González, es hoy también el cabreo de Adrián Barbón y es probable que la dimisión del Interventor General del Principado tenga algo que ver en ello.

En cualquier caso, acierta la diputada Ángela Vallina cuando afirma que este tipo de “cagadas” sólo sirven para dar munición a la derecha. Lo que llama la atención, más allá de la munición que, en manos de la derecha, solo puede ser de fogueo, es que aún no se sepa qué medidas jurídicas se van a tomar para que este verano las grúas estén levantadas en Cabueñes. Dicho de otra manera, por mucho que se cabree Barbón, por mucho que confíe su credibilidad política a la solución de este “incidente”, lo cierto es que el cabreo solo es el síntoma de que en Asturias hay un problema serio con las inversiones, con su puesta en marcha, con su ejecución.
“En Asturias hay un problema serio con las inversiones, con su puesta en marcha, con su ejecución”
En el arte de las emociones, ya sabemos que Adrián Barbón se maneja con soltura, algo que gusta entre sus votantes y afiliados, pero la sentimentalidad y los alardes de compromiso con los asturianos en general y los gijoneses en particular, poco valen en política si no vienen acompañados de argumentos, razones y hechos. Y esto es lo que viene sucediendo con las inversiones en infraestructuras, ya sea en el campo de las comunicaciones o de los equipamientos de la región.

La mayoría absoluta que pretende alcanzar en año y medio el Presidente del Principado ya no solo depende de un Estatuto, también está condicionada a una ejecución solvente de las inversiones. Hace unos días, Diego Díaz daba una de las claves de la situación cuando se refería al argayo de Salas primero y al argayo de la AS-15 después como un síntoma político de que algo está sucediendo en Asturias y que hacemos extensible hoy al cabreo del propio Adrián ante la incapacidad de su propio gobierno en un asunto que, como el Hospital de Cabueñes, escenifica a un ejecutivo cuanto menos distraído. Incluso entre los afiliados del PSOE empieza a cundir un relativo alarmismo ante estos “despropósitos”. El retraso en la ampliación de Cabueñes, en un caso, y la constante dilación en el proceso de licitación del Plan de Vías, en otro, puede costarle muchos votos a la FSA si en Gijón no comienzan a verse resultados. Después de un chute de Estatuto y cooficialidad, la política real se ha estampado en los morros del Presidente. Bienvenidos todos a la difícil y áspera realidad de la política asturiana.