Juanín, el metalúrgico asturiano del Proceso 1001

Se cumplen 45 años de la muerte de Juan Muñiz Zapico, dirigente de CCOO y del PCE, y aglutinador del antifranquismo regional en la Transición.

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Benjamín Gutiérrez
Benjamín Gutiérrez
Es historiador y director de la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturies.

Juan Muñiz Zapico Juanín es representativo de una época, de la juventud que desde el ámbito laboral se incorporó a la lucha contra la dictadura franquista a principios de los años 60, cuando el régimen todavía parecía indestructible. Por esa militancia sufrió 7 años de cárcel, 5 despidos, 4 multas gubernativas y 2 condenas del Tribunal de Orden Público, y realizó 4 huelgas de hambre.

Nació en La Frecha, Lena, en 1941. Obrero metalúrgico, comenzó a trabajar siendo un adolescente en los talleres de Aguinaco de Mieres, donde fue elegido Enlace Sindical y Jurado de Empresa en 1963. A partir de este momento Juanín inició un compromiso político que no terminará hasta su prematura muerte en 1977, de la que este mes se cumplen 45 años.

Cartel de solidaridad con los militantes de CCOO condenados en el Proceso 1001

Ingresa en Comisiones Obreras y el PCE en 1964. En 1966 participa en la toma de la Casa Sindical de Mieres. En 1967 en la jornada de lucha del 1º de febrero y en la del 27 de octubre, firmando el manifiesto de la misma y siendo acusado junto a sus compañeros de asociación ilícita y propaganda ilegal. En 1970 es nombrado miembro del Comité Regional del PCE. Marcha a vivir a Gijón intercalando su vida laboral con la acción clandestina e intensificando su actividad sindical, lo que le supone despidos y persecución policial y patronal. El 24 de junio de 1972 es detenido en el Convento de los Padres Oblatos de Pozuelo de Alarcón, siendo considerado el asturiano del Proceso 1001. El Tribunal de Orden Público le condena el 20 de diciembre de 1973 a 18 años de cárcel. Con la muerte de Franco es indultado el 30 de noviembre de 1975. Su regreso a Asturias acaba en Mieres y Gijón con cargas policiales para disolver a la multitud que le esperaba en ambas estaciones.

“Su regreso a Asturias acaba en Mieres y Gijón con cargas policiales para disolver a la multitud que le esperaba en ambas estaciones”

Desarrolló una gran actividad en su año de libertad en 1976. Fue elegido para formar parte del Secretariado General de CCOO en la Asamblea de Barcelona, donde realizó la ponencia Reforzamiento Orgánico de Comisiones. En julio de ese año fue elegido y participó del Comité Central del PCE celebrado en Roma. Jugó un importante papel unitario en Asturias en la Junta Democrática y posteriormente en la Coordinación Democrática de Asturias, las dos plataformas que aglutinaron al conjunto del antifranquismo de la región.

Juanín junto a Francisco Javier Suárez, Francisco Prado Alberdi, Gerardo Iglesias y Francisco García Salve, dirigentes de CCOO y del PCE.

El 4 de enero de 1977, cuando iba camino de La Frecha a visitar a sus padres, un accidente de coche acababa con su vida. Tenía 35 años, mujer y dos hijos. Miles de asturianos acudieron a su despedida, una de las más multitudinarias de la historia asturiana.

Emilio Huerta “Triqui”, Gerardo Iglesias, Víctor Díaz Cardiel, Horacio Fernández Iguanzo, Armando López Salinas y Marcelino Camacho en el entierro de Juan Muñiz Zapico.

Ahora, cuando se cumplen 45 años de la muerte de Juanín, Alejandro Villa primer presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico me envía esta foto por WhatsApp de aquel 4 de enero de 1977, como si de un cuadro de la última cena se tratase: los dirigentes regionales y nacionales Emilio Huerta “Triqui”, Gerardo Iglesias, Víctor Díaz Cardiel, Horacio Fernández Iguanzo, Armando López Salinas y Marcelino Camacho encabezando el cortejo fúnebre camino al cementerio de la Frecha, Lena. Son muchos más los que acudieron, miles de trabajadores y trabajadoras que quisieron rendirle un último tributo aquel día.

Entierro de Juan Muñiz Zapico en su pueblo natal.

Siempre Juanín en el recuerdo de quienes lo conocieron y asistieron a su multitudinaria despedida. En mis 18 años de director de la Fundación que lleva su nombre me he encontrado que la memoria de Juan y de ese día es algo muy arraigado en la memoria colectiva de aquella generación. Es difícil dar con alguien que no recuerde como ese día dejó de trabajar para ir al entierro, las colectas para comprar coronas, la imagen de los guardias civiles con su capas vigilando desde las laderas…Y es que salvando las distancias, ya que Juanín murió en un accidente de tráfico, su muerte fue un poco nuestro Atocha. Su entierro fue la mayor demostración de fuerza de la izquierda en aquellos años, con un cortejo de unos 20.00 participantes en lo que entonces eran las obras de la autopista del Huerna.

Juanín en el colegio a la edad de 12 años.

CCOO y el PCE seguían siendo organizaciones ilegales y había terminado el movilizador 1976 en el que Juanín había jugado un destacado papel como líder de la izquierda, dirigente sindical y hombre de las unidad, capaz de subirse a un coche, presentarse en el cementerio de Mieres en el primer homenaje al socialista Manuel Llaneza y conseguir hablar por el megáfono. Estaba llamado a tener un gran papel en la izquierda política y siindical asturiana. Su muerte lo truncó, pero su vida todavía nos sirve de ejemplo y es útil en la actualidad. Para las generaciones que no lo conocimos Juanín es un recuerdo histórico, una referencia que perdura en el tiempo al son de Nuberu y su canción Al home de la unidá,con la letra de Manuel Asur escrita a las pocas horas de su muerte

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