Que una noticia cultural referida a Asturies salga en medios nacionales no es lo más común. Mucho menos si esta noticia se produce en un pequeño concejo minero de poco más de 22.000 habitantes. No obstante, siempre hay excepciones, y la reapertura del Pozu Santa Bárbara de Mieres como nuevo y flamante equipamiento para exposiciones, intervenciones y eventos, ha logrado, por su singularidad, atraer el interés de los principales medios escritos españoles. No todo los días una antigua explotación carbonífera regresa a la vida reconvertida en centro cultural. Con motivo de su reinauguración, El País le dedicaba una página completa que titulaba: “Mieres, el arte contemporáneo se baja a la mina”. El Cultural, el suplemento de El Mundo, despedía el año con una selección de las mejores noticias culturales de 2021. Entre ellas se colaba la segunda vida de este espacio industrial, rebautizado como PZSB. Su inauguración supone un revulsivo para la conservación y puesta en valor del vasto patrimonio industrial asturiano, y más concretamente de las cuencas mineras.



El artista británico Anthony McCall ha sido el primero en exponer en el antiguo pozo minero, construido durante la Primera Guerra Mundial y activo hasta 1995. Más de 2.200 personas han pasado entre octubre y diciembre por el Pozu, tanto para asistir a las visitas guiadas a la antigua explotación hullera, como para conocer la exposición “Anthony McCall. Solid lights and performance works”, que tiene una segunda sede en el Mieres Centru Cultural. La cifra de visitantes da cuenta de la expectación que sigue generando en Asturies todo lo relacionado con el patrimonio minero e industrial, así como su creciente valoración social como elemento cultural para preservar y dar nuevos usos. Lo excepcional en el caso del PZSB es que estas cifras de visitantes no vengan impulsadas por una iniciativa del Principado o de alguno de los grandes ayuntamientos asturianos, sino por el de la quinta población de la comunidad autónoma.


El proyecto no surge de la nada, sino que hunde sus raíces en las movilizaciones de finales de los años 90 y principios de los 2.000 por el futuro de las comarcas mineras. La recuperación de Santa Bárbara era una vieja reivindicación de los habitantes del valle de Turón. Casi desde su cierre la Plataforma Juvenil de Turón se organizó para conservar la arquitectura industrial que había dado forma durante un siglo a este valle, con un altísima densidad de explotaciones mineras, y que corría el peligro de desaparecer y convertirse en chatarra y ruinas industriales. El proceso hasta lograr la apertura del PZSB ha sido sin embargo tortuoso. Más de dos décadas han sido necesarias para que Santa Bárbara renaciera de sus cenizas el pasado otoño. En 2009 el movimiento conservacionista se apuntaba un primer tanto logrando la declaración del Pozu como Bien de Interés Cultural, siendo así la primera explotación hullera asturiana en lograr este nivel de protección. Más complejo fue lograr en 2020 el traspaso de HUNOSA al Ayuntamiento de Mieres. Tras cinco años de trámites finalmente llegaría su rehabilitación y reapertura en octubre de 2020. Entre medias, la dejadez de la empresa pública con respecto a su patrimonio permitió el saqueo de buena parte de la maquinaria original, lamentan en el Ayuntamiento, que ha sostenido una larga pelea para evitar la ruina completa de un edificio que simboliza el paso de una minería de montaña más artesanal, a otra más industrial y tecnificada durante el boom carbonífero de la Primera Guerra Mundial. Desde la concejalía de cultura señalan que lo que a día de hoy se puede visitar es una pequeña parte de un conjunto que todavía está por rehabilitar. En el horizonte recuperar la subplanta de la mina, así como otros elementos de la que llegó a ser una de las minas más importantes de Asturies, con varios centenares de trabajadores.

Tras el 31 de enero, fecha en que termina la muestra “Anthony McCall. Solid lights and performance works”, llegará un descanso en PZSB, y es que el Pozu no pretende ser ni un museo ni una sala de exposiciones, sino un centro de experiencias que abrirá en torno a intervenciones y actividades concretas. Al menos se pretende que dos de ellas al año sean con grandes nombres de impacto internacional. Para conocer esta primera muestra los horarios son miércoles, jueves y viernes de 16:00 a 19:30 h y sábados, domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h y de 16:00 a 19:30 h. La entrada es gratuita.