“León solo”. Sigue viéndose este grafiti por las tapias del viejo reino al que la Transición subsumió en la comunidad autónoma de Castilla y León; un coloso de nueve provincias que extiende sus noventa y cuatro mil kilómetros cuadrados (Portugal tiene noventa y dos) de Fabero a Almazán y de Treviño a Ciudad Rodrigo, y ostenta el récord español, pertinazmente detectado por la demoscopia, de desidentificación de sus habitantes. Los porcentajes de rechazo a la autonomía, ya superiores al cincuenta por ciento en las antiguas provincias de Castilla la Vieja, superan el setenta en León, Zamora y Salamanca. La autonomía leonesa ha sido siempre una causa popular y transversal, al menos en la provincia de León, pero el debate se ha reactivado en los últimos años debido en parte al viraje leonesista del PSOE, que ha posibilitado una oleada de mociones a favor de la autonomía de las que la primera, en 2019, fue la de la capital, y entre las cuales ha acabado habiendo alguna zamorana y salmantina. Prueba de la popularidad de la causa es que alguna de ellas ha contado con los sufragios favorables de concejales de VOX, rebeldes contra el mandato de su propio partido. En la actualidad, los municipios a favor de la autonomía abarcan ya más del cincuenta por ciento de los habitantes de la provincia de León.
“El debate se ha reactivado en los últimos años debido en parte al viraje leonesista del PSOE”
Así las cosas, de las próximas elecciones a la Junta de Castilla y León se esperaba ya antes del adelanto electoral decidido por el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco (PP), que rindieran pingües beneficios al leonesismo político, y las encuestas que se han ido realizando para los comicios del próximo 13 de febrero vienen confirmando esa impresión. Unión del Pueblo Leonés (UPL), el principal partido leonesista, encara esta convocatoria con el optimismo insuflado por sondeos que le vaticinan un resultado récord: hasta tres procuradores en las Cortes de Fuensaldaña (actualmente tiene uno), siendo además que hay con respecto a UPL una tendencia histórica a mejores resultados que los pronosticados. La encara, también, con el camino muy despejado, sin rivales de talla que compitan por el mismo espacio, tras la decisión de León Ruge —expresión local de la plataforma España Vaciada— y de Conceyu País Lleonés, organización leonesista de izquierda, de no presentarse a las elecciones, cuya sorpresa y premura les impidió consolidar una candidatura sólida. El Partido Regionalista del País Leonés (PREPAL), un partido que llegó a tener cierta entidad, existe todavía, pero es un actor ya completamente irrelevante en el mapa político leonés: obtuvo 541 votos en todo León, 407 en Zamora y 436 en Salamanca en las últimas autonómicas.

En UPL esperan asimismo pescar en el río revuelto de las malas perspectivas de Unidas Podemos, gráficamente expresadas en la decisión de Pablo Fernández Santos, candidato por su León natal en las anteriores autonómicas, de presentarse por Valladolid para garantizarse la conservación de un escaño que, en León, se da por perdido, hasta el punto de que ha costado encontrar cabeza de lista leonesa para la coalición morada: nadie quería hacerse cargo del marrón de una campaña sin esperanzas.
¿Giro socialdemócrata en UPL?
UPL, fundado en 1986, es un partido de raíces conservadoras y ambición transversal, que en ocasiones ha facilitado gobiernos locales del PP, pero un relevo generacional al frente de la formación ha desencadenado un giro socialdemócrata —sustanciado, por ejemplo, en la creación de una secretaría de Mujer, Derechos e Igualdad— que puede atraer a exvotantes podemistas de orientación leonesista que deseen votar útil, pero se resistan a hacerlo por el PSOE.

La posibilidad de que los procuradores de UPL completen, si con ellos fuera suficiente, una mayoría del PP existe, pero se da por poco probable. Carlos Javier Salgado, presidente salmantino de UPL, no cierra la puerta a ello, e insiste en mostrarse igual de lejos del PP que del PSOE: “Debería”, manifiesta, “haber algo a cambio. Si hay pasos claros y evidentes hacia la autonomía de la región leonesa, sumados a inversiones en Salamanca, Zamora y León, podemos llegar a un acuerdo tanto con el PP como con el PSOE. Pero la condición sine qua non es la autonomía de la región leonesa. Todo lo que no vaya por ahí, contará con nuestro voto en contra”. En cualquier caso, a juicio de la periodista Ana Gaitero, del Diario de León, UPL “sentenciaría su futuro, pensando en unas municipales muy cercanas, si decide apoyar a Mañueco”. No es improbable, eso sí, la abstención, opción ya decidida por UPL para la moción de censura lanzada por Luis Tudanca, del PSOE, en marzo de 2021, con el pretexto de que no daban los números para que saliera adelante. Pero desde UPL también manifiestan su disposición a “airear las ventanas” de Castilla y León, ininterrumpidamente gobernada por el PP desde 1987: utiliza esta expresión el berciano Alejandro Díez, número 7 de la candidatura leonesa, quien, aunque insiste en que “a León le ha ido mal con el PP y con el PSOE” y en no negarse “a escuchar cualquier propuesta que nos hagan”, recuerda los pactos de su partido con el PSOE que posibilitan la presidencia socialista de la Diputación Provincial o las alcaldías de León y San Andrés del Rabanedo.
“El momento España vaciada beneficia a UPL”
El momento España vaciada también beneficia, en principio, a UPL, donde han estado prestos a adoptar una retórica afín,presentándose como un españavaciadismo avant la lettre. Díez asevera que «compartimos básicamente todo» con la plataforma España Vaciada, cuyas demandas, dice, son las de UPL «desde hace más de veinte años», y saca pecho por las 93 enmiendas presentadas en el Senado para los presupuestos generales de este año, en la línea de la revitalización de las comarcas mineras, el reforzamiento de la sanidad rural o la concreción de infraestructuras como la proyectada autovía Ponferrada-Ourense.
Leonesismo de izquierda
Si bien no será esta la ocasión en que se concrete en una candidatura electoral, en los últimos años ha ido creciendo también un activo leonesismo de izquierda, agrupada en numerosos colectivos entre los cuales varios nutren Conceyu País Lleonés, una plataforma de fundación reciente que califica la pertenencia a Castilla y León de “etnocidio” de una “identidad milenaria” y de la lengua vernácula de los leoneses y denuncia una cuádruple ruina, económica, social, poblacional e identitaria, de las provincias del viejo reino. Responsable de creativos carteles en defensa del Lexit fijados en los paneles de anuncios contiguos a las carreteras de entrada y salida de Ponferrada, León, Zamora o Salamanca, sopesó presentarse a las elecciones, pero declinó hacerlo finalmente. Y es, en principio, la izquierda leonesista, aunque una mirada más atenta revela que las cosas son un poco más complejas. Al decir de un buen conocedor de la política local, “Conceyu fue formada por gente que se presentó al congreso de UPL y no salió elegida. Dicen ser más de izquierda que la UPL, pero ahí hay de todo. Hay gente de UPL como Alejandro Díez es más de izquierdas que gente de Conceyu y gente de Conceyu que es más de izquierdas que la gente de UPL”.

Consultados por sus sensaciones con respecto a las elecciones de febrero y si la mayor parte de este voto irá a parar a UPL, los leonesistas más inequívocamente de izquierda manifiestan, como apunta Ignacio Redondo, de la asociación Agora, que estará “muy dividido” y, aunque reconocen que efectivamente UPL se llevará una buena parte, tratan de marcar distancias con este partido, descreyendo de la profundidad de su giro socialdemócrata. Un descreimiento que viene a suscribir Ana Gaitero: aquellas cosas que acreditarían el mismo son, apunta la periodista, “temas de consenso social”. Entre las filas del leonesismo de izquierda, que abarca un espectro de posiciones que alcanzan el soberanismo, no se olvida que UPL votó a favor de una moción contra el Procés catalán en las Cortes de Castilla y León en 2015 y lo hizo junto a PSOE, Ciudadanos y PP, el “brazo político y armado de la burguesía castellana” en palabras de otro militante de Agora.
Para Jorge Aller, miembro también de Agora, “la autonomía no es nada si no va aparejada a una transformación social; podríamos hablar incluso de lucha revolucionaria”. Es preciso considera, “construir una conciencia que vaya más allá de la cuestión meramente territorial y de los discursos identitarios victimistas”, que no se quede, como denuncia que se ha quedado UPL muchas veces, en “el todo se lo lleva Valladolid y pedir dinero”, ni fíe todos ni la parte principal de sus esfuerzos a competir en elecciones. Ignacio Redondo carga por su parte contra las posiciones “legitimistas y esencialistas” que considera que ha solido encarnar UPL: es preciso, asevera, “cuestionar ciertas asunciones que están dentro de la ideología de Estado y que tan perjudiciales son para nosotros como pueblo. Lo que debe configurar el País Leonés”, considera, no debe ser “un decreto de Javier de Burgos en mil ochocientos y pico, sino la voluntad actual de su gente, que es precisamente lo que ningunean el régimen del 78, la Constitución vigente y todo el aparato autonómico”.
En el casco histórico de León capital hay una escultura de un león que emerge, rugiendo, de una alcantarilla. Fue colocada recientemente al lado del Ayuntamiento y no cuesta ver en ella una representación gráfica del resurgir del leonesismo. Las elecciones de febrero nos permitirán calibrar si es la representación gráfica de un resurgir cierto o la expresión escultórica de un wishful thinking.