Naturgy ya tiene los permisos para desmantelar su central térmica de Soto de la Barca, Tineo, sin actividad desde 2020. Concluirán así por completo 55 años de industria termoeléctrica en este apartado rincón del Suroccidente de Asturies, a orillas del río Narcea, que con dos parques de carbones para almacenar 120.000 toneladas de mineral, llegó en la década de 2.000 a su récord de producción: 3.855 GWh. El canto del cisne. Después llegarían la crisis de 2008, y un poco más tarde la descarbonización.
La historia de este espacio fabril se remonta a los años del desarrollismo franquista. España se urbanizaba e industrializaba, y el crecimiento acelerado del país demandaba mayor producción de energía. El boom minero del Suroccidente asturiano llevaría a que a principios de los 60 el empresario Higinio González pusiera en marcha una central térmica en Soto de la Barca para aprovechar así el carbón de las explotaciones del Narcea y el norte de León.



La puesta en marcha de la nueva industria demandaba grandes cantidades de mano de obra. Junto a la central se levantó entonces un pueblo de nueva construcción para dar alojamiento a los trabajadores de la central y sus familias. Había dos tipologías de viviendas: chalets y pisos. Unos correspondían a ingenieros y cuadros técnicos, otros a los obreros. En su momento de esplendor la fábrica alcanzó los 250 empleados y el pueblo llegó a tener 500 habitantes, club social, parroquia, escuela, economato, piscina y cine. Hoy la fábrica y el poblado de los años 60, con sus viviendas y equipamientos, se han convertido en un lugar fantasma, que como tantos otros lugares postindustriales de Asturies, permanece congelado en el tiempo a la espera de proyectos de futuro que los revitalicen. Planes que a día de hoy generan más escepticismo y desconfianza que ilusión entre los antiguos trabajadores de la central, algunos de los cuales seguirán algún tiempo empleados por Naturgy en el desmantelamiento de la térmica.





La población de Soto ha quedado reducida en la actualidad a 30 habitantes, el núcleo tradicional de esta parroquia rural. Las movilizaciones contra el cierre de la térmica, y por una reconversión verde de la central no propsperaron. Naturgy no tiene intención de invertir en la zona, más allá de los parques eólicos, que apenas generan empleo en la zona. Restaurará no obstante el lugar que ocupaba la térmica. Los planes de la multinacional energética pasan por la demolición y achatarramiento de la fábrica, parte de cuyos materiales serán reciclados. Asimismo se plantea demoler la presa de la central y renaturalizar el cauce del río.
¿Qué vendrá después? Los terrenos están catalogados por la Confederación Hidrográfica como zona de peligrosidad media de inundación, lo que dificultará la búsqueda de alternativas para su reindustrialización.

En pleno debate sobre el futuro del Suroccidente asturiano, Soto de la Barca ha estado presente estos días en la actualidad regional. El coordinador y diputado de IU Ovidio Zapico ironizaba esta semana a propósito de los terrenos inundables señalando que después de 55 años de actividad fabril esta “peligrosidad media” parecen “excusas de mal pagador” para justificar la ausencia de alternativas industriales por parte de multinacional, Principado y Ministerio de Transición Ecológica. Una crítica que también hacía el diputado de Foro, Adrián Pumares, señalando la dejadez del Gobierno asturiano para buscar nuevas actividades económicas en la zona. El consejero de Industria Enrique Fernández alega que aunque no sea específicamente en esos terrenos, están recogidas nuevas posibilidades de desarrollo económico en el Convenio de Transición Justa firmado en 2019 para las comarcas suroccidentales. Estamos no obstante hablando de planes de reactivación muy por debajo de lo que fueron los fondos mineros arrancados con grandes movilizaciones por las comunidades mineras de la Asturies central. Desde CCOO, la secretaria del Suroccidente, Beatriz Egido, considera un error el desamantelamiento de instalaciones “a las que se podría buscar nueva vida relacionada con las nuevas tecnologías de almacenamiento de energía procedente de los parques eólicos de la zona”. También el alcalde socialista de Tineo, José Ramón Feito, ha afeado la falta de alternativas industriales por parte de Naturgy, que ha declarado que su única intención es restaurar el espacio que ocupaba la térmica. En Somos Tineo Roberto Menéndez lamenta que las promesas de reindustrialización no se estén cumpliendo y que se hayan destruido 180 empleos sin que pasara nada.
De momento la térmica seguirá generando algunos empleos en su desmantelamiento, que se prolongará hasta 2025, y en la rehabilitación medioambiental del espacio afectado. El futuro del valle y del poblado, que algunos irónicamente llaman el pequeño Chernobyl asturiano, sigue a la espera, mientras la maleza sigue trepando por las paredes de chalets y bloques.