En Oviedo/Uviéu hay un problema que se repite una y otra vez. Existen barreras arquitectónicas de diversa índole que separan barrios colindantes, lo que obliga a vecinos y vecinas a dar largos rodeos para pasar de un punto a otro. Así sucede con los barrios de Ciudad Naranco y Pumarín, entre los que media una barrera insalvable a pie: las vías del tren, una «trinchera ferroviaria», en palabras de Carlos Suárez, presidente de Foro Oviedo y candidato a la Alcaldía.
Para salvar este obstáculo, Suárez, propuso a los vecinos de la falda del Naranco la unión de ambos barrios a través de un paso subterráneo, como ya ocurre en San Lázaro. De esta forma, Ciudad Naranco dejaría de estar «incomunicada». El pasaje estaría a la altura de la estación de autobuses, en el extremo más alejado de Nicolás Soria, una obra cuya dilación fue criticada por la formación liberal.

El candidato aprovechó la reunión con la asociación Activa Naranco para señalar un error que, a su juicio, el gobierno de Alfredo Canteli estaría cometiendo. Según Suárez, con la construcción de las pistas de atletismo se podría estar cayendo en la misma problemática que aconteció con la explanada de La Florida. Se refieren a la obligación que impuso la CUOTA de modificar el uso de la parcela, ya que tal y como figuraba en el Plan general, solo podía albergar servicios destinados al barrio y no a todo el concejo.
El dictamen de la Comisión de Urbanismo del Principado forzó un cambio de discurso por parte de la Corporación municipal, que pasó de hablar de un recinto ferial para grandes eventos a hacerlo de unas instalaciones para el barrio. Desde Foro Oviedo temen que la ambiciosa pista de atletismo que se proyecta en Prados de la Fuente pueda correr la misma suerte.