¡¿Qué está pasando?!

La jibarización de una izquierda en crisis y una lectura nacional de los comicios ha dado la mayoría absoluta a Alfredo Canteli.

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Xuan García Vijande
Xuan García Vijande
Comunicador, barman, músico. Redactor musical en Cuarto y mitad.

Esta es la pregunta que aparece formulada en Twitter por defecto. Ahí está, esperando a que entres en barrena y te pongas a escribir y escribir. Es la pregunta con la que muchas personas se encontraron tras la noche electoral y cuyas respuestas se antojaban oscuras para algunos. La sensación general era de frustración. No hay nada más humano que la escena de alguien dando golpes a la tele a ver si sintoniza, acribillando con compulsión el teléfono con el dedo, a ver si se desbloquea, etc. Esa reminiscencia ludista que nos embarga en nuestra relación con la tecnología se podía ver en las miradas devastadas y confundidas que se cruzaban ayer en las sedes de los partidos «perdedores».

Para Foro, quienes se jugaban entrar en el Ayuntamiento, se ha votado en clave nacional, algo que ha confirmado el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al convocar elecciones generales para el 23 de julio. Esta era la primera experiencia política de muchas de las personas que acompañaban a Carlos Suárez en el Hotel Barceló Cervantes, donde los liberales-asturianistas tenían instalada su sede de campaña. Si pudiéramos elegir un meme para describir lo que ocurrió en ese salón entre las 20:00 y las 22:00, podría ser este:

Todo apunta a que, efectivamente, no formar parte del discurso nacional jugó en su contra. Tampoco benefició la marca Foro, que es percibida todavía por el electorado progresista como aquel partido que fundó Francisco Álvarez-Cascos. La izquierda tenía que tragar un sapo demasiado grande para votar en esa dirección. Suárez y los suyos ganaron en Twitter, donde dieron una batalla muy intensa, pero perdieron el analógico.

Los ánimos en el Manglar cayeron desde primera hora. Belén Suárez y su equipo tenían la vista prendada de la televisión, en la que veían en tiempo real cómo la ultraderecha ampliaba su presencia institucional en toda España. En la formación morada también creen que la “oleada” conservadora les ha perjudicado, aunque igualmente apuntan a las razones de sus resultados, que les han dejado sin representación, a la crisis de Podemos Asturies y al perfil de Gaspar Llamazares, mucho más mediático que el de Suárez.

Miembros de la candidatura de Podemos Uviéu en el Manglar. | Foto: Iván G. Fernández

La campaña de Podemos Uviéu estuvo absolutamente marcada por las divisiones internas de su partido, con situaciones tan señaladas como el haber sido incapaces de coordinarse para hacer una pegada de carteles conjunta de las candidatas autonómica y municipal. Todo apunta a que esta guerra ha sido en gran parte responsable de una huida de votos hacia Convocatoria por Oviedo, la candidatura en la que participa Izquierda Unida.

En el AC Forum, sede de campaña de la coalición liderada por IU, parecía vivirse en otro mundo. Era esa una realidad paralela en la que Vox no había crecido, en la que el PP no había obtenido una mayoría absoluta en Oviedo. Llamazares había cumplido con su cometido: IU recuperaba la representación en el Pleno del Ayuntamiento y nada más importaba. La capacidad de Llamazares para apretar las teclas adecuadas y recoger al mismo tiempo la vocación nacional de estos comicios con el desencanto con Podemos, le ha llevado a tener unos resultados excepcionales que, sin embargo, no sirven para ser «decisivos» o para hacer un «cordón sanitario» que evitara la entrada de Vox en el gobierno.

Miembros de la candidatura Convocatoria por Oviedo celebran sus resultados. | Foto: Alisa Guerrero

Y como si esto fuera un spa en el que vamos de caliente a frío y de frío a caliente, jugando con el contraste, volvemos a las caras largas, puede que las más largas. En la Casa del Pueblo de la calle Jovellanos, la candidatura municipal del PSOE seguía los resultados como los ficticios senadores Amidala y Organa atendían la sesión en la que Palpatine se arrogaba poderes extraordinarios. Incomprensión y tristeza era lo que se respiraba en la sede del Partido Socialista.

Carlos Fernández Llaneza, su candidato, había irrumpido en unas primarias en las que levantó cierto aire de ilusión. Su proyecto no encajaba del todo con los planes que el Gobierno de Asturias tenía para la Ronda Norte o La Vega, pero eso mismo que le hacía interesante a ojos de una parte del electorado, lo hizo radiactivo a ojos de la Federación Socialista Asturiana. A esto, se sumaron los problemas internos de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo (AMSO). La fractura que quedó tras unas primarias muy reñidas dejó a la candidatura haciendo campaña con una mano a la espalda.

Carlos Fernández Llaneza y Jorge García Monsalve siguen los resultados en la Casa del Pueblo. | Foto: Alisa Guerrero

Las encuestas les daban ocho concejales, con los que habrían mantenido los resultados de 2019. Aquellos resultados estaban hinchados por el miedo a la entrada de la extrema derecha en las instituciones, y tras cuatro años se desinflaron hasta perder un asiento del Salón de Plenos del Ayuntamiento, el de Lucía Falcón. El también edil Fidel González tampoco renovará el acta de concejal y del actual Grupo Municipal solo se mantendrían Natalia Sánchez y Marisa Ponga. Con la salida de Ana Taboada, Nacho del Páramo y Rubén Rosón, Ponga es la última representante del pasado Tripartito entre PSOE, Somos e IU.

A continuación quedan cuatro años en los que Alfredo Canteli y Nacho Cuesta tendrán mayoría absoluta. Su proyecto ha quedado totalmente revalidado por las urnas y la oposición no lo va a tener fácil para rearmarse. El ambiente nacional y la jibarización de una izquierda en crisis ha dejado unas perspectivas complicadas, pero si la izquierda quiere tener alguna posibilidad, deberá resolver parcialmente sus diferencias y empezar a trabajar en consolidar liderazgos. 2027 es el objetivo.

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